“Nada es privado”, el documental que muestra cómo Facebook acabó con la democracia
Recientemente la frase de Mark Zuckerberg: “Muévete rápido y rompe objetos. Si no estás rompiendo cosas, no te estás moviendo lo suficientemente rápido” se ha quedado en mi cabeza. Generalmente es vista como un mantra que todo emprendedor debe tener presente para superarse constantemente, pero cada día demuestra que esta forma de pensar de Silicon Valley es la responsable de buena parte de los problemas políticos y económicos recientes.
Moverse rápido y romper objetos implica innovar constantemente sin pensar en las consecuencias. Modelo que implica quebrar leyes, explotar vacíos legales y hacer de la población un conejillo de indias.
The Great Hack (2019), o Nada es privado en español, el más reciente documental de Netflix, se centra en la historia de Cambridge Analytica, firma política conservadora, y la forma en que manipuló cientos de elecciones a través de la recaudación de datos y Facebook.
Los actores
En principio parecería exagerado afirmar que una red social tiene la capacidad de colocar a Trump en el poder o hacer que el Reino Unido se salga de la Unión Europea, postura que Alexander Nix, CEO de Cambridge Analytica, defendió firmemente en una audiencia ante el Digital, Culture, Media and Sport Committee de la Cámara de los Comunes Reino Unido, cuando aseguró que era la víctima de los medios liberales que buscaban un culpable ante los recientes triunfos conservadores en las elecciones.
El documental de Karim Amer y Jehane Noujaim muestra que la afirmación era un grito desesperado de un hombre culpable, responsable de la manipulación de cientos de elecciones en todas partes del mundo.
Nada es privado comienza en el festival Burning Man, en el que Brittany Kaiser escribe el nombre de su antigua empresa en la efigie para que sea quemada. La mujer, desconocida para la mayoría, eventualmente se convierte en una de las protagonistas del documental al haber sido una de las principales voceras de Cambridge Analytica y de las primeras en revelar a la prensa las acciones de su antigua empresa.
Kaiser se presenta como una figura complicada, una joven que destacó en su participación en el equipo de campaña de Obama en el 2008, pero que tras la crisis económica del mismo año se ve obligada a cambiar de bando y unirse a Cambridge Analytica.
Jamás son claras las intenciones de Kaiser, algunas veces parece que revela todos sus secretos porque las personas deben conocer la terrible verdad, pero en otras ocasiones simplemente parece desesperada por llegar a un acuerdo y salvarse. Complicada como la historia que protagonizó.
A ella se le suman las voces de la prensa, representada por Carole Cadwalladr, periodista de The Guardian, quien reveló los estrechos vínculos entre Cambridge Analytica y la campaña a favor del Brexit, y la visión del ciudadano a pie por medio de David Carroll, profesor de Nueva York, responsable de una demanda para conocer su perfil político que se hizo a través de sus interacciones en Facebook.
El poder de Facebook
La truculenta historia de la manipulación de la democracia que muestra Nada es privado se centra en un test de Facebook, uno de millones que poblaron a la red social por años y que le dieron a Cambridge Analytica acceso a las cuentas de millones de usuarios.
La gravedad es que el rango no se terminaba en las personas que aceptaron los términos y condiciones, se extendió a cada amigo de la persona. El estudio iba más allá de los “likes”, exploraba perfiles, interacciones e incluso comentarios y conversaciones privadas para crear perfiles políticos exactos.
En estos perfiles se destacaron a las personas “indecisas”, a las cuales se les bombardeó de comerciales de Facebook, con contenido que iba desde portales conservadores hasta videos de propaganda y noticias falsas. Así, Cambridge Analytica se convirtió en el último impulso decisivo que definió cerradas elecciones.
Nada es privado se convierte en una advertencia de la mentalidad de Silicon Valley, postura que está destruyendo, a través de la data, modelos democráticos que han demostrado que no son capaces de competir frente al monstruo propagandístico que utiliza a Facebook como su patio trasero.
