En boca abierta: Más desarrollo, menos delincuencia
Ante la preocupante realidad que pinta la violencia en nuestro país, celebremos que existan iniciativas que apunten a la mejor y más responsable explotación de nuestros recursos.
Más allá de “quebrarnos la cabeza” en la búsqueda de soluciones a los alarmantes niveles de violencia y criminalidad que vive el país, el sentido común advierte que aquellas sociedades que han logrado un alto grado de desarrollo (civilización dirían los sociólogos, entendida como el conjunto de costumbres, ideas, creencias, cultura y conocimientos científicos y técnicos que caracterizan a un grupo humano en un momento de su evolución), viven con bienestar, que es a lo que aspiramos todos.
En boca abierta: Las armas del pueblo “bueno”
Se dieron a conocer recientemente los resultados de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2018, que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en la que destaca el hecho de que en 1 de cada 3 hogares mexicanos alguno de sus integrantes ha sido víctima de algún delito. El costo total de la inseguridad en México el año pasado fue de poco más de 286 mil millones de pesos. Esta cifra representa 1.54 por ciento del Producto Interno Bruto, lo cual equivale a un promedio de 6 mil 468 pesos por persona afectada.
Las conclusiones son devastadoras: “Las medidas preventivas representaron un gasto estimado para los hogares de 102 mil millones de pesos, mientras que las pérdidas por victimización representaron los 184.3 mil millones de pesos restantes”, agrega el INEGI. “A partir de lo anterior, las víctimas de robo total de vehículo —por ejemplo— tuvieron una pérdida promedio de 25 mil 816 pesos”.
De hecho, este año se perfila como el de mayor cantidad de delitos denunciados ante fiscalías y procuradurías de los estados. Tan sólo de enero a agosto pasado se contabilizan ya un millón 353 mil 990 carpetas de investigación por homicidio, secuestro, extorsión, robo, narcomenudeo, trata de personas, lesiones dolosas, feminicidios, violencia familiar y abuso sexual, entre otros.
Contrario a estas cifras, destaca la otra “cara de la moneda”: lo que se puede lograr con un mayor desarrollo en el país, sobre todo en aquellas regiones del sur que durante décadas han vivido con raquíticos indicadores de bienestar. De ahí la importancia de los proyectos que ya están en marcha y en el que destaca el “Pacto Oaxaca”.
De todas las obras previstas en dicho pacto, la más viable y que lleva avances en los hechos es el llamado “Corredor Transístmico” que unirá al Golfo de México con el Pacífico mexicano, con las enormes ventajas que traerá para la economía y el desarrollo industrial y comercial de toda la región, comenzando en Veracruz y concluyendo en Oaxaca. Buscará conectar los océanos Pacífico y Atlántico, por medio de puertos y vías de tren, para agilizar el comercio con Asia, Estados Unidos, Canadá y Europa.
El gobierno federal, con el apoyo de los gobiernos de Oaxaca y Veracruz, trabajan en un ambicioso plan de infraestructura comercial que impulse las economías de la zona sur y sureste del país, similar al del Canal de Panamá, pero con una mayor cercanía y menor costo de operación. Las obras, asumidas en un principio por el gobierno estatal a cargo de Alejandro Murat, tardarían al menos un par de años para su primera etapa.
La buena nueva es que junto con la visita a México del primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, a principios de noviembre, vienen también los directivos de la empresa Surbana Jurong, la entidad gubernamental de aquel país que es reconocida como la más grande desarrolladora de parques industriales.
El plan consiste en crear siete Zonas Francas con parques industriales para productos de altísimo valor agregado que den sentido de negocio a la rehabilitación de la vía férrea que cruza de Coatzacoalcos a Salina Cruz, y que contarán con el abasto de gas natural en el ducto de 32 pulgadas que estaría por concluir Pemex, así como un esquema de reducciones fiscales por parte Hacienda. El propósito es movilizar 1.2 millones anuales de contenedores, aunque el desplazamiento de carga vía férrea no puede competir ante el poderoso Canal de Panamá de productos elaborados, ensamblados y manufacturados para dar sentido al arribo de navieras hacia las dos costas. El presupuesto para este año del Corredor Interoceánico es de 6 mil 800 millones de pesos, una cantidad modesta para los objetivos, pero a final de cuentas es un proyecto a largo plazo para el nuevo régimen que cuenta con el respaldo del gobierno de Oaxaca de Alejandro Murat, con un modelo de asociaciones público-privadas (a través de rondas de subasta) y de renta de espacios que permitan la eventual emisión de valores bursátiles sobre los parques industriales. Si hay desarrollo habrá menos espacio para la ingobernabilidad.
