Tonana, música que calla las voces de tu cabeza
Claudia Martínez, mejor conocida como Tonana, es una cantante de lenguas maternas de origen mexicano que ha destacado por su compromiso en la promoción y preservación de las lenguas indígenas del país a través de su música.
Recientemente, lanzó su más reciente sencillo titulado “Sesenyaka”, una canción que nace de estar en soledad escuchando los sonidos que puede haber en el interior de una casa a la que Tonana se refiere como “bunker”.
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En entrevista, Tonana comparte que su enfoque musical se basa en la mezcla de sonidos tradicionales con elementos contemporáneos, buscando crear un puente entre el pasado y el presente.
“Ingresé a los 9 años en el Conservatorio Nacional y empecé con un curso de niños en una orquesta de lírica popular mexicana. Mi mamá me inscribió porque le gustaba mi voz desde chica y me escuchaba cantar todo el día”, comenta acerca de sus inicios.
Tu mamá estudió Historia y Letras Hispánicas en la UNAM, ¿te contagió el hábito de la lectura?
Mi mamá es una lectora bárbara, pero yo no tanto. Yo no tengo la biblioteca de mi mamá ni su cultura, ella es una apasionada de la historia. Yo soy más de escribir lo que hay a mi alrededor. Tengo personas que leen mucho más que yo y que están inmersas en ese universo, pero no escriben como yo.
Siento que el talento para escribir canciones y hacer esa síntesis, quizá, para algunos es un oficio que se aprende, pero hay quienes tenemos más facilidad porque también tiene que ir de acuerdo con el oído y la rítmica.
¿Cuál es tu definición de historia?
Yo siempre separo lo que es historia, literatura y poesía. Mi gran conocimiento de este país fue a través de la música, pero no nada más de este país, sino de todo América como continente o de Europa. Me encantaba saber a través de la música.
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Para mí lo que me fue acercando hacia la historia, literatura y a la poesía fue la música. De chica no tenía interés por la música; de hecho, me fue muy mal en primaria y secundaria, hasta que encontré un libro de Historia de México de McGraw Hill que Paulina Latapí incluyó con música para explicar a los chicos la historia de México. Ahí incluye zapoteco y me pareció genial ese proyecto, porque en secundaria yo me hubiera devorado la historia por la canción.
¿Tienes un interés más amplio en historias auditivas?
El mundo de los sonidos y mi memoria auditiva es muy fuerte. Recuerdo cuando éramos chicos y que, al caminar por la escalera, el escalón que rechinaba cuando dabas vuelta.
La casa donde crecimos era un poco antigua entonces todo rechinaba y recuerdo cada sonido, incluso, el closet que tenía mi mamá donde guardaba las toallas, el calentador en las noches y que hacía cierto tipo de sonidos de chispas y me acuerdo de todo, todo eso.
Tonana
¿Cómo escuchas música?
Cuando salgo a caminar, no uso audífonos. Los utilizo para disfrutar la música, pero al salir nunca.
A mí me encanta escuchar todos los sonidos de los alrededores. Es muy raro verme con audífonos, ni siquiera para dormir los uso. Me gusta escuchar los pájaros por la mañana, los aviones y todo el ambiente que haya en ese momento. Estoy conectada sonoramente a un universo.
¿Cómo llegaste a cantar en lenguas maternas?
Cuando yo lo hice, casi no había ninguna otra artista que lo hiciera. Yo no quería pertenecer a ningún movimiento o algo que se le pareciera, no por arrogancia o falta de interés; más bien, porque conocí mi primera canción a los 11 años, “El feo” en zapoteco, y ahí me enteré que había lenguas maternas en el país.
Soy muy curiosa, por lo que me fui acercando a esa música. A mí me gustan las y los artistas que mezclan, que hacen cosas interesantes con instrumentos, pero también me fascinan las tradiciones de todos los grupos originarios de la mayoría de los países.
Ese universo, ese mundo en dónde tuve la suerte de estar; por ejemplo, los tarahumaras, su gente, la estética y la cosmovisión de sus tejidos, sus telas y sus bordados, todo ese mundo me parece fascinante. Así me fui encontrando a ese tipo de música.
Empezaste desde el año 1998, ¿cierto?
De ese año es el álbum que se conoce. Lo lancé porque no quería saber nada de disqueras. Empecé hasta los 20 años a formar parte de disqueras. Creo que, si una no canta lo que desea cantar, resulta muy complejo.
Hay cantantes quizás más versátiles y pueden hacerlo, pero yo soy incapaz de desprender mi forma de pensar de mi forma de sentir. Otros cantantes pueden decir que estoy loca, que ellos entran al escenario y son otros. Yo no, yo soy la misma en el escenario y fuera de él.
La música disco no te gusta, ¿qué tipo de música sueles escuchar?
Me gusta el blues, sus composiciones, letras y arreglos. Entonces, cuando saqué mi primer álbum, tenía claro lo que me gustaba. Lo hice muy intuitivo, quería también conseguir un tejido musical e instrumental muy diferente al que te lleva el castellano.
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Tengo entendido que no hablas al cien por ciento las lenguas maternas, ¿cómo son los ensayos para estas canciones?
Hablo inglés, castellano e italiano. En el conservatorio, me obligaban a dominar cuatro idiomas o más. Leer las partituras te obligaban a entenderlos como si los hablaras. Lo que hago es escuchar fonogramas. También llevaba una grabadora como periodista. Las repetía y ensayaba cada pronunciación hasta que quedaba.
¿Cómo fue con “Sesenyaka”?
Fue en el “bunker”. Tenía un espacio en casa de mis papás en donde me gustaba estar sola y escuchar mis alrededores. Siempre he escuchado acerca de los clichés de meditar, sentarse en flor de loto y hacer un om cada vez que respiras.
Pero, en realidad, no se necesita ser un experto para saber que hay sonidos relajantes. En cinco minutos puedes apagar las voces de tu cabeza. Eso quise plasmar con este sencillo, que lo escuches y te vayas conmigo a ese bunker. Regalarte tus 5 minutos de paz.
