Hentai Casino: crónica de un muggle en el paraíso del erocosplay
Spiderman le toca el hombro a la mujer con cabeza de zorro. A señas, le pide que se hagan una selfie. Las personas aquí cuidan su identidad como los superhéroes. Yo, en cambio, me siento raro sin disfraz. Soy un muggle, como se define en las historias de Harry Potter a los seres sin magia, que se pasea en el paraíso del erocosplay.
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Por los pasillos de ambos pisos del Salón Ferrocarrileros desfilan mujeres en diminutos trajes entallados, otakus introvertidos con un Gokú impreso en la camiseta y hasta algunos personajes armados, aunque nadie corre peligro, porque sus espadas están hechas de cartón.
Platico con Nathan Berry y me confiesa que tiene “Toonofilia” o “Complejo 2D”. Es decir, que sólo puede excitarse viendo dibujos. Específicamente Hentai, la rama pornográfica del anime japonés. Sí, las que en sus presentaciones más singulares presenta interacciones sexuales entre mujeres y seres con tentáculos.
“La Toonofilia es muy conveniente para alguien que dirige una expo erocosplay, porque no hay forma de que las modelos me puedan ‘comprar’”, bromea.
¿Qué pasa en la Cueva del Lobo?
Cuesta trabajo pensar que el cuerpo del organizador de este jolgorio no reaccione a al paisaje. La sexualidad escurre por los muros y gotea desde el techo. En el escenario, una erocosplayer de coletas subasta ante los curiosos la tanga que ha usado desde temprano. Se la quitará para entregársela al ganador.
Misofilia o adicción a la ropa interior usada: Los Olfatistas Anónimos
Antes de ella, una morena de melena roja ofreció como recompensa a quien presentara la oferta más jugosa en su propia puja, un ejemplar firmado de una revista en la que apareció desnuda (y no es Playboy) y la posibilidad de realizarle un baile sexy sobre las piernas al afortunado.
“No hay sexo en la Hentai Casino Fest. En eso somos muy rigurosos. Pero sí dinámicas muy sexies. Ahora, para quienes aún tengan ganas de llegar más allá está la Cueva del Lobo”, me explica Berry.
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Lo que hay adentro es un enigma. Pero el promotor de la expo reitera: en la cueva los lobos no se aparean, sólo se huelen el rabo.
“Afuera hay hoteles por si se quedan las ganas, pero la mayoría se queda satisfecha con un show de desnudo”.
Una paleta con babita
Una de las expositoras sí exhibe en un letrero lo que hará dentro de la Cueva a quien cubra la cuota: podría jugar a la semana inglesa como en la secundaria (quién sabe si los besos serán de piquito en los labios o solamente en la mejilla), pero también podría, según anuncia, “restregarte las bubis”, “ahorcarte con mis muslos”, experimentar un poco de BDSM al “pisarte” (y me atrevo a imaginar que no sería en los pies, ouch), dejarte chupar una “paleta con babita”, ¿dar o recibir? “3 nalgadas”, grabarte un audio kinky, “acariciarte con mis pies” o darte unos “sentones”. Por encima de la ropa, asumo.
Cierto. Al final las dinámicas mantienen un equilibrio entre la falsa inocencia y el fetiche poco común.
Vivir con toonofilia
Nathan dice que ha hecho un poco de todo, desde ser voz de doblaje, animador, pianista, estudiar ingeniería en audio y servir como bartender. También dirige la empresa de doblaje Pianotaku Entertainment. Fue ahí donde tuvo la epifanía de organizar su propia expo de erocosplay.
Derivado de los malos tratos que recibió cuando llevaba a su talento, actores y actrices de doblaje de hentai, a otros encuentros similares, inició desde cero la propia.
Uno de sus diferenciadores, por así decirlo, además de la misteriosa Cueva del Lobo, es la realización de juegos de azar. Por eso esto es casino. Aunque no se apueste dinero, sino fichas de fantasía.
Me platica que no siempre padeció la toonofilia. Pero su relación con una colombiana que le rompió el corazón lo hundió en un episodio depresivo en el que descubrió que sólo el hentai le causaba placer y no dolor.
“Ya lo vi en terapia y es que ya atravesé el lado más oscuro del ser humano, las ideas de suicidio y todo eso, pero ya pasó. Y no es que si me acerca una chica muy voluptuosa no piense que es hermosa, pero ya no la puedo ver como novia”, detalla.
Puede ser el caso de varios de los asistentes a Hentai Casino. Porque hasta eso, el equipo de seguridad integrado por las Lobas, mujeres encargadas de supervisar el buen comportamiento, se pueden dar el lujo de reunirse en grupos a platicar. Aunque se sirven tragos, casi nadie está bebiendo alcohol y la mayoría de los hombres que deambulan por las mesas de las expositoras sin la intención aparente de tocarlas. Preguntan por la mercancía y la mayoría, se la lleva sin regatear.
Un trabajo normal con jefes normales
Usar un erocosplayer puede resultar sexy, pero también incómodo, costoso y asfixiante. Pero la fantasía bien lo merece. Fox Heart es una chica que nunca se quita la máscara de zorro. Ni siquiera para que la entreviste en medio de este clima sofocante. Se las arregla para hacerse entender por encima del barullo.
