Gente detrás del dinero: La mitología de un nuevo régimen
El mitin del primero de julio de este año es una de las construcciones más importantes de la “realidad imaginada” del gobierno de Andrés Manuel López Obrador: busca cimentar —no sólo en el almanaque, sino en el sistema de ideas y creencias de millones de personas— el evento fundador del Primero de Julio de 2018 como el que acabó con el “viejo y corrupto régimen” para dar paso a una Movimiento de Regeneración Nacional que anula el “rapaz sistema neoliberal” para colocar nuevamente en el centro de la actividad pública el interés de los más pobres.
La narrativa de este neomito es antigua: el bien contra el mal, los vencidos contra los poderosos que tras grandes sufrimientos deriva en la redención de los injustamente despojados de su valía.
No es la primera vez que un nuevo gobierno intenta crear su propia mitología y gasta millonadas en ello. Luis Echeverría acuñó la frase de “Arriba y Adelante” con la que quiso hacer frente al derrumbe del modelo del “Desarrollo Estabilizador” y encumbrarse como líder de la países del “Tercer Mundo”; el equipo de José López Portillo usó la de “La Solución Somos Todos” para enfrentar una atroz crisis económica de inicio de sexenio —acompañada previamente con devaluación del peso y amagos de golpe de estado— para luego usufructuar una inesperada riqueza petrolera que llamaría a saber “administra la riqueza” y albergar la ilusión de ser el heredero cultural de Quetzalcóatl en su tarea civilizatoria. El gobierno de Miguel de la Madrid, en medio de una crisis económica profunda y quiebra técnica del estado y corrupción rampante, usó la narrativa de “Renovación Moral de la Sociedad” para desmarcarse de los anteriores gobierno de corte populista y acuerpar una serie de draconianas medidas de recorte presupuestal recomendadas por la nueva tecnocracia económica inspirada en los modelos de shock de Milton Friedman; Carlos Salinas, siguiendo las estrategias económicas de achicamiento del estado y liberalizar las fuerzas económicas, se apoyó en la construcción de “Que Hable México” para dar salida a los crecientes reclamos sociales y políticos por años de ajuste económico, pérdida de permeabilidad social que cuestionaron su elección.
Vendría Ernesto Zedillo, en medio de otra abrumadora crisis económica de fin de sexenio con el armazón de “Bienestar para tu familia” a fin de buscar confianza en una clase media menguante y un proceso de apertura y liberalización económica tambaleante a sólo seis meses de haber sido electo. En tanto que Vicente Fox, con gran olfato sobre el fastidio social por el repetitivo partido de estado y cinco presidencias con crisis económicas, condujo la frase de “El Voto del Cambio” que luego se llamó “Quítale el Freno al Cambio”, después que sus iniciativas fueran derrotadas una y otra vez ante la oposición del PRI y del PRD en la cámara de diputados y senadores; apenas pudo trasladar la candidatura presidencial por el PAN en 2006 a un personaje ajeno a sus afectos, Felipe Calderón, quien se trenzaría en durísima batalla electoral contra Andrés Manuel López Obrador que usó la narrativa de “Primero los Pobres”. Calderón construyó su mitología a partir de la frase de “El Presidente del Empleo” y de la “Guerra contra el Narco”. En tanto que Enrique Peña, que inició campaña con la construcción narrativa de “Mi Compromiso es Contigo” para enunciar que su efectividad sería notoriamente superior a los gobiernos panistas, pues instrumentaría “reformas estructurales” para anotar un “Moviendo México”. Peña venció con holgado margen a un López Obrador en su segundo intento por convertirse en presidente.
Es fácil saber cómo terminaron la mayoría de esos “Mitos Fundadores”: salvo Ernesto Zedillo, cuya estrategia fue la de prepararse para dejar sin problemas la presidencia.
El presidente López es quizá quien tiene un plan más preciso para crear su propia mitología, partiendo del término “Cuarta Transformación” o #4T para compararse desde un inicio con los eventos que esculpen la historia oficial —la historia de bronce prodigada en la educación pública por décadas— con la Revolución de Independencia, la Guerra de Reforma y la Revolución de 1910.
Pero como un mito necesita reafirmarse de manera cíclica, se eligió el primero de julio como fecha que pronto entrará al calendario cívico como otro “Puente” para festejar; como un mito necesita el intermediario entre lo Sagrado y la humanidad, un chamán o sacerdote, el papel hoy lo tiene el presidente; requiere de una liturgia que de manera secular recuerde a las personas el origen de los dones recibidos.
Lo único que puede derrumbar un mito, es una realidad más grande y terca, una realidad que hoy camina en otra ruta al de la #4T. Esa realidad tiene dos caminos pedregosos: economía y seguridad pública. Y en ninguna vamos bien hasta Julio de este año.
