Melvin Gordon y la difícil situación de los corredores en la NFL
Las últimas semanas el mundo deportivo vivió un ataque de ansiedad ante la decisión que Kawhi Leonard tomaría. El recurrente MVP de las finales de la NBA estaba por decidir el equipo en el que jugaría la siguiente temporada, una decisión con el potencial de cambiar por completo la liga. Kawhi eligió a Los Ángeles Clippers, equipo que con esa decisión, y la adquisición de Paul George, pasó en un día a ser un serio contendiente por el título.
La noticia una vez más demostró el gran poder que tienen los jugadores de la NBA, no sólo para cambiar la liga, sino con respecto a sus contratos y los equipos por los que jugarán. Situación completamente opuesta a la que vive la NFL.
En búsqueda de una garantía
La misma ciudad que acaba de recibir a Kawhi Leonard y a Paul George ahora se está enterando que Melvin Gordon, corredor de los Chargers, le está exigiendo que lo cambien de equipo si no quieren darle un contrato multianual.
La postura de Gordon es completamente válida. En sus últimos dos años, a pesar de sus lesiones, se ha convertido en uno de los mejores jugadores de la liga gracias a su habilidad para correr, atrapar pases y proteger a su quarterback. Se ha ganado su contrato en el campo y juega en una posición donde una lesión puede acabar con su carrera, no puede vivir con contratos anuales, necesita una garantía económica que asegure su futuro en la liga. No obstante, su exigencia no podía llegar en peor momento.
Dos corredores demuestran la difícil situación de su posición en la NFL, el primero es Le’Veon Bell, quien por años había buscado un contrato multianual y cuando los Steelers le ofrecieron por segundo año consecutivo ser jugador franquicia (en pocas palabras: contrato de un año) se rehusó a firmar el contrato y pasó el resto de la temporada sin jugar.
El segundo fue Todd Gurley, el corredor estelar de los Rams, que tras ganar premio al mejor jugador ofensivo del año en 2017 firmó un contrato de cuatro años por $60 millones de dólares. Gurley al principio de la temporada demostró en cada partido que el contrato fue justo y por un tiempo estuvo amenazando el récord de anotaciones de LaDainian Tomlinson; pero una lesión en la rodilla hizo que su nivel bajara drásticamente a tal nivel que tuvo una participación para el olvido en el Super Bowl LIII.
En marzo de este año se reportó que Gurley tiene artritis en su rodilla izquierda, condición que no lo alejará del campo, pero que pone en duda si alguna vez llegará al nivel que lo hizo el mejor jugador ofensivo en 2017.
Los dos mayores contratos a corredores parecen lapidar las intenciones de Gordon. Se trata de una posición donde pocos pueden mantener un gran nivel pasados los 30 años y en la que el talento, tanto en la NFL como en el futbol colegial, sobra. No hay suficientes motivos para que un equipo opte por utilizar un gran porcentaje de su tope salarial en un jugador que puede ser reemplazado por alguien más joven.
Futuro incierto
Es claro que Le’Veon Bell, Todd Gurley y Melvin Gordon no son corredores cualquiera. Sin embargo, la tendencia de la liga en los últimos años ha estado disminuyendo la importancia de su posición, ahora los receptores, esquineros, profundos y tackles defensivos han cobrado una relevancia mayor con la proliferación del juego aéreo; por lo que los equipos prefieren gastar su dinero en esas posiciones.
En el caso de Gordon, el próximo año también terminarán los contratos de Philip Rivers, Joey Bosa, Desmond King y Hunter Henry, jugadores que los Chargers tendrían prioridad de firmar antes que a un corredor.
Es una situación complicada para todas las partes, el equipo de Los Ángeles sabe que su jugador merece el contrato, pero el tope salarial lo limita y lo obliga a gastar el dinero en otras posiciones y jugadores; mientras que Gordon busca esa seguridad financiera en un trabajo donde se está a una jugada de perderlo todo.
Mundos opuestos
No es muy justo comparar ligas y deportes tan diferentes. Los equipos de futbol americano tienen más del doble de jugadores en el campo y en sus vestidores, aspecto que aumenta la importancia del juego en equipo y disminuye al individuo.
Fuera de los quarterbacks, que forman parte de un mercado aparte, no existe un jugador que pueda en un instante convertir a un equipo en un contendiente, como lo ha hecho Kawhi Leonard a lo largo de su carrera.
De manera análoga, la NFL para aumentar la competencia tiene un tope salarial estricto, que ningún equipo puede pasar; a diferencia de la NBA que tiene un tope salarial laxo que en caso de no ser respetado se puede pagar una tarifa, aspecto que permite mayores salarios.
Un universo de distancia con respecto a las estrellas de la duela, no es extraño que JuJu Smith-Schuster, receptor de los Steelers, bromeara que le reclamaría a su mamá por no inscribirlo a básquetbol al ver los contratos de la NBA.
