Luego de la terrible noche vivida aquel 2 de octubre de 1968, cuando se reprimió la manifestación estudiantil; nadie se hubiera imaginado que apenas 3 años después, la misma juventud aguerrida organizaría el
Álex Lora: “¡Qué viva el rocanrol!”
concierto más grande en la historia de nuestro país: “El Festival de Avándaro”, también conocido como “la versión mexicana del festival de Woodstock”, pero ¿cómo fue que sucedió?
Justino Compeán, quien hace poco fuera presidente de la FEMEXFUT (Emiliano Zurita) y “El Negro” (Alex Speitzer), querían revivir la afición por las carreras de coches en México, lo cual amenizarían con un pequeño concierto, pero en su búsqueda de patrocinadores, empresarios aliados y sobre todo bandas que quisieran presentarse, poco a poco, todo se desvirtúo.
Fue así que, el 11 y 12 de septiembre de 1971, más de 200,000 jóvenes (según cifras oficiales, pues hay quienes mencionan casi medio millón de personas), abarrotaron el asentamiento de Tenantongo y sus alrededores en Valle de Bravo para ser partícipes de lo que acabó siendo un concierto multitudinario, que duró más de 12 horas, en el que la pasión juvenil desbordó.
La misteriosa identidad de “La Encuerada de Avándaro”
La prensa y la ciudadanía conservadora de aquel entonces, calificaron el evento como una “asquerosa orgía hippie de encuerados, marihuana, degenere sexual y mugre”; vaya, no sé a ustedes, pero a mí me suena a que era un gran plan.
Y, si como yo, no lo viviste de primera mano; pero, quieres el chisme a detalle en versión cinematográfica, pues te tienes que lanzar a ver “Autos, Mota y Rocanrol”. La historia de dos amigos que querían emprender juntos y que, a la vez, resulta en todo un homenaje, no solo a Justino, a “El Negro” y a todos quienes fueron cocreadores y organizadores del legendario evento (entre los que se mencionan al productor Luis de Llano Macedo y el publicista Carlos Alazraki); sino, a toda una generación de jóvenes que buscaban poder expresarse y empoderar sus ideas, dejando atrás el miedo a ser reprendidos o desaparecidos e incluso asesinados por querer vivir a su manera.
“Los que fuimos a Avándaro, ni sabíamos dónde estaba”: 50 años del Festival
Por supuesto, el suceso tuvo repercusiones políticas; Luis Echeverría presidente de México en turno, prohibió los conciertos de rock y la programación del género en la radio, lo que derivó en que desaparecieran varias bandas icónicas. Sería hasta la década de los 80, cuando el rock regresaría paulatinamente al ojo público.
Pero, si algo tiene la historia, es la permanencia; y, hoy, “Autos, Mota y Rocanrol”, nos recuerda este hito en la historia del rock y la música en México; y nos recuerda también lo que fuimos, lo que somos y lo que podemos ser.
Dirigida por José Manuel Cravioto
Estreno 11 de septiembre