4 Claves económicas de la Cuarta Transformación
A continuación, les presento algunos elementos en materia económica (vinculados a la política) que en las primeras semanas de ejercicio de gobierno ha mostrado Andrés Manuel López, y que pueden arrojar algunas luces del sentido de la llamada “Cuarta Transformación” y de los instrumentos de los que ha echado y pretende echar mano.
1.- Superioridad moral sobre el Neoliberalismo
En toda la narrativa del lopezobradorismo, desde sus años de resistencia y campañas electorales, el eje central fue la crítica al “mal gobierno”. Como oposición sistemática, casi nunca (salvo en la renegociación del TLC ante Donald Trump), se reconoció algún logro en la gestión público-federal o estatales que les resultara adversas: todo (o casi todo) estaba mal y/o corrompido, siendo el abigeato del presupuesto y el tráfico de influencias el centro de toda la descomposición y desastres social generado por el llamado “Modelo Económico Neoliberal”. Empero, a la llegada de un gobierno honesto y transparente, el abuso del poder desde el gobierno quedará suprimido; de ahí la cifra filosofal, los 500 mil millones de pesos que anualmente le serían arrebatados a la corrupción a fin de devolver la felicidad al pueblo.
2.- Retorno a la “Edad Dorada”
Esa época gloriosa a la que el presidente se refirió en su toma de posesión, el Desarrollo Estabilizador cuando el PIB crecía al 5 % anual, con crecimiento del salario real y construcción de las grandes infraestructuras de salud, electrificación y educación, fue una economía centrada en el mercado interno y centralizada desde el Poder Ejecutivo… Si bien, el discurso de López Obrador y su secretaria de economía, Graciela Márquez, se inclina por “mirar hacia adentro”, tienen los ojos prestos a un mundo global que les resulta un fuerte contrapeso a sus decisiones: un nuevo acuerdo comercial (T-MEC) marcado por el ansia de Estados Unidos de retornar a su “nacionalismo económico”; por otra, la posición de los fondos tenedores de los bonos MexCat del fenecido Nuevo Aeropuerto Internacional de México, que a diferencia de las empresas constructoras que aceptaron iniciar el proceso de finiquito y cancelación sin ningún aspaviento, los fondos rechazaron la primera oferta de recompra y piden más dinero a cambio de tales bonos. Esas batallas “en el exterior” son una realidad a la que no rehúye el canciller Marcelo Ebrard.
3.- Megaproyectos “modestos”
El argumento clave que usó el secretario de comunicaciones y transportes Javier Jiménez Espriú, para rechazar la construcción del NAIM, fue que el país no necesitaba una obra “faraónica”, sino algo “más modesto”; no un Hub que recibiera hasta 120 millones de viajeros por año, sino algo —como Santa Lucía— que diera servicio al actual número de viajeros internacionales y nacionales junto con el antiguo y saturado AICM… pero al tiempo de generar una “corona aeroportuaria” que incluya los aeropuertos de Toluca, Puebla y Querétaro. Considerando los costos de cancelación del NAIM y las inversiones para generar esa “corona aeroportuaria”, el plan del nuevo gobierno no tiene nada de modesto. Tampoco tiene nada de modesto —y qué bien que sea ambicioso— el proyecto del Tren Maya y el Corredor Transístmico, obras cuya magnitud son fundamentales para solventar muchas de las carencias de desarrollo en el sureste mexicano.
4.- Distribución ad infinitum
Los programas sociales centrales de la #4T, las llamadas Ninibecas en las que se usarán 660 mil millones de pesos a precios corrientes, y el de ayuda extendida a Adultos Mayores (con un costo estimado de 600 mil millones de pesos en seis años), tienen un claro sentido proselitista para garantizar votos en las elecciones de 2021 y 2024, pero su eficiencia, así como su transparencia, estará a prueba desde su implementación, al igual que los “aumentos salariales por decreto”, que si bien por efecto distributivo impactarán favorablemente el consumo doméstico y las cadenas productivas ligadas a los bienes-salarios (alimentos y ropa básica, medicinas y electrodomésticos), el efecto inflacionario puede mermar el poder adquisitivo y con ello reducir las expectativas de mejora en la calidad de vida del público elector. Hay otras claves en el ámbito ideológico, político, federal, ambientalista, de género y cultural. Ya habrá tiempo de examinarles.
