EL PELÓN DE LAS CONEJITAS: EL BOX ME ENSEÑÓ A VIVIR
MI PAPÁ Y YO COMPARTIMOS LA PASIÓN POR UN DEPORTE QUE NO SE LIMITA A LO QUE SUCEDE EN EL RING, SINO QUE TE MUESTRA UNA FORMA DE ENFRENTAR LOS RETOS QUE APARECEN CADA DÍA.
POR HÉCTOR SUÁREZ GOMÍS @PelonGomis
EL 6 DE MAYO ganó El Canelo, sí, pero al deporte del box se le faltó al respeto. Óscar de la Hoya y su matchmaker Eric Gómez no dejaron de burlarse durante toda la pelea de lo que El Canelo le estaba haciendo a Chávez Jr. Y no sólo eso, no honraron al perdedor y metieron a GGG al ring para anunciar la pelea del próximo 16 de septiembre con El Canelo.
“Seguir cuando crees que ya no puedes más es lo que te hace diferente a los demás”.
—Rocky Balboa.
Cuando a Óscar de la Hoya le sucedió ante Pacquiao lo mismo que a Chávez con El Canelo, no pudo terminar la pelea… En palabras coloquiales: ¡Se rajó! Chávez no existió frente al Canelo, pero por lo menos aguantó los 12 rounds.
Viaja conmigo en el tiempo…
Rubén Olivares El Púas y el nicaragüense Alexis Argüello pelearon el 23 de noviembre de 1974. ¡13 días antes de que yo cumpliera seis años!
—¿Qué vas a querer de cumpleaños, mi campeón?
—Unos guantes de box, papi… ¡Ah, y que hoy gane El Púas! —Ya vas. Vamos de una vez por tus guantes para que tus dos regalos se te cumplan el mismo día porque hoy, mijo, ¡Gana El Púas!
Los guantes sí me los compraron, pero Rubén Olivares perdió.
¡Iba ganando la pelea y perdió!
Antes las peleas de campeonato mundial eran a 15 rounds, no como ahora, que son a 12.
Si la pelea hubiera sido a 12 rounds Olivares hubiera ganado por puntos. ¡Maldito round 13!
Un gancho cortito a la mandíbula lo tiró por primera vez, se levantó, siguió boxeando (porque un boxeador jamás debe rendirse) y un uppercut de derecha lo volvió a mandar a la lona y de esa caída sólo se levantó para irse a su esquina porque ya le habían contado hasta el 10.
Mis dos héroes estaban tristes esa noche de sábado. El Púas por haber perdido y mi papá por ver perder a su amigo.
Al día siguiente estaba recortando del periódico las fotos de la pelea y mi papá se apareció en mi cuarto para decirme:
—A ver, campeón, ponte los guantes, te voy a enseñar a boxear.
Mi amor por el box va más allá de una afición por un deporte. Los sábados, peleara quien peleara, en mi casa, mi papá y yo compartíamos esa pasión.
Juntos vimos ganar y perder a Mantequilla Nápoles, Muhammad Ali, Zárate, Zamora, Rodolfo Martínez, Rafael Herrera, Guadalupe Pintor, Guty Espadas, Miguel Canto, Leonard, Pipino Cuevas, Hagler, Hearns, Manos de Piedra, Tyson, La Chiquita González, Terrible Morales, Juan Manuel Márquez, Barrera, etcétera.
Tienes que leer a tu adversario y saber cómo le puedes ganar. No importa que se vea más fuerte, tú te plantas frente a tu rival y peleas.
Juntos lloramos cuando Sal Sánchez se mató, juntos sufrimos la primera derrota de Chávez y juntos nos angustiamos cuando El Finito López cayó a la lona en la Plaza México.
Mi papá no sólo me enseñó a boxear, me enseñó a vivir a través del box.
—A ver, mijo, escúchame con mucha atención:
Lo que sucede en una pelea de box es muy parecido a lo que sucede en la vida… Y la vida así como puede estar llena de triunfos, también está llena de ganchos al hígado, ganchos de izquierda, ganchos de derecha, rectos, jabs, uppercuts. Hay que saber enfrentar a todos los rivales y saber esquivar las diferentes combinaciones de golpes que recibas. No importa si peleas a larga, media o corta distancia, tú tienes que saber leer a tu adversario y saber cómo y en qué momento le puedes ganar. No importa que se vea más fuerte, tú te plantas frente a tu rival y peleas.
Acuérdate de que no estás solo, tienes a tu esquina. Hay que aprender a escuchar a tu esquina y a improvisar cuando ellos no tengan la respuesta. Las peleas no se ganan solo y mucho menos se ganan si no estás extraordinariamente bien preparado. ¡Prepárate siempre! ¡Nunca dejes que el tiempo te rebase! ¡No subestimes a nadie!
Aprende a mantener a tu rival siempre a distancia, cabecea, no dejes de mover la cintura y nunca cierres los ojos cuando estés esquivando golpes. Honra siempre al que tengas enfrente de ti y nunca expongas de más sólo porque quieres lucirte y demostrar que todo lo puedes. No te preocupes si de pronto no haces las cosas bien porque siempre va a sonar la campana para que te retires a meditar en qué puedes mejorar y también siempre sonará la campana para que vuelvas a empezar otra vez.
Ésas son las palabras de mi papá y ésa es su analogía de la vida con el box. A cada quién le hablan diferente, pero en el fondo el significado es el mismo…
Con dedicación a Julio César Chávez y sus hijos, a David Faitelson, Jorge Eduardo Sánchez, Enrique Burak, Eduardo Lamazón, Memo Schutz, Roberto Sosa, José Ramón Fernández, Juan Pablo Fernández y desde luego, a mi papá, que no sólo me hizo enamorarme del deporte más hermoso que existe sino que también ha estado en mi esquina durante 48 años… Y los que faltan.
