¿Su lechita y a dormir? El extraño fetiche de la lactancia erótica
Todo nació como una historia de caridad, una narración protagonizada por Cimón, un anciano sentenciado a muerte por inanición que es salvado por su hija, cuando ella decide escabullirse por las noches para amamantarlo.
Según la leyenda, la acción fue descubierta, y al ver la bondad de la mujer decidieron perdonar al condenado. Los senos tienen un papel dual: en la historia romana actúan como los proveedores de alimento; mientras que en la actualidad esta actividad natural es hecha a un lado para preponderar su lado erótico (somos amantes de los pechos). Sin embargo, algunas personas combinan los dos conceptos para crear uno de los fetiches más extraños: la lactofilia.
Amor lácteo
Según el psicólogo Mark D. Griffiths, la lactofilia es la atracción a una mujer lactante; puede ir desde el simple hecho de verla amamantar a su hijo, hasta protagonizar la acción o únicamente beber la leche materna.
Griffiths asegura que no se trata de un fetiche exclusivo de los hombres. Las mujeres también lo pueden tener y probablemente es más común de lo que se cree, debido a que experimentan placer sexual al amamantar; además, ellas pueden llegar al orgasmo a través de sus pechos.
En nuestro caso puede ser resultado de un accidente. Se puede descubrir un fetiche involuntariamente, las mujeres que están por dar a luz o que acaban de hacerlo pueden tener un reflejo que las hace lactar en caso de excitación. De modo que, muchos hombres que no tenían este particular gusto al experimentar este “error” descuben su gusto y se vuelven adictos a la leche.
Por todo esto, existen parejas que son amantes de este fetiche y que lo practican regularmente, incluso en algunos casos la práctica puede reemplazar a la actividad sexual normal. El gusto se incrementa si te toma en cuenta que una mujer puede lactar sin estar embarazada o haber tenido recientemente un hijo, implica tiempo y dedicación pero es posible.
Orígenes extraños
Como toda fijación, sus razones de ser todavía no son claras. No tiene que ver con nuestro amor por los pechos, un gusto que está más relacionado con nuestro instinto animal y de búsqueda por la pareja perfecta. Por el contrario, se trata de una atracción más relacionada con los roles de edad y con experiencias vividas durante la infancia.
Esto lo demuestra una encuesta, donde la mayoría de los amantes de la lactofilia aseguraron que en su juventud tuvieron contacto con alguna mujer embarazada o la vieron amamantar a su infante.
¿El tiempo perfecto?
La lactación para adultos ha estado presente por varios siglos. En algunas regiones inglesas, la práctica era vista como un remedio para las afectaciones de los ojos y la tuberculosis pulmonar; asimismo un manual alemán de principios del siglo XX recomendaba la lactación como un método anticonceptivo, además que podría mejorar la relación de una pareja.
Las tecnologías modernas han incrementado la facilidad y el número de personas que se dicen amantes a este fetiche aumenta. Prueba de ello son los sitios de internet donde mujeres lactantes pueden vender su leche, además de que existe prostitución relacionada precisamente con este gusto. Por si fuera poco, en el bar japonés Bonyu Bar es posible comprar un vaso de leche materna por 2 mil yenes o por 5 mil es posible tomarla desde el mismo pezón.
