Donde empieza la noche: el poder, el deseo y la traición

¿Con qué se encontrará el lector al hojear las primeras páginas?

Aquellos que lean Donde empieza la noche, se encontrarán con una novela que habrá de capturarlos, que los enganchará en una trama trepidante y compleja, a través de la cual vivirán experiencias potentes y fascinantes al meterse en la piel de los personajes, con lo cual no podrán abandonarlo hasta la página final.

Pero también se trata de una novela que sacudirá al lector y que, conforme avance, los obligará a confrontarse con sus propios valores y convicciones y a reflexionar acerca del mundo y la sociedad en que vivimos. No puedo asegurar que el libro habrá de gustar a todos, lo que no me queda duda es que a ninguno de sus lectores lo dejará indiferente.

Háblanos de la portada. ¿Cómo la elegiste y qué te gustaría causar entre los lectores?

La portada es un diseño del equipo de Editorial Planeta, pero quedé muy satisfecho con ella. Me parece que, además de ser atractiva y estética, refleja a la perfección lo que cuenta la novela: que el poder no es una fuerza unívoca, monolítica y concentrada, sino que son muchas fuerzas que interactúan y luchan entre sí para imponerse.

¿Por qué el Título: Donde empieza la noche?

Por alguna causa los títulos siempre han sido para mí un dolor de cabeza. En el caso de Donde empieza la noche, ya con la novela terminada, barajé con varios títulos posibles, pero me di cuenta que éste era el correcto al encontrarme una cita que me estremeció:

Se trata de un breve fragmento del cuento “Pan Comido”, de ROALD DAHL:

“Había este gran acantilado y más allá no había nada más que oscuridad, aunque el sol brillaba en el campo por donde yo corría. La luz del sol se detenía en seco al borde del acantilado y más allá solo había tinieblas. «Ahí debe ser donde empieza la noche», pensé”.

En la novela pasa lo mismo, de un modo u otro cada uno de los personajes llegan a su propio acantilado y más allá de él no hay sino oscuridad. Saben intuitivamente que para ellos lo que sigue, después de las decisiones que han tomado, es ese abismo, esa negrura, pero no pueden resistirse a saltar. Ese salto es lo que cuenta Donde empieza la noche

¿Ha cambiado la forma en cómo ves nuestra realidad a la que refleja el libro cuando lo escribiste?

No. En realidad lejos de cambiar, la realidad del presente parece confirmar la visión que tenía del país, de la sociedad y del ser humano en general. Por ejemplo, en la novela se habla de una secta sexual, y es una idea que desarrollé mucho antes de saber de la existencia del Caso NXIVM. Aún cuando las situaciones no son idénticas, relatan realidades análogas que conviven en un mundo complejo y diverso.

¿Crees que los medios sigan siendo manipulados?

Pensar que “los medios están manipulados” es suponer que hay una sola fuerza que dicta lo que todos deben decir, y no creo que eso sea lo que ocurre. El fenómeno es complejo y merece analizarse con cuidado.

Por un lado la empresas de medios –como todas las empresas en todos los ramos– tienen intereses y buscan obtener utilidades y ganar mercados, porque de lo contrario no sobrevivirían. Tienen agendas e intereses, muchos de ellos legítimos –ideales y propósitos genuinos de servir a la sociedad– y algunos otros inconfesables.

Hay también presiones de diversas fuerzas que buscan influir en lo que se publica en los medios. El Gobierno, los políticos en lo particular, ONGs y un largo etcétera. Por otro lado está también el profesional de la información, que, como cualquier otro profesional, tiene ideales, convicciones, valores éticos y morales, al mismo tiempo que tiene necesidades e intereses, que es movido por ambiciones, que posee sueños y deseos, algunos de ellos inconfesables también. Y es la amalgama de todo esto lo que produce la información que dan a conocer los medios. En un entorno tan complejo, pensar en que un individuo o un sólo grupo manipula a todos es una ingenuidad.

Más que una crítica a los medios de comunicación o al periodismo en general, Donde empieza la noche propone que el lector asuma una mayor responsabilidad.

Es tiempo de entender que ningún medio ni ningún periodista es propietario de “LA VERDAD”, así con mayúsculas, sino que cada uno propone una visión de lo que considera verdadero. Se trata, entonces, de contrastar versiones, de abrirnos a ideas diferentes, de reflexionar acerca, no sólo de lo que una nota dice, sino de sus posibles intenciones ocultas, para así forjarnos una opinión personal crítica y no tan sólo una reacción emocional ante lo que escuchamos o leemos.

Esta actitud crítica en el lector es, a mi manera de ver, la mejor vacuna contra la manipulación y la mentira, y al mismo tiempo la mejor medicina para ampliar nuestra visión del mundo antes de sacar nuestra propia conclusión.

¿Existe la objetividad hoy en día?

Hoy en día no existe la objetividad porque en realidad nunca ha existido. Y no creo que se necesite. Pienso que el buen periodismo, lejos de ser imparcial, es aquel que tiene ideología, que defiende ciertos criterios por encima de otros, que entiende el mundo de cierta manera y es consciente del tipo de verdad que pretende defender, aceptando la responsabilidad y las consecuencias de esa postura.

