Nadie te dice cómo soltar

Si antes algo me ponía de malas en un momento de crisis era que me dijeran dos cosas: “fluye”, y “suelta”. Muy quitados de la pena, los demás te dan la solución mágica sin decirte lo más importante: ¿cómo demonios se hace eso?

Me costaba disgustos y berrinches sólo escuchar esas palabras,  y mi mayor reto era en mis relaciones de pareja, mi punto flaco (ya saben que no era yo la más triunfadora en ese rubro…)

Cuando ya me implicaba emocionalmente con alguien me lo cuestionaba todo de él y de la relación, y mi diablito (el que te dice todo lo malo que podría suceder) estaba siempre mucho más activo que mi angelito (que más bien estaba de vacaciones, yo creo…).

#DesvaríosNocturnos: ¿Qué hacemos con los ex?

Lo que más me costaba era salir de una relación a tiempo. Yo era de las que buscaba mil opciones y pensaba que siempre se podía hacer algo más para salvar la situación. Y eso creo que no está mal, el problema viene cuando tú quieres hacerlo todo, y la otra parte no colabora.

Era agotador, desgarrador, y no funcionaba.

El resultado era que rompíamos de la forma más dramática y peliculera, con el sufrimiento a todo lo que daba, y además yo me quedaba con un montón de traumas y creencias super negativas que me predisponían de la peor forma ante la siguiente relación.

Después de mucho trabajo personal, ahora sé que “suelta” significa entre otras cosas “deja de pensar”, porque la mente quiere controlar todo, está diseñada para salvarte de situaciones de peligro, quiere que sobrevivas y te pone en alerta cuando es necesario, y cuando no, muchas veces también.

Yo solita dejaba entrar tantos pensamientos fatalistas que vivía la tragedia antes de que sucediera, si es que sucedía.

También sé que soltar no significa ser un inconsciente y actuar sin tener en cuenta las consecuencias, no; significa dejar que las cosas pasen como tengan que pasar y no apegarte al resultado. Tú haces lo que está en tu mano, pones lo mejor de ti, y la vida te muestra el camino y te dice si sí es por ahí o si no.

Y así sueltas una situación, un deseo, una preocupación, un trabajo, un miedo, o a una persona.

Cuando te das cuenta de que soltar sólo es hacer “tu parte” y ver qué pasa, ahí entra el dichoso “fluir”: te toca fijarte en lo que sucede a tu alrededor, qué señales se te están mostrando, por dónde se te facilita más el camino, hacia dónde te lleva la corriente… (“be water, my friend”)…

En realidad, siempre eres tú quien tiene todas las respuestas, cuando realmente te escuchas y le preguntas a tu corazón; y aunque no le preguntes él te habla, tú lo sientes, tienes la intuición, el pálpito o la corazonada, como lo quieras llamar, ¡y lo sabes!

En cuanto dejas de escuchar el ruido externo, las respuestas brotan de ti.

Entonces te das cuenta de que nadie tiene en su poder tus decisiones, que no tienes por qué quedarte donde no estás a gusto o donde no te tratan como mereces, y que eres totalmente capaz de soltar algo o a alguien que te lastima, porque tú tienes la fuerza necesaria para eso y para mucho más.

Y de esto habla mi nueva canción “Voy a soltarte” que deseo te sirva para inspirarte y reconocer tu poder. Ya me contarás…