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Historias reales de hoteles de paso, moteles y love hotels

Por: Arturo J. Flores 13 Feb 2024
Desde la leyenda de la habitación 32 hasta un juego de roles que no acabó bien, estas historias de moteles, hoteles de paso y love hotels, te harán reír y sorprenderte.
Historias reales de hoteles de paso, moteles y love hotels
¿TIENES UNA HISTORIA EN UN MOTEL?

Este será el primer 14 de febrero en el que los llamados “hoteles de paso”, moteles y love hotels registren aforo controlado y apliquen medidas sanitarias para disfrutar de sus instalaciones.

Aunque por definición quienes asisten a estos lugares llegan con la temperatura del cuerpo más alta de lo normal y sin intenciones de guardar la “sana distancia”, la nueva normalidad exige también nuevas formas de amar.

Como un homenaje a esos tiempos en los que nos entregábamos sin miedo (o el único miedo es que nos descubrieran, cuando se trataba de relaciones clandestinas) a nuestras pasiones desenfrenadas, reunimos las más extrañas, hilarantes y descabelladas historias de hoteles de paso, moteles y love hotels.

¡Feliz Día de San Valentín!

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AL RESCATE DE LA MUJER MARAVILLA

“Soy gerente en un hotel muy popular entre las parejas porque somos extremadamente discretos. Lo he visto y escuchado de todo, de verdad. Por lo menos eso creía hasta una tarde en que llegaron una mujer y un hombre de mediana a edad a solicitar una de nuestras suites.

“Aquí tengo que abrir un paréntesis para contarte lo que sucedió dentro de la habitación y que yo me enteré hasta que forzamos la puerta. Sí, así como lo oyes: casi tuvimos que tirarla.

La pareja tenía la fantasía de utilizar disfraces. Venía preparada con uno de La Mujer Maravilla para ella y uno de Batman, para él. Se los pusieron y como parte de su role play, Wonder Woman fue atada a la cama por ‘un archivillano’. La idea era que Batman le saltara encima para rescatarla. Pero como podía reprimir sus instintos, antes la haría suya así.

“Cuando Batman se tiró desde un mueble a la cama, no consiguió medir bien su caída y se golpeó en la cabeza con la orilla de la cama. Perdió el sentido. La Mujer Maravilla pensó que su compañero había muerto y empezó a gritar, pidiendo auxilio.

“Aquí cierro el paréntesis. Imaginarán que las fantasías en que alguien se resiste a tener sexo, son más comunes de lo que uno piensa. Así que después de un rato te acostumbras a escuchar gritos que provienen de las habitaciones.

“Pero algo había en el llamado de auxilio de aquella mujer que nos hizo sospechar que algo no andaba bien. Así que fuimos a cerciorarnos. Fue cuando nos dijo, desde el interior de la habitación, que DE VERDAD necesitaba ayuda. Así que entre la gente de mantenimiento y yo forzamos la cerradura.

“Al final, Batman recuperó el sentido y no sufrió mayores complicaciones. Pero aún recuerdo lo extraño que fue entrar a una habitación de hotel en la que Batman estaba tirado en el suelo y La Mujer Maravilla pedía ayuda a gritos, amarrada en la cama”.

Martín, 38 años.

 

EN TIEMPOS DE GUERRA 

“Mi historia tiene que ver con el 14 de febrero. Mi novia y yo buscábamos un hotel libre por toda la ciudad, pero como era Día de San Valentín, todo estaba lleno. Hasta que llegamos a uno por la zona de la Villa en la que el vigilante me dijo: ‘ya no tenemos cuartos, pero si quieres te rento el mío’.

“Estábamos tan horny que dijimos que sí. Pagué 300 pesos y acabamos en la cama del policía. Era un cuarto sencillo, pero limpio, junto al estacionamiento. Al final, hasta le di 50 pesos más de propina por el favor”.

Ernesto, 30 años.

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LA LEYENDA DEL CUARTO 32

Pensé que era una leyenda urbana. Lo había leído en muchos foros y me lo comentaron amigos ‘del ambiente’. Me dijeron que en ese hotel había que pedir la habitación 32 y dejar la puerta abierta.

