Star 27: del street art a las botellas de cerveza

En un callejón perdido del centro de Mexicali, un dragón protege con su mirada entrecerrada al caminante. También escondido, una enorme cactácea en un terreno baldío anuncia una noche de rock en el traspatio de una familia japonesa en el primer cuadro de la ciudad. Debajo de un puente, un borrego cimarrón de pintura mira con suspicacia a los automovilistas. Cada icono comparte no sólo la mirada: todos son trabajo del renombrado artista Star 27 de Mexicali.

Mexicali: El lado cool de la frontera

 Las bardas son sus lienzos

Las noches podrán ser calientes en Mexicali, pero nunca lo suficiente para detener el trazo del artista. Lo que para el común es una calle normal, para Etelberto Ortiz Aguilar, mejor conocido como Star 27, las bardas son lienzos abiertos. Llegará sin ser notado, sin hacer mucho escándalo. Su caja de aerosoles, las tapas listas. Y con una mano, con un trazo perfecto, delinea las formas y roba al lienzo su paz para darle vida al animal. Los múltiples totems de Star 27 son parte de la identidad de Mexicali.

“Desde que empecé de morro con el graffiti, no ha desaparecido de mi vida”, me dice el artista mexicalense. Un diseñador gráfico de cepa que prefirió los muros aunque tampoco ha abandonado la pantalla y el Ilustrador. “Suelo pintar solo, tengo mi modo, es muy específico, muy engranado. La obra tiene que salir bien”, expresa con esa seguridad característica de un norteño.

Con disciplina, su arte ha invadido a la ciudad de Mexicali. Lo puedes encontrar en las fachadas de tiendas, en bardas de calles principales y también en callejones. Los encuentras en latas de cerveza artesanal y en camisetas. Los cachanillas, gentilicio del mexicalense, reconocen el trabajo de Star 27. Lo han hecho parte del paisaje; lo han aceptado como un símbolo de la ciudad fronteriza.

Dragón Fronterizo

En el callejón detrás de la antigua escuela Leona Vicario, dos dragones custodian el paso. Observan a los migrantes, a los chinos, a los mexicanos, a los sin hogar. Dos dragones unidos por dos artistas: Libre y Star 27. Dos trazos unidos, dos estilos, dos cuerpos de escamas mágicas. El artista mexicalense pertenece a un movimiento que ha dejado una marca indeleble de la cultura local.

Desde Calle “I” hasta debajo de los puentes por la avenida Río Nuevo. Las paredes visibles del centro histórico, escondidas en azoteas, baldíos, en lugares sin mapa. De pronto, podrás verlo trabajar junto al artista Rod Villa, colaborando como en nado sincronizado sobre la realidad. Águilas, dragones, coyotes y otros nahuales nacen de cuatro manos que han tomado a la capital bajacaliforniana como una galería abierta al público.

También en San Felipe colaboró con el artista belga Bué The Warrior. Y con Adrián Pereda y JM. Y otros tantos artistas que pasan por Mexicali y saben que con el maestro hay una lección de vida sobre cómo es el cachanilla y cómo, en un trazo, se expresa el alma.

El gran lúpulo

Héctor Corella es maestro cervecero de Amante Brewery. Desde que lo conozco, me confesó que Boba Fett no había muerto. Cuando vi la serie The Mandalorian tuve que confesarle que tenía razón. Afuera de su cervecería artesanal en la colonia Nueva, un gran lúpulo mira con suspicacia a los terrenales. Es el gran lúpulo de Star 27.

Adentro, la gente se reúne y bebe los fermentos de esta casa cervecera. Una de las latas, Frida, de estilo Session IPA, fue arropada con el mismo diseño del artista mexicalense. Una amistad entre el cervecero y el artista que brincó al mundo de las colaboraciones interdisciplinarias.

“Ha sido parte de colaborar en proyectos distintos. Música que me inspira. Cheve que me gusta. Esas cosas son las que me late hacer”, me dice Star 27. Esa noche visité la casa de Mino Kiyota, un reconocido galerista de la ciudad quien prestó su casa para que el grupo Tabula Rasa presentara su nuevo disco “Cactáceas”. La portada del disco fue diseñada por Star 27 y habla totalmente del paisaje de Mexicali: del desierto, de la resistencia de las personas que viven en esta ciudad.

El estilo del artista queda notorio en los frutos con esa mirada insignia del artista.

“Él es parte de Tabula Rasa. Nos acompaña a los ensayos. Él diseñó nuestro nombre. Él hizo la portada. Cada brazo de la portada representa el no tener personalidad y a la vez muchas personalidades. Así somos en el norte: para el sur estamos muy agringados y muy mexicanos para los gringos. Nos sentimos muy honrados de contar con el arte de Star 27. Nos gusta lo que hace. Nos gusta lo que hace en la ciudad. Este bato no va a descansar hasta tener murales en toda la ciudad. Está aferrado”, comenta Eduardo Rodríguez, el bajista de Tabula Rasa.

Una ciudad tan joven como Mexicali, en este momento, embulle en creación. La malta, la pintura, la palabra, la música emerge en el vasto desierto y resiste las embestidas del sol. Sin avisar, Star 27 ya tiene una nueva idea en mente, un nuevo muro que conquistará con sus latas. Sobre su futuro él cierra:  Voy a seguir pintando hasta que no me pueda parar.