Vive Latino Día 1: por obra de Netflix, TikTok y un stream
Es imposible escribir de un festival. Mucho menos de uno como el Vive Latino, que tiene 7 escenarios. En el que suceden cosas todo el tiempo y a la vez. Pero cada quien lo intenta.
Se puede decir del primero de dos días, que el cambio de sede le favoreció mucho. Para llegar de un escenario a otro ya no es necesario realizar un éxodo y la tradicional sobrepoblación a la que nos tenía acostumbrados el ecosistema del Vive, brilló por su ausencia.
Foto: OCESA/ Liliana Estrada
Mariposa interrumptus
También se destaca la caballerosidad de Fito Páez, que interrumpió “Mariposa tecknicolor” y prefirió no tocarla para no rebasar su tiempo de escenario, en el Amazon Music. Ante el azoro de los presentes, el argentino, ataviado con una gabardina amarilla que recordaba a Georgie Denbrough, el niño que enfrentó el voraz apetito de Pennywise, presentó a los integrantes de su banda y se levantó del piano para despedirse, después de haber cantado una hora.
Foto: OCESA/Lulu Urdapilleta
Y aunque nos recetó emotivas versiones de “El amor después del amor”, “Te vi” y “Ciudad de pobres corazones” (esta última en una poderosa entrega cuasi heavy metalera), la falta de uno de sus más emblemáticos hits nos dejó, como dice la letra: “Vi sus caras de resignación, los vi felices, llenos de dolor”.
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Queremos Rosa Pastel, Pastel, Pastel…
Supernova es una estrella que estalló hace mucho tiempo, pero cuyo brillo aún es percibido por los seres humanos. No en vano el nombre se parece al de Belanova. La agrupación tapatía confirmó que la luz de su éxito se percibe con gran intensidad, pese a que hacía tiempo se había anunciado su extinción.
Foto: OCESA/Liliana Estrada
Pero la desbordaba pasión con la que su público, compuesto incluso por quienes no habían nacido cuando Édgar, Ricardo y Denisse se reunieron en el año 2000 para hacer música, cantó “Rosa pastel”, lo confirmó: es el milagro de TikTok, capaz de resucitar a los muertos. Lo mismo puede decirse de Fito, que seguramente tiene mucho que agradecer a su bioserie en Netflix en su posicionamiento como uno de los términos más googleados un día después de su actuación.
Curioso es que las generaciones millennial y Z, tan renuentes a contraer matrimonio, pero a la vez defensoras de la responsabilidad afectiva, se hayan enganchado con ese tema, el mismo que Guerrero interpretó vestida de novia, y que a la letra dice: “clichés y tonterías”.
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El punk no muere, pero envejece
Pero además de los actos inmensos, aquellos que como Billy Idol arrastraron una marea de criaturas nostálgicas para escuchar en la voz del británico la historia de una mujer que, a medianoche, lloró y lanzó un grito de rebeldía, también hubo lugar para mirar de cerca a otros artistas que, no suelen ser benditos por la gracia del algoritmo y si se mantienen a flote, es porque existe una tribu de aferrados que los buscan.
Foto: OCESA/Lulu Urdapilleta
A ellos pertenecen, por ejemplo, Bad Religion. Mientras los originarios de Los Ángeles, conferían hechizos de menos de tres minutos, rápidos y agresivos, había quien se concentraba en señalar sus calvas y barbas pintadas de blanco, como si estas no fueran sino reflejos en el espejo de la vida. Las mismas que te recuerdan que llega una edad en la que es prudente mirar a los toros y al slam, desde la barrera.
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Foto: OCESA/César Vicuña
Un ojo al Vive y otro al garabato
Panteón Rococó, Santa Fe Klan, El Columpio Asesino, Gogol Bordello, Sussie 4, Genitallica o Portugal. The man. No existe forma de verlo o escucharlo todo. Sólo ese dios que dicen que existe posee el don de la ubicuidad. Tal vez por eso un visitante se apersonó en el Vive Latino con su cosplay divino, caracterizado como Jesucristo, se tomó incluso el detalle de pintarse dos puntos rojos en la palma de las manos. En su fantasía quizás anhelaba ser capaz de estar en todas partes, aunque lo único que con consiguiera multiplicar fueran cervezas y no panes y pescados, tal como lo presumía en la pila de vasos vacíos que cargaba.
Ni siquiera los que prefieren contemplar la experiencia desde Twitch se pudieron convertir en el Gran Hermano de Orwell y abarcar el universo del Vive Latino en toda su oferta.
Pero como alguien estuvo el primer día y vivió para contarlo, concluyo que sigue valiendo la pena intentarlo.
