Michel Brown: “No tuvimos miedo de contar los conflictos y la problemática de lo que sucede con la policía”

Se trata de un actor multifacético que se ha mantenido presente en los mayores escenarios latinoamericanos. Michel Brown en esta ocasión protagoniza un papel que se adentra al tiempo en el que inició su carrera, pero desde un ángulo completamente distinto: desde la violencia y corrupción.

El actor argentino llegó a nuestro país hace 20 años, el mismo tiempo donde comienza la historia de su más reciente protagonismo. Falco cuanta la historia de un detective de homicidios que en 1994 recibe un balazo que lo mantiene en coma por 23 años.

Al despertar, el mundo ha cambiado completamente, la Ciudad de México se ha modernizado, así como sus habitantes y las telecomunicaciones. Sin embargo, Alejandro Falco se da cuenta que se mantienen algunas constantes: un sistema judicial y de investigación marcado por la violencia y en ocasiones manejado por el dinero.

Este argumento destaca a Falco de otras series similares, la constante lucha por adaptación en un mundo que parece cambiar, pero al mismo tiempo se mantiene igual, le da a la historia un giro interesante e incluso con tintes cómicos. Un respiro necesario en un tiempo que parece saturado por propuestas similares, que se estrenará en TNT el domingo 5 de agosto a las 10 de la noche.

En una entrevista, Michel Brown nos platicó sobre la experiencia de interpretar a este detective que en ocasiones parece perdido en el tiempo. Una experiencia enriquecedora, única y que incluso le hizo reflexionar sobre las grandes incógnitas de la vida.

PLAYBOY: En el 2000 tuviste una temporada actoral en nuestro país, antes de que dieras una gira por una gran cantidad de países hispanos, ¿qué te hizo regresar?

MICHEL: México siempre fue mi casa, llegué a los 20 años, me fui a Colombia y regresé, me fui a Nueva York y regresé, a Madrid e hice lo mismo. Mi casa está en Colombia, y adoro ahí, pero hay algo de México que me atrae mucho, tengo mi vida y mis amigos acá. Juntando todo el tiempo, viví casi diez años en el D.F. y actualmente acá transmigra toda la televisión de alta calidad. Creo que es un lugar en el que hay que estar y en el que me siento cómodo.

PLAYBOY: La serie original está ambientada en Alemania, ¿qué diferencia en aquel mundo criminal con el mexicano?

MICHEL: Está ambientada en Alemania y la serie se va en momentos por el lado del humor, pero es un humor alemán, nada que ver con el latinoamericano o mexicano. Es una serie muy televisiva, a diferencia de Falco que es muy cinematográfica, de la mano de Ernesto. Cuando terminamos de grabar me dijo: “hicimos 14 películas en cuatro meses”. En cuanto a la factura, el trabajo, el fotógrafo y la dirección, creo que sí hay una gran diferencia entre los dos.

PLAYBOY: Por desgracia la realidad del país en ocasiones parece superar a la ficción, ¿esto significa un problema en el proceso creativo?

MICHEL: De hecho Falco plasma perfectamente a una policía de investigación mexicana, o de cualquier país de Latinoamérica. Esto es lo que le va a pasar al público, se va a sentir muy identificado, no tuvimos miedo de contar los conflictos y la problemática de lo que sucede con la policía, ni de cómo resuelve los casos o la manera en que le roban la vida a alguien. Se plasma una realidad terrible, donde no prima la verdad.

PLAYBOY: ¿Cuál es el personaje que más has disfrutado interpretar? ¿Cuál fue el más difícil?

MICHEL: Fueron muchos, hubo uno en España, en la serie Física o Química, que creían que era un violador de niños y en realidad era un conductor de camión que los llevaba a la escuela. En Señor Ávila hice un personaje que era un torturador, pero amante del arte y de la música clásica;  y ahora me encuentro con Falco, haciendo a un hombre que quedó en coma por 23 años, con todo lo que conlleva y lo que hace al personaje sumamente interesante.

PLAYBOY: ¿Y cuál crees que te costó más trabajo?

MICHEL: Creo que este mundo de Falco, del que no hay referencia, nadie ha venido de la muerte a decirnos lo que se siente estar allá y volver. Fue un experimento y trabajamos mucho a partir de lo que encontrábamos en el set en el momento. Es una forma muy particular de trabajar de Ernesto, donde no vienes tan preparado ni estructurado, sino que existe la magia de encontrar al personaje cuando vas a trabajar.