Por si las dudas, compré suficientes condones y poppers. Después de un rato, entro un joven de unos 25 años, con los ojos dilatados. Cerró la puerta y comenzó a desnudarse. Yo estaba muy nervioso, mi corazón latía mientras en mi mano derecha tomaba el frasco de poppers.

Esa vez probé pro primera vez el cristal. Recuerdo que le decía a mi acompañante: ‘no se siente nada’, pero cuando reaccioné ya había 5 hombres en la habitación. Omitiré los detalles, pero sí diré: todo lo que se cuenta de la habitación 32 del hotel Mazatlán es cierto. Logro desbloqueado.

 

ENCAPUCHADOS EN LA PUERTA

“La nuestra fue una historia de terror. Mi novio y yo fuimos a pasar la noche en un hotel y en la madrugada, tocaron a la puerta. Él se levantó de la cama a ver quién era y a través de la mirilla descubrió a un grupo de encapuchados que traían armas largas.

“Se estaba llevando a cabo un operativo de la Marina en los hoteles de la zona, para atrapar a un delincuente y resulta que los movimientos que habíamos hecho, la hora a la que llegamos al hotel y hasta el vehículo en que veníamos, coincidían con los del sospechoso.

“Nos pidieron nuestras credenciales de elector y después de comprobar nuestra identidad, se marcharon. Pero ya no pudimos retomar ‘la acción’ ni dormir bien. Al otro día, cuando bajamos a la recepción todo estaba normal. Pero sí nos enteramos por las noticias que habían atrapado a la persona que buscaban”.

Selene, 35 años.

 

 

HERIDAS DE BATALLA

“Me fascina el futbol y tengo dos equipos favoritos en la vida: los Pumas y el Barcelona. Ese día jugaba el Barça. El chico con el que salía y yo nos fuimos a un motel. El plan era pedir sushi, ver el juego y ya después, echar pasión.

“Él no se aguantó las ganas y mientras yo estaba viendo la televisión, me saltó encima. Lo extraño fue que aunque me tomó por sorpresa, no me dolió. Al contrario, seguí viendo la tele sin pelarlo, dejándolo que se divirtiera hasta que se detuvo y me dijo: ‘oye, creo que te lastimé. Estás sangrando’.

“Lo curioso es que no me dolía, ¡porque el que estaba sangrando es él! No tengo idea de cómo se lastimó, pero tenía una cortada horrible. Tuve que llamarle a un amigo médico, además de mandarle fotos de su nepe, para que me explicara cómo curarlo.

“Salí a comprar todo el material y además, supongo que fue muy feo para mi amigo el doctor porque siempre quiso conmigo. Al final, no vi mi partido y al chico le quedó una cicatriz horrible que no importa con quién esté en el futuro, siempre le recordará a mí”.

Gloria, 24 años

 

BDSM ACCIDENTAL

“Fui con una amiga a un hotel y después de un buen rato de acción, nos quedamos platicando con las luces apagadas. Estábamos fumando, porque aún no se reglamentaba el consumo de tabaco en espacios cerrados, y ella se confundió y en vez de apagara el cigarro en el cenicero, me lo apagó en el pecho. Grité como nunca en la vida”.

Omar, 42 años

 

EL OLVIDO AL NO ME ACUERDO

“Mi novia y yo fuimos a celebrar su cumpleaños en un motel. Cuando estábamos en el jacuzzi, ella se salió por algo y se resbaló. Se pegó en la cara y perdió el conocimiento.

“Me asusté muchísimo y como no sabía que hacer, le tuve que hablar a sus papás. Llegaron por ella y yo tuve que salir por ellos, porque el gerente no los dejaba pasar. Tuvo que entrar primero su mamá, porque obvio ella no estaba vestida y entre las dos le pusimos algo de ropa. Después su papá la sacó cargando. La gente se sacó muchísimo de onda.

“La tuvimos que llevar al hospital. Mi novia despertó hasta el día siguiente y sufrió un episodio de amnesia, porque hasta la fecha no recuerda esa semana de su vida”.

Andrea, 29 años.

