Aguante Megadeth: el duro sonido de la nostalgia
El periodista Chico Migraña lo definió entre la segunda y la tercera canción que Megadeth descargó en la Arena Ciudad de México, mientras disfrutábamos de una cerveza: “todo es tan básico, tan elemental como un grupo tocando música y detrás de él, una lona con su nombre”.
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En este caso, no era una manta, sino una pantalla en la que se proyectaba el rostro de Vic Rattlehead, la mascota de la agrupación formada en 1983. Hay que destacar el impecable trabajo de sonorización del concierto. Las 16 canciones que integraron el concierto se disfrutaron por su perfecta ejecución, pero también por la claridad y la potencia con que se escuchó cada riff de guitarra y cada redoble de batería.
James LoMenzo. Megadeth en la Arena CDMX. Foto: Moisés Arellano.
La nueva alineación de Megadeth
Hace unas semanas, platiqué por zoom con Dave Mustaine. Durante la charla, dijo que tenía muchas ganas de mostrar lo bien que estaba sonando la alineación actual del grupo, integrada por el bajista James LoMenzo, el baterista Dirk Verbeuren y el guitarrista Teemu Mäntysaari.
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La razón lo asiste. Pero, además, las versiones que se tocaron fueron tal como suenan en los discos. Por eso, la gente no se conformó con cantar las letras, sino que hasta coreó con ánimo futbolístico las melodías de “Hangar 18”, “Angry Again” (el soundtrack de una película protagonizada por Arnold Schwarzenegger que seguramente muchos de los presentes vimos cuando íbamos en la secundaria) o “Skin O’ my Teeth”.
Thrash is the new black
Mustaine es un tipo de pocas palabras. No presentó las canciones. Tampoco se enfrascó en los extensos monólogos que distinguen a otros frontman. Se dedicó a tocar la guitarra y encender a la audiencia con sus gestos y contorsiones.
Además de los clásicos de álbumes como “Rust in peace” y “Youthanasia”, también se escuchó “The Sick, the Dying… and the Dead!”, que le da nombre al disco que Megadeth lanzó el año pasado.
A diferencia de otros shows que tuvieron lugar esta semana, como los cinco conciertos que Madonna ofreció en México, el de Mustaine y compañía fue exclusivamente para escucharse. No hubo proyecciones, visuales ni ningún tipo de coreografía. Únicamente muestras de la grandeza del thrash metal bien ejecutado.
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Dave Mustaine. Megadeth en la Arena CDMX. Foto: Moisés Arellano.
Clásico tras clásico
Un momento singular se vivió con “Tornado of Souls”, pero también con “She-Wolf” y “Symphony of destruction”, en la que la Arena Ciudad de México se sincronizó para entonar el ya popular “Me-ga-deth, Me-ga-deth, aguante, Me-ga-deth”, que distingue los conciertos de la agrupación en Latinoamérica.
Uno vuelve siempre a los lugares donde fue feliz. Puede ser que no todo mundo lo comprenda, pero ese lugar pueden ser las estridentes canciones de Dave Mustaine.
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Para quienes escribíamos fragmentos en las esquinas de las hojas de nuestros cuadernos escolares, para quienes —ya sin pelo, con las rodillas hechas pomadas por el futbol y las entradas en las sienes— se acompañaron por el sobrino que conoció el thrash gracias a un personaje de “Stranger Things”, el concierto de Megadeth en la Arena Ciudad de México será memorable por la misma razón que a otros podría resultaría aburrido: sonó idéntico que aquellos discos compactos que tal vez se estén llenando de polvo en alguna caja. Pero polvo somos y en polvo nos convertiremos todos. Descansemos en paz, el concierto ha terminado.
