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Cuento erótico: Una escapada en cuarentena

Por: Vania Castaños 21 Ago 2020
¿Qué tal te caería un relato de sexo para leer en confinamiento? Para lidiar con la soledad y quién sabe, […]
Cuento erótico: Una escapada en cuarentena

¿Qué tal te caería un relato de sexo para leer en confinamiento? Para lidiar con la soledad y quién sabe, para que te conectes con alguien, se lo leas y que las cosas se salgan de control… con sana distancia.

Jueves, son las 2 de la madrugada y otra vez no puedo dormir. Esta maldita cuarentena me tiene pensando todo el tiempo en coger. Sí, sí, siempre he sido una persona muy horny pero parece que encerrarme lo multiplicó todo. Mi cerebro se convirtió en un órgano sexual.

Qué suerte que el vato que me gusta se fue a vivir a Irlanda. Pasan de las 9:00 am allá, seguro está despierto y es el rey de las nudes. Fotos bien iluminadas, eróticas, ricas; no un pinche pito y ya. “¿Ola, k ase?” *le manda una foto en tetas*.

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Pasan las 3:00. El morro no contestó a mi llamado y me siento extra caliente. Tinder será. No me gusta, no me gusta, no me gusta. Me gusta. Match. “Ah y mira, son pareja, qué bien!”. Siempre he tenido más suerte que el grillito de Mulán.

El jabón mata el virus, ¿no?

René y Michel tenían una relación abierta y se veía, eran expertos en compartir cama con un tercerx. Ella: chaparrita con ojos grandes. Cara de pajarito, es preciosa. Él: flaco, con manos tatuadas, cara delgada y labios besables. Esto se va a poner rico, pensé.

-¿Qué onda? ¿jalas a nuestro departamento a conocernos y a ver qué se da?

-¡Va! pero, jaja, estamos en plena contingencia…

– Nos bañamos apenas llegues, no te preocupes.

No lo dudé dos veces. Su casa estaba cerca así que, tomé mi bici y me fui tan rápido como pude. Toqué la puerta de madera y apenas la cerraron, René ya estaba quitándome la ropa. Sin decir más que “buenas noches”, nos dirigimos a darnos una ducha. Todo por pura precaución, claro.

Lo mejor que me ha pasado en cuarentena.

René tenía unas nalgas deliciosas; un perfecto corazón invertido que, abajo de la ducha era toda mi fantasía hecha realidad. En los menos de 10 minutos que llevaba en su casa, Michel y yo solo habíamos despegado nuestros labios por solo unos segundos para tomar aire. Sus besos eran lo más placentero que había probado en esta cuarentena.

Antes de enjabonarme (a Gatell no le gusta esto), empecé a sentir la lengua de ella en mi espalda. Pasó del cuello a los hombros con lamidas largas y lentas. Sentía su aliento abajo de mi cabello chino, mientras las manos largas de su novio bajaron de mi cara al pecho. Empezó a jugar con mis tetas. René, atrás, pegaba sus cortos bellos púbicos a mi. Era tan sensual.

Todo parecía sacado de un sueño. Michel empezó a rozar mis pezones con sus labios, mientras yo estimulaba su verga que, para entonces, ya estaba durísima. René y sus dedos delicados empezaron a pasar de mi muslo a la vagina.

¡Ah, caray! Hasta tenemos soundtrack.

No sé en qué momento sucedió pero, de fondo se empezó a escuchar Special Affair de The Internet. “Había música…¿no lo noté antes? qué raro” pensé. En esa “distracción” Michel me volteó abruptamente..

Ahora tenía los labios de René jugueteando con los míos. Me daba mordidas pequeñas y sonreía. Nuestras tetas estaban frotándose con el agua tibia cayendo.

Qué fantasía tan rica. Los dedos tatuados de él estaban acariciando mi espalda y me le acerqué más para arrimarle el culo. Me moví al ritmo de la canción. Suave, de un lado para el otro y empecé a chupar los pezones de René.

Todo en la ducha se sentía cada vez más sofocante. Metí un dedo a la vagina de René y, en corto se vino, sentí un líquido frío en mi mano. El agua de la regadera dejó de salir. Comencé a frotar poquito su clítoris. Volteé para abajo y noté que lo que estaba escurriendo en su pierna era color morado y olía a Delaware Punch. “Qué raro” otra vez pensé.

Sigues mojada de verdad.

Con las nalgas ya bien puestas en Michel, él agarró su verga para, después de muchas semanas de cuarentena, hacerme venir con sexo no virtual. El agua en la ducha no volvió a salir y de hecho, ahora, estamos en la cama. ¿What? No pues, esto sí está bien raro.

En serio, estoy tratando de no distraerme pero….¡ptm! ya me desperté. ¡Fue un sueño! ¿Qué hora son? *Toma el celular*  ¡Ah, caray! ¿Qué es esto? ¿Una nude del muy apetecible muchacho que me gobierna desde Irlanda ? ¡Si la contestó!

Acá vamos otra vez, Vania. Como dijo William Burroughs “quizás todo tipo de placer sea solamente un sustituto” así que, en sueño o en celular, dale aguante hasta la vida real.

 

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