PLAYBOY: ¿Cómo hiciste que Falco se volviera parte de ti?

MICHEL: Lo hice mío porque no vimos las otras versiones del personaje, además cuando uno hace un casting y queda para un papel se debe a que hay algo que tú le pusiste que llamó la atención y gustó. Creo que hay que irse por esa línea y defender al personaje desde el lugar y las armas que tú tienes para hacerlo. Logramos un Falco entrañable, que no estaba en ninguna de las otras, cuando lo veo en la serie me termino encariñando y me meto en su piel. Sufre de una manera muy tangible, es evidente lo que le está pasando y te sumas a él.

PLAYBOY: Para interpretar al personaje te metiste en la mente de Falco, ¿qué es lo que te impactaría más si vivieras una situación similar?

MICHEL: Creo que lo más fuerte que le pasa es que sigue con la mentalidad de un joven de veinte años, pero con el cuerpo de un señor de cuarenta y con la efervescencia de la juventud, que generalmente no es la más acertada; así le pasa con su hija, que tendría la misma edad de él. Todo su mundo de descontrol y tratar de entender a una velocidad que no es normal: cómo se usan los celulares, del mundo de la fibra óptica y el Internet, de un Donald Trump presidente, del reggaetón; aspectos que se la hacen difícil y hacen al personaje interesante.

Lo que le pasa a Falco en cada uno de sus casos es que se ve reflejado en ellos, y es lo que no tendría que hacer. Alguien le tendría que aconsejar no clavarse; pero todo lo hace suyo porque tiene un daño cerebral, de repente le entra un zumbido, se va a un lugar para resolverse y eso lo detona cada caso.

PLAYBOY: Sin contarnos mucho de la serie, ¿tienes una escena favorita?

MICHEL: Es el despertar, lo intenté y planeé en el espejo, busqué referencias, busqué en YouTube: “gente que despierta de un coma”. Le tenía miedo a esa escena, de qué manera contarla; cuando llegué al set decidí no hacer nada de lo que había pensado y ver con qué conectaba. Gracias a Dios tuve a Marina de Tavira frente a mí y conecté con su mirada, con lo que le estaba pasando al ver a Falco y encontramos en nuestras miradas pura verdad. Vi la escena y se convirtió entrañable, era descontrolada con un tipo desubicado, sin poder moverse. Lo más interesante fue el encuentro de una pareja, un primer amor que se vuelve a ver 23 años más tarde buscando lo que quedó de eso.

PLAYBOY: ¿Cómo fue tu relación con Ernesto Contreras, tu director?

MICHEL: Increíble desde el primer momento, nos entendimos muy bien. Ernesto es un tipo con una sensibilidad, con el arte de ser quien es y poder escuchar la propuesta de un tercero, moldearlo y darle forma. Es un director que trabaja en el set con mucha calma y la trasmite a todos los demás; todos adoptaron la energía “Ernesto Contreras”, y fue maravilloso. Primero escucha tu propuesta y después te va moldeando; cuando te das cuenta ya vas caminando solo.

En ocasiones te pide hacer lo menos posible porque él ya tiene una idea de la manera en que lo va a contar. Entonces cuanto más movimientos o corporalidad le metas, probablemente le dificultará el trabajo, porque ya sabe la música que va a utilizar y cómo la va a editar. Creo que es una serie que está plasmada a través del actor y los ojos del director de una manera impresionante.

De hecho, hay una escena en la que yo entro a la casa por primera vez, buscando sorprender a mi mujer, y quien sale sorprendido soy yo: veo unas pantuflas, un libro y unas gafas de alguien que no soy yo del lado en el que dormía. La escena estaba centrada en Falco, viéndolo recorrer la casa, lo más bonito es que se va y la imagen final son dos tazas de café humeantes, con el personaje fuera de foco. Es una forma muy romántica y poética de contar las cosas.

PLAYBOY: ¿Cuál fue tu primera experiencia con Playboy?

MICHEL: Creo que la de cualquier joven [risas], hace poco tuve una conversación con el sobrino de un amigo, su papá no lo dejaba meterse a YouTube, le tenía bloqueado Google porque estaba en la pubertad y lo que quería buscar era lo que todos los jóvenes de esa edad. Le parecía muy gracioso que yo compraba Playboy y las tenía guardadas para que mi mamá no se diera cuenta. Mi amigo no podía entender que alguien comprara una revista para ver eso. En realidad es lo más normal del mundo: el cuerpo de una mujer desnuda.