Kamelot: crónica medieval de un espectáculo atemporal
La aventura comienza con el reto de estacionar el carro en un sinuoso terreno pavimentado con piedras de rio en las afueras del majestuoso exconvento del Desierto de los Leones. Debimos saberlo, si vamos a Kamelot, mucho mejor llevar caballo. Como sea logramos la misión, vivir la aventura medieval recibiendo la buena onda de la energía de primavera.
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Entrar al atrio del exconvento fue como internarse en un bosque encantado lleno de hadas, duendes, princesas, caballeros, brujas, arqueros, canciones de gesta, jubilosas danzas, combates, rituales, bolas de cristal, runas, amuletos, pociones y varitas mágicas. Y sí, es neta, no necesito fingir romance en esta nota porque la magia fermentó en este festival cual hidromiel en la Edad Media.
Cortesía KAMELOT/ Samuel Shapiro
Un mercadillo medieval
Hidromiel que, por cierto, pueden conseguir (y beber) en el mercadillo del evento, que ofrece, además, un montón de productos muy ad hoc. Desde joyería; ya saben, anillos en forma de serpiente, aretes coquetones, collares engarzados con piedras protectoras… hasta delicias artesanales como pan, galletas, jabones y aceites esenciales para asear, perfumar y consentir a su ser medieval preferido.
El soundcheck de Cristal y Acero
Como llegamos temprano, nos tocó ver el soundcheck de Cristal y Acero. Samuel Saphiro, baterista y fundador de la banda, le gritaba al vocalista “¡más fuerte, con ganas!”, desde la bataca. El primer actor Alejandro Villedi, quien interpretaría al Mago Merlín durante el show, daba la bienvenida al público tempranero mientras recorría el escenario con micrófono en mano para evitar feedback en el audio.
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Ahí sentada (por llegar temprano alcancé lugar), levanté la vista hacia el cielo oculto tras las enormes copas de los pinos y oyameles que enarbolan el recinto; aunque fue un día soleado y caluroso, se sentía el frescor del bosque. Cerré los ojos para hermanarme con la naturaleza, y entonces escuché al viento y una voz que decía que los tamales estaban bien buenos; claro, eran gourmet. Pero como ya íbamos bien desayunadas pues ya no los probamos, será para la próxima.
El tiro con arco y el martillo de Thor
Se vivió un ambiente muy familiar, el espectáculo comenzó como a las 10:30 de la mañana con una ceremonia de armonización a Ostara; diosa germana de la fertilidad, la primavera y la abundancia; luego, un par de arlequines nos entretuvieron con una graciosa danza y organizaron juegos. Silvana Fuentes, tocando su violín mágico salió al ruedo acompañada de un encantador ballet.
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Probamos el tiro con arco y no es por presumir, pero dimos con dos de tres flechas en el blanco, nada mal. Junto a la arquería, el softcombat pegó entre los asistentes por ser una forma deportiva de dar rienda suelta a los instintos pendencieros. La fuerza vikinga también se dejó sentir con el reto de levantar el martillo de Thor; aunque, el mayor desafío de todos será para aquellos valientes que, rindiéndose al amor, se unieron en matrimonio medieval ante los duendes de la aldea como testigos.
Cortesía KAMELOT/ Samuel Shapiro
Cosplay a la medida y una oferta gastronómica
Es divertido venir disfrazado, aquí te puedes armar tu ajuar medieval si aún no lo tienes. Desde orejitas puntiagudas y coronas de flores, hasta máscaras de animales cornados y cascos vikingos; pasando por vestidos y capas dignos de la Realeza, sensuales corsés y accesorios de piel o acero que te darán el toque mágico. Lectura del tarot, libros de hechicería y si eres fan de Harry Potter, pff… ni te digo.
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El espectáculo siguió con la presentación de una orquesta juvenil, una obra de teatro por parte de la compañía “Espíritu del bosque” y la narración de “Lancelot”, un cuento medieval. De tanto show nos dio hambre. La oferta gastronómica sabrosa y variada: tacos chingones al carbón (¿qué? así se llamaban…), garnachas y atole de pinole. Nosotras probamos los dogos alemanes, pero nos quedamos con ganas del choripan argentino. También pa’ la próxima.
Cortesía KAMELOT/ Samuel Shapiro
Kamelot a ritmo de heavy metal
Por fin llega la hora de presenciar la leyenda de Kamelot, narrada de viva voz por Parfical, interpretado por el actor Igor Cruz. La historia se empodera con la música de Cristal y Acero; legendaria banda de hard rock y heavy metal que, desde los años 80, ha musicalizado espectáculos teatrales; interpretando, en esta ocasión, las rolas de su más reciente disco: “Los Caballeros del Rey Arturo en busca del Santo Grial”.
El rock sinfónico de la banda en vivo acompaña las épicas batallas de la orden de Kamelot que hilvanan la narrativa de la obra, junto con las sensuales danzas de Tania Yedith y su grupo Spiral. Finalmente, la paz se ve restaurada cuando Arturo sigue el consejo de Merlín: “Siente el poder del grial y deja que tu espíritu se ilumine con la luz de tu sabiduría interior”.
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Ah sí… un par de cosillas más: gestas medievales interpretadas con gaitas irlandesas y tambores… y… ¡Alerta spoiler! … Amor, fe y esperanza se conjuran cuando la banda toca la última rola y, todo el reino, es decir; actores, rockstars, bailarinas, duendes, prensa, arlequines y familias enteras bailamos “Don´t stop believing” versión “Kamelot, El Castillo del Rey”.
