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En boca abierta: La violenta realidad

Por: Martín Espinoza 20 Ene 2020
Por más que nos presenten otros datos, la realidad es que México se tiñe de sangre. La inseguridad es un problema en crecimiento
En boca abierta: La violenta realidad

Otra vez las cifras avasallan al discurso político. Una vez más la realidad se impone a los buenos deseos de los gobernantes que quisieran que lo único que se escuchara fuera su voz en las plazas públicas anunciando la “buena nueva” de que la violencia, desatada por la descomposición social que todo lo trastoca hasta crear mafias y cárteles que se agrupan en verdaderos “clanes delincuenciales”, ha cesado. Pero la realidad es terca. Más terca que aquellos que en su afán porque nada de esto pasara hacen “malabares” verbales para tratar de justificar que antes “estaba peor”. No, nada de eso. Hoy la violencia golpea a decenas de familias que, incrédulas, velan los restos de alguno de sus integrantes que cayó en manos de los criminales que están más allá de la polarización o de la ideología política con la cual sus gobernantes “clasifican” hoy a la sociedad que supuestamente gobiernan.

Hoy, otras familias velan a sus muertos. Como la de Oscar Ramírez Ortiz, jugador de la Liga de Futbol Americano Profesional, desaparecido a principios del mes pasado en una plaza comercial del municipio de Tlalnepantla, Estado de México, y encontrado horas después —ya sin vida (con dos tiros en la cabeza)— atrás de otra plaza pero en Atizapán.

Y cómo explicarle a la familia de Cristina Vázquez Chavarría, activista e integrante del Comité Fundacional de Residentes de la Colonia Hipódromo Condesa de la Ciudad de México, encontrada muerta el lunes primero de julio y con huellas de violencia en el interior de su departamento, que “ni un paso atrás, ni titubeos” en la pretendida transformación del México que hoy padece uno de sus peores momentos sociales. No hay manera ni argumentos para convencer a esas familias.

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Y así, miles de víctimas cuyas familias ni siquiera las volverán a ver ya no se diga con vida, ni siquiera su cuerpo inerte, porque desaparecieron y siguen desapareciendo a pesar de tantas promesas de que las cosas van a cambiar.

El de junio de este año se vuelve a convertir (cada mes que transcurre se dice lo mismo) en el mes más violento del que se tenga memoria a partir de que se contabiliza el número de muertos por homicidios dolosos. Datos oficiales preliminares indican que se reportaron 2 mil 543 víctimas, lo que significa que a nivel nacional hubo 84 muertos por violencia todos los días. Esto ya es una barbarie. De hecho, lo ha sido desde hace varios meses. Y lo peor es que no cede; más aún, cada día las cosas empeoran.

El primer semestre del año ha sido el más violento del que se tenga registro en el país. Sólo en seis meses se contabilizaron 17 mil 65 víctimas de homicidio doloso y de feminicidios, algo nunca visto en la historia delincuencial del país. Ello representa un incremento de 480 casos respecto del primer semestre del año pasado. Ya comparadas las cifras a nivel semestral aumenta el número de asesinatos diarios a 94. Solamente en lo que va del sexenio ya murieron más de 19 mil 944 personas en circunstancias violentas, si tomamos en cuenta los 2 mil 879 homicidios cometidos durante diciembre del 2018.

El “mapa de violencia” en México no ha cambiado mucho en los últimos años. Si acaso, se ha concentrado aún más en la capital del país donde hoy se ven ejecuciones, secuestros y formas de delinquir que no se veían hace mucho. Guanajuato, el Estado de México, Jalisco, Baja California, Chihuahua, Veracruz, Ciudad de México y Guerrero concentran los mayores niveles de homicidios y violencia a nivel nacional.

El propio presidente remarcaba durante el “banderazo de salida” de la Guardia Nacional, en una ceremonia realizada en el Campo Marte de la Ciudad de México, que “tenemos como pendiente resolver el grave problema de la inseguridad y la violencia; ahí no podemos decir que se ha avanzado. Ahí, desgraciadamente prevalecen las mismas condiciones que heredamos de los gobiernos anteriores”.

El problema, dicen los expertos, es que sin estrategia y sólo buenas intenciones no se resuelve el problema. Francisco Rivas, director de Observatorio Nacional Ciudadano (ONC), señala que “si bien la situación de violencia en el país es crítica desde hace varios años, para hacerle frente se requieren estrategias definidas y acciones concretas que hasta el momento el gobierno no ha sabido explicar”. Hoy se confirma que puede más la ineficiencia que traemos arrastrando de años de corrupción e inoperancia del sistema de procuración e impartición de justicia, que el crear nuevos cuerpos de seguridad que contengan a las bandas criminales que hoy superan en número y en armamento a las policías, sean municipales, estatales o federales. Y a eso hay que sumarle que dichos cuerpos de seguridad están al servicio de los propios grupos criminales.

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