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Los infernales sueños sexuales de La China Poblana

Por: Iván Montejo 26 Jun 2020
Más allá de la prenda típica, la historia de la China Poblana se vio envuelta en una gran controversia que incluyó sueños infernales y batallas con demonios
Los infernales sueños sexuales de La China Poblana

El término China Poblana simplemente nos evoca un traje típico mexicano, pero el particular nombre en realidad oculta una historia llena de demonios, adoraciones y, extrañamente, sueños sexuales.

Una china de tierras lejanas

David A. Brading en su artículo ‘Psicomaquia indiana centra la historia en la vida de Catarina de San Juan, una religiosa poblana que, tras su muerte en 1688, su cuerpo tuvo que ser custodiado para que el  lloroso gentío no mutilara su cuerpo en búsqueda de una reliquia.

Semejante adoración se dio en una Nueva España donde la religión era mucho más importante que la política, la economía o las cuestiones sociales. Las noticias sobre una Virgen causaban un mayor revuelo que el incremento de los precios del maíz, por lo que la historia de una China que salvó a miles de almas conmocionó a toda la ciudad.

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Brading centra su narración en el texto de  Alonso Ramos, un jesuita español, quien hizo el recuento de la historia de Catarina de San Juan en 1689. Se trataba de una de las mentes más autorizadas para contar la historia al ser su director espiritual y el confesor de sus secretos.

La historia de Catarina está oculta en misterio; en el tiempo, a toda persona que venía de Filipinas se le llamaba china, independientemente de su apariencia u origen. En el funeral se aseguró que a pesar de haber llegado como una esclava, se trataba de la hija de un gran emperador de Oriente, podría haber sido de “Mahamet Zeladin o Achabar [Akbar]”.

La apariencia física podría haber dado una pista sobre su origen, pero la descripción de Ramos no es clara: “rara hermosura: su color más blanco que trigueño, el cabello más plateado que rubio, la frente espaciosa, los ojos vivos y finalmente como fabricada el Altísimo…”.

Únicamente se conoce que fue capturada por piratas portugueses y vendida en el puerto de Cochin, trasladada a Manila y vendida por un mercader lusitano, quien la llevó a Puebla en 1619. En la ciudad adoptó el nombre de Catarina, aprendió a leer y a escribir, y vivió de hacer chocolate en una cocina.

Una religiosa inusual

Tas la muerte de su primer amo en 1624 entró a un convento, pero al poco tiempo la obligaron a casarse  con Domingo Suárez, la “China” se rehusó a tener cualquier relación con el “zafiro y soez esclavo” y pidió que su cama fuera separada por una manta colgante.

Negaba cualquier contacto físico y humano. Eventualmente su devoción y falta de actividad con su esposo hicieron que se terminara su matrimonio y fuera aceptada en la casa del capitán Hipólyto del Castillo y Altra, donde tuvo una diminuta habitación junto a un establo, a unos metros de la Iglesia del Espíritu Santo.

Eventualmente los jesuitas se dieron cuenta de su devoción y se convirtieron en sus confesores personales, la acercaron las sagradas imágenes de Cristo y María que, en su entender, la protegían de los demonios y las tentaciones.

Batallas demoníacas

Es en ese tiempo cuando la vida de la religiosa giró alrededor de torturas, rezos y pesadillas infernales. Brading escribe:

Catarina era asediada por las tentaciones de los demonios bajo diversas formas, por lo que se vio obligada a librar una batalla espiritual todos los días de su vida. Los diablos, por ejemplo, se le aparecía como “mancebos bizarros” y como “desenvueltas mujeres” que llevaban a cabo actos indescriptibles.

Los tormentos eran constantes y para contenerlos se ataba tres cilicios alrededor de sus costillas, diariamente se azotaba 39 veces y recitaba los quince misterios del rosario tres veces. Sesiones de tortura que la hacían recibir numerosas visiones entre las que estaban diversas vírgenes, la trinidad  e incluso el cielo mismo.

La situación llegó a tal punto que en su habitación hacía frente a siete demonios a los que combatía con agua bendita, la cruz y relicarios, cuando perdía la guerra los demonios la llevaban al cerro para golpearla y azotarla e incluso llegó a bajar al mismo infierno.

¿Propaganda jesuita?

La descripción de Ramos llega a tal punto que asegura que Catarina tenía la capacidad de hacer que su alma la abandonara en sus sueños y volara a otros lugares, ayudando a embarcaciones españolas durante huracanes caribeños y en Oriente para difundir la fe católica.

A nuestros ojos la descripción de Ramos es exagerada, postura que compartían sus contemporáneos y en 1696 la Inquisición condenó el texto de Ramos y calificó que sus letras eran “inverosímiles, llenas de contradicciones y comparaciones impropias, indecentes y temerarias”.

La decisión podría ser vista para muchos como una forma de censurar las infernales batallas nocturnas que hacían que Catarina siempre luciera exhausta. No obstante, el mismo Brading menciona que la historia de la religiosa que combatió a demonios para salvar a miles de almas del purgatorio significó un gran flujo de donaciones para los jesuitas, por lo que no tendrían ningún problema en exagerar algunos datos de los rezos de la “China”.

Eventualmente la historia de la “pobre esclava China” se convirtió en una destacada leyenda de la Ciudad de los Ángeles y con el tiempo se comenzó a relacionar con el traje típico con que ligamos a la “China Poblana”. Al final sólo Ramos y Catarina sabrán si fueron realidad aquellas pesadillas infernales.

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