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CRÓNICA DE UN FIASCO ANUNCIADO

“Cuando me pasó, lloré muchísimo. Ahorita ya me da risa. Fui con un amigo al concierto de Carlos Ann. Bebimos muchísimo. Me propuso que fuéramos a otro lado, le dije que sí y ya cuando nos íbamos besando en el Uber, me advirtió: quiero que sepas que hace mucho que no hago ESTO, así que si no puedo, no te vayas a enojar. Primera pista y no lo vi venir.

“Me llevó a un hotel súper cool en la Zona Rosa. Desde ahí debí sospechar que algo no andaba bien. ¡Le cobraron en dólares! Ya en la habitación, empezamos a platicar y me propuso que fuéramos a bailar. Nos lanzamos a un antro cercano. De repente, un tipo me sacó a bailar en lo que mi amigo iba al baño.

“Pasaron dos canciones. Como mi amigo no regresaba, lo fui a buscar. Lo encontré besándose con otro hombre y sólo le dije: ‘ya van a cerrar’. Todavía me lo presentó y el chavo se vino con nosotros. Nos metimos los tres a una sex shop y yo estaba sacadísima de onda. Me propusieron un trío. Les dije que no y bien indignada, me regresé al hotel.

“Mi amigo me alcanzó y en la habitación me dijo: ‘voy a despedir a este chavo’. Como se tardó mucho en regresar, bajé a buscarlo al lobby y no lo encontré. El botones me dijo: ‘Uy, señorita. Hace un buen rato que su novio se fue con otro chavo. Ya mejor súbase a disfrutar la habitación. Tiene hasta las 12 de mañana’”.

Mariana, 27 años.

 

NATURALEZA MUERTA

 “He visto documentales de bandas como Mötley Crüe o Guns n’ Roses en los que se cuenta cómo destrozaban cuartos de hotel en sus giras. Me pasó algo similar con una chica con la que salía. Pero raya en lo absurdo.

“Nos metimos en un love hotel que tenía de todo: potro del amor, área para BDSM y jacuzzi. Pero cuando estábamos en la cama, comenzamos a tener sexo tan salvajemente, que el cuadro que estaba en la pared se cayó. Me pegó en la cabeza, se partió en dos, pero en defensa diré que no dejé de hacer lo mío hasta que los dos acabamos. 

“Me lo cobraron carísimo y lo peor es que el cuadro estaba horrendo”.

Miguel, 32 años.

 

CUIDADO CON EL FLUSH

 Soy actor porno. Fui parte de un rodaje que tenía lugar en un love hotel. Éramos como 10 personas en una suite. En ese momento tenía lugar una escena de orgía en la cama. Pero uno de los técnicos pasó al baño. Cuando tuvo lugar la ‘toma final’, se hizo silencio y se escuchó cómo jalaban la cadena.

“Ni modo, tuvimos que rodar de nuevo, con todo lo que eso implica. De entrada, tener que sacar energías de donde ya no hay”.

César, 33 años.

 

 

YOU CAN’T ALWAYS GET WHAT YOU WANT

“Me gusta el sexo. También me divierte hacerme fotos eróticas y compartirlas en mis redes, pero desde que empezó la pandemia, me había portado súper bien.

“Pero cuando un amigo fotógrafo me propuso ir a un hotel para realizar una fotos de desnudo, le dije que sí. Una vez en la habitación, me quité la ropa y mi amigo me dijo que lo esperaba un momento porque iba a entrar al baño. Se tardó muchísimo en salir, así que le toqué a la puerta para preguntarle si estaba bien.

“Con mucha pena, me confesó que tenía una erección y no se le bajaba con nada.

Durante toda la sesión fotográfica, tuvo un enorme bulto entre los pantalones. Cuando terminamos, le propuse que tuviéramos sexo de amigos para no desaprovechar semejante erección.

Santo remedio. En ese momento se le bajó. Ni los besos, el cachondeo y hasta el sexo oral que le practiqué pudieron levantar otra vez sus ánimos. Al final, sólo dormimos juntos. Pero las fotografías quedaron espectaculares”.

Diana, 30 años.

 

 

 

 

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Arturo J. Flores Publisher Me gusta la música, el cine, la literatura, el erotismo, política y meterme en dónde no me llaman. Encontré la forma de hacer todo eso al mismo tiempo: soy periodista.
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