Gente detrás del dinero: Todos los caminos llevan a Salinas
Detrás de todas las luchas que desean el poder, parece encontrarse una de las mentes más controversiales de los últimos años.
Estoy imaginando el momento en que se les atragantó el café matutino a los más radicales seguidores de Andrés Manuel López Obrador -aquellos convencidos de que el pandemia es la antesala a la nueva revolución socialista- cuando escucharon en la mañanera a Carlos Slim Domit dando a conocer detalles de cómo la fundación constituida por su padre, Fundación Carlos Slim, aportará el capital de riesgo -que ni el gobierno de México ni el de Argentina querían adelantar- para producir 230 millones de vacunas contra la Covid-19 desarrolladas por Astra-Zeneca y cuyo valor de mercado ronda los 120,000 millones de dólares.
En la narrativa de esa izquierda, el fundador de Grupo Carso es producto de las peores prácticas del neoliberalismo chambón de la época de Carlos Salinas de Gortari, como señaló en Twitter, la Secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval. El propio AMLO, lo acusó de monopolista y miembro de la “mafia del poder” que formó el innombrable ex presidente cuando “malbarató los bienes de la nación” como fue Telmex.
Pero los más fieles seguidores del presidente pueden estar en paz, pues el mismísimo líder, jefe, y camarada domó al monstruo del Salinismo que ahora financiara las vacunas… ¡y los gobiernos solo tendrán que pagar el costo de producción a dicha fundación! Con ello se pagará a los laboratorios que días previos fueron satanizados desde el púlpito presidencial por comportarse cual corruptos monopolios. El lector tendrá que recordar el anuncio -hecho a bombo y platillo- de que el gobierno mexicano contrataría por módicos 150 millones de dólares los servicios de la Oficina de Administración de la ONU (UNOPS) para comprar medicinas y vacunas en otros lugares del mundo, pues las tramposas empresas mexicana (incluyendo a Astra Zeneca y a su aliado local, Liomont) cobraban en exceso y solían entregar porquerías. Vaya, el operador del acuerdo entre los gobiernos de México y Argentina fue Marcelo Ebrard, el pupilo más avanzado que tuvo Manuel Camacho Solís, miembro del círculo íntimo de Salinas de Gortari pero del cual se separó cuando el entonces presidente optó por Luis Donaldo Colosio como su sucesor.
El coordinador del gabinete económico, Alfonso Romo, que si bien vive una difícil racha en lidiar con las fracciones más radicales del gobierno obradorista, tuvo un momento estrella con empresarios neoleones durante el gobierno de su paisano Gortari e incluso mantuvo una muy sería animadversión hacia AMLO entre 2006 y 2012.
Dicen que es de sabios cambiar, pero también que “ni queme al santo ni tanto que no lo alumbre”, como es el caso de Manuel Bartlett, enorme y poderoso relampagarto trifásico de la Cuarta Transformación, empeñado en echar por tierra todo el legado de la Reforma Energética en materia eléctrica (incluida la apertura hacia energías renovables) y armado con un nacionalismo tan amplio como sus casas y propiedades. El ahora director de la Comisión Federal de Electricidad fue el Secretario de Gobernación, que en 1988 dio el triunfo electoral a Salinas de Gortari sobre Cuauhtémoc Cárdenas, tras anunciar que “se cayó el sistema” al proceso de conteo de votos… acción que le vino como anillo al dedo pues fue secretario de educación y luego un férreo gobernador de Puebla cuando el Salinismo dominaba en estas tierras.
Incluso políticos despabilados y con gran habilidad de adaptación, como el líder senatorial Ricardo Monreal, tuvieron su despegue durante el inicio del neoliberalismo: fue su carrera como diputado federal entre 1988 y 1991, para luego fundirse en la bases del priismo hasta resurgir como opositor en el PRD en la contienda -que ganó de calle- para gobernar Zacatecas.
¿Lo anterior confirma que Salinas es una especie de anticristo que tiene infiltrada al gobierno de la esperanza? No, muchos de estos personajes tomaron su propia ruta política hace tiempo, aunque buena parte de ellos aún reconoce los elementos positivos del Salinismo. ¿Quiere decir que Salinas no es relevante ya en el escenario nacional y que ya solo se dedica a jugar con sus nietos? No, es ingenuo pensar que se encuentra inactivo el político mexicano de mayor densidad y más elaboradas estrategias de largo plazo de los últimos 30 años. De una u otra forma, todos los caminos de la actual lucha por el poder, llegan a su escritorio.