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Mientras habla, le señalo que uno de sus pezones casi escapa del top, pero no le importar. Incluso cuando le pido que pose para una fotografía se levanta la minifalda.
Su máscara es todo lo que necesita para enfrentar a esta jungla. Igual que al Spiderman que le pidió la foto.
“Tengo un trabajo normal con jefes normales, por eso decidí crearme este personaje, porque vendo contenido erótico y no quiero tener problemas. En mi Only pueden ver videos de mi vida íntima”.
Piel de anime
Hasta Berry, con todo y su gusto particular por las chicas atrapadas dentro de una pantalla y dibujadas a lápiz, está de acuerdo en que algo excitante existe en la idea de acariciar a una persona que “personifica” a tu anime favorito.
Habla Myku, la chica del cabello rojo que recién terminó de hacer el baile erótico al fan que ganó la subasta: “Mi pareja es fan de Hinata (la esposa de Naruto), así que sí… he sido Hinata, ¡y me encantó, fue delicioso!”, cuenta. Aunque en sus palabras, se siente que va “encuerada” con su coordinado rojo de lencería (que hace juego con la hoguera que arde encima de su cabeza), podría decirse que va vestida con sus tatuajes.
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Cuesta trabajo no perderse entre los trazos que cobran vida en el lienzo de su piel morena. Lleva desde unas garras huesudas hasta un tributo a la película El Viaje de Chihiro. No existe mejor manera de decir que el anime se lleva en el cuerpo.
La ruleta y el ero-zing
Delante de la mayoría de las mesas sobre las que las erocosplayers venden su mercancía, desde fotos eróticas, pines, camisetas, muñequitas a escala y hasta juguetes sexuales, también se han empotrado unas ruletas que los visitantes pueden hacer girar.
Entre las posibilidades a las podrían acceder si la suerte les sonríe, están un mes de cortesía en el OnlyFans de la modelo o un ero-zing, que no es otra cosa que una chica se escriba tu nombre (o la palabra que ú le solicites) en una parte del cuerpo para que le tomes una fotografía.
Del fatality al sexuality
Pese a que pareciera ser un universo heteronormado, la comunidad LGBTQIA+ está representada.
Annie Bunnie es una erocosplayer trans que viajó desde Veracruz a la Ciudad de México para presentarse aquí, vestida de Mileena, la sensual peleadora de Moral Kombat que bajo su mascarilla esconde una afilada dentadura.
“Sólo una vez sufrí de discriminación en un evento, en Monterrey. Pero en general me ha tocado gente muy bonita”, me cuenta. Tan buena ha sido su experiencia en 14 años como modelo de eroscosplay y 8 vendiendo contenido, que próximamente hará uno más extremo: “literalmente es un columpio con una tanga y unas pezoneras”.
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El erocosplay es una rama más del trabajo erótico. Uno que ayuda a sus entusiastas a escapar de la atroz realidad. Puede ser que afuera, en la colonia Tabacalera, no haya sitio para estacionarse o que alguien en un restaurante aledaño se queje porque su cerveza está caliente, pero aquí adentro somos parte de un universo en que se puede volar, pelear hasta la muerte y resucitar al momento siguiente y hasta llevarte un recuerdo a casa.
El CV más sucio del mundo
Lilvixen tiene un currículum poco convencional. Comenzó como webcam girl, pasó por el mundo del porno y fue pionera en la venta de contenido cuando las sextwitteras (como ironía, hoy twitter se llama X y con otras dos equis sería XXX) comenzaron a comercial con sus fotos y video en grupos de WhatsApp.
LILITH DAGON: A TRAVÉS DE MI WEBCAM AMERICANA
Eso no quita en su vida personal, los vestuarios también son un ingrediente hot.
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“Me fascina el role play… y también soy furra”, confiesa. O sea, que se coloca partes animales de peluche sintético en su ya de por sí feroz belleza.
No por nada Víctor Hugo escribió que Dios inventó al gato para que el hombre pudiera acariciar al tigre. La erocosplayer es el conducto mediante el cual el otaku puede mirar a los ojos a un anime.
Hacer el amor con un druida
Así piensa también Sugar Barbie, quien hoy decidió cortar respiraciones encarnando a la elfa Shadowheart, del videojuego de fantasía medieval Baldur’s Gate y que pese a realizar escenas extremas para su OnlyFans (dice que la más extrema que ha hecho fue una doble penetración, usando precisamente el mismo cosplay), tiene una fantasía sexual que, para hacerla realidad, tendría que ser capaz de transformarse en un código binario.
Sangre, enormes pechos y tentáculos; estos son los tipos de Hentai
“Me gustaría tener relaciones con Halsin, que es un druida gigante que se convierte en oso”, confiesa… y me queda claro que para esta deslumbrante modelo el tamaño definitivamente importa.
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De salida, me encuentro otra vez con el Spiderman que le pidió la selfie a Fox Heart. Pienso en lo valiente que hay que ser para salir así a la calle. No por su cosplay, sino por el arrojo que se necesita para tener que lidiar con una ciudad repleta de muggles malencarados que, aun sin llevar puesta una máscara, tampoco muestran su verdadero rostro.
Los próximo 13 y 14 de julio viene la tercera edición de Hentai Casino Fest. Quizá ahora sí entre a la Cueva del Lobo y me deje pisar.