A mi manera de ver, en un mundo donde existen cada vez más opciones de medios de comunicación, donde la opinión está cada vez más atomizada y diversificada, lo que se requiere, lejos de una supuesta objetividad, es que el informador asuma su ideología, su comprensión del mundo, su ética personal y que informe desde ahí. Como decía en la pregunta anterior, toca al lector asumir su parte de la responsabilidad y, a fuerza de contrastar versiones, construirse su propio juicio crítico, en vez de suponer que recibirá “LA VERDAD” esperando pasivamente a que un medio supuestamente objetivo se la comunique.

¿Has sido víctima de la censura al escribirlo? ¿Qué tan difícil fue publicarlo?

No, hasta el día de hoy no he sido sujeto de censura alguna. En realidad, más que complicado de publicar, lo que sucede es que el proceso es muy lento y tardado. La complejidad pasa por el hecho de que vivimos en un país donde se lee poco, el mercado editorial está bastante contraído, la oferta es mucha y las editoriales no pasan por su mejor momento.

En mi caso tuve la fortuna de que mi novela le interesara a una editorial tan importante como Editorial Planeta y eso me allanó mucho el camino para que Donde empieza la noche sea hoy una realidad tangible.

En un país como México, ¿quién tiene el poder hoy en día?

Hablaba un poco de esto cuando respondí a la pregunta de la manipulación de los medios. Estoy convencido de que no existe un poder que todo lo gobierna a su antojo como si fuéramos todos unos títeres. Lo que yo afirmo es que el poder, lejos de entenderlo como una entidad externa a nosotros que nos gobierna, lo entiendo como un tejido, como un entramado de influencias, donde cada uno, desde nuestra posición, buscamos imponernos, influir sobre los otros para satisfacer nuestros deseos.

Desde esta perspectiva cada individuo y cada institución intenta usar su capacidad de influir en cada aspecto que le interesa, con lo cual, más que la voluntad de un individuo o grupo, se trata de diversas corrientes de influencia que a veces están de acuerdo y se imponen con facilidad, arrastrando a los menos influyentes, y otras ocasiones chocan generando conflictos de diversas magnitudes.

Pensemos en un ejemplo. Las fuerzas de seguridad quieren imponer ciertas normas, pero chocan contra los grupos de crimen organizado que desean imponer otras. El choque de fuerzas, de poderes, de influencias es real, y nadie puede resolverlo con la llamada telefónica o con una orden directa. Ambos bandos buscan ejercer toda la fuerza que son capaces en aras de someter a la otra y cuando esos choques se dan, ya sabemos lo que sucede.

¿El sexo sigue moviendo al mundo?

El sexo, en su carácter de pulsión básica ha sido, es y será un motor de la humanidad, pero no es ni el único, ni el más importante. La humanidad tiene, además del sexo, muchos otros motores, como la pasión, el conocimiento, la vocación de servicio, el amor… pero también el odio, la venganza, la avaricia, el deseo… Como se aprecia, muchos de ellos poseen una connotación positiva y muchos otros negativa, pero todos de un modo u otro participan en el andar del mundo.

En la novela el sexo y el erotismo tienen un lugar muy importante, porque desempeñan no uno, sino varios papeles.Cada personaje se relaciona con la sexualidad, el deseo y el erotismo de forma particular. Incluso no lo hacen siempre igual. Dependiendo de la circunstancia específica, viven el sexo de manera diferente.

Mientras que en cierto momento el sexo es una manera de entregarse al gozo y al placer, en otra circunstancia se convierte en la manera más intensa de manifestar el amor, pero también es una forma de explorar las obsesiones, las manías, los deseos secretos e inconfesables, y del mismo modo en algún punto se convierte en un instrumento de perversidad y sometimiento, y en un vehículo para controlar a los demás.

El sexo en Donde empieza la noche, salta de la carnalidad más escatológica al erotismo más delicado y sutil, para convertirse en ocasiones en violencia y abuso pero para reivindicarse también como la manifestación más pura y profunda del amor verdadero.

Desde luego, merece la pena diferenciar el ejercicio del sexo y el erotismo que los personajes practican en los distintos pasajes de la novela, con la reflexión que hacen en otros momentos acerca de la sexualidad. La combinación de ambas: acción y reflexión, permite al lector integrar las conductas con las ideas que las producen.

La sexualidad humana es muy compleja y posee un sin fin de matices y posibilidades. En Donde empieza la noche se exploran sólo algunas de ellas, en especial aquellas manifestaciones que nos permiten entender un poco mejor, a la manera de intensas metáfora, los tres grandes temas de la novela: el poder, el deseo y la traición.

El dato

Licenciado en Filosofía y maestro en Filosofía y crítica de la cultura por la Universidad Intercontinental. Cursó un posgrado en Psicología, en la Escuela de Psicología Transpersonal Integral y el diplomado en Creación Literaria que imparte la Escuela de Escritores de México, SOGEM.