Nights of Horror, el cómic que retrató la versión porno de Superman
En 1954, una banda llamada Brooklyn Thrill horrorizó a Estados Unidos. El grupo estaba conformado por cuatro chicos judíos de menos de 18 años y saltaron a la fama tras asesinar a dos hombres, uno ahogado y otro a golpes.
Las teorías para explicar los motivos que pueden llevar a cuatro jóvenes inocentes a cometer estos crímenes proliferaron. En el juicio, Fredric Wertham encontró la oportunidad perfecta para probar su teoría: el psiquiatra alemán creía que los cómics eran los responsables de la criminalidad juvenil y en una entrevista con Jack Koslow, uno de los perpetuadores, le preguntó si le gustaba leer historietas. El asesino le contestó positivamente y Wertham, para confirmar su teoría, compró varios títulos de Nights of Horror y el asesino confeso le confirmó que ese era el tipo de lectura que amaba.
Encontraron relaciones entre el crimen y escenas de la historieta, no importaba que no hubiera pruebas de que Koslow había leído los títulos antes de cometer los asesinatos, para Wertham era claro que los cómics estaban detrás de aquella violencia “anormal”.
El texto en cuestión era una historieta oscura que ni siquiera tenía créditos, nadie quería ser ligado con semejante contenido. Sin embargo, los dibujos eran de gran calidad para tal publicación y se asemejaban a uno de los cómics más importantes de la época, el misterio se develó cuando se descubrió la identidad del ilustrador: Joe Shuster, uno de los creadores de Superman.
Detrás de las noches de horror
Joe Shuster, en 1938, se encargó de dibujar el primer título de Superman, mientras que Jerry Siegel, compañero de preparatoria, escribía las historias de este naciente superhéroe. Años más tarde ambos vendieron su creación a un editor llamado Harry Donenfeld por 130 dólares.
La venta significó que las mayores ganancias se dirigían al nuevo comprador, mientras que Siegel y Shuster se quedaban con una reducida parte del botín. Ante esta cuestión, en 1946 ambos recurrieron a las cortes para recuperar a su hijo de Kriptón, pero las autoridades estadounidenses fallaron a favor de Donenfeld y los creadores se quedaron sin su mayor creación.
Funny Man fue el siguiente cómic que les iba a regresar su éxito, pero todo fue en vano. El fracaso de esta historieta y las altas comisiones de los abogados que contrataron para el juicio los llevaron a la quiebra. Siegel logró recuperarse de este bache, consiguió un trabajo como escritor y eventualmente regresó a escribir Superman, pero Shuster jamás se levantó del golpe.
Las noches de horror
Shuster no podía conseguir un trabajo estable y las deudas lo llevaron a participar en Nights of Horror. El cómic tenía una corta circulación y sólo estaba disponible en librerías para adultos de Times Square. Cada uno de los 16 volúmenes contenía imágenes explícitas de relaciones interraciales, exhibicionismo, tortura, voyerismo y sadomasoquismo; incluso los lectores afortunados tenían la oportunidad de que una de sus retorcidas historias fuera dibujada por uno de los artistas de la publicación.
La identidad del artista detrás de las ilustraciones se mantuvo en el anonimato hasta 1989, cuando el historiador Craig Yoe descubrió el misterio comparando a las ilustraciones, en cada página se podían ver los rostros de Superman, Clark Kent, Lois Laine y Lex Luthor en una especie de versión porno de la amada historieta.
Comparación entre las caras de Nights of Horror y el comic original de Superman
La prohibición
Esta pieza fue el sueño erótico de cualquier amante de los cómics originales de Superman, pero la relación que hizo Wertham con el crimen de la banda Brooklyn Thrill acabó con la publicación. Koslow sólo confirmó que había leído historietas de horror, pero jamás confirmó que había leído Nights of Horror.
Esta cuestión no le importó a Wertham, quien encontró relaciones entre los crímenes y escenas del cómic, y durante el juicio aseguró: “En adición, [Koslow] era un adicto a la pornografía literaria de horror que está ligada a los cómics, aunque en un diferente formato. Me dijo que había leído cada volumen de Nights of Horror, y… dijo que se había fascinado y abrumado emocionalmente por ellos”.
Koslow sí leyó cada título de Nights of Horror, pero sólo lo hizo después de que el psicólogo alemán le presentó la historieta. Para el jurado la verdad era clara: los cómics habían alterado la realidad de los jóvenes y los había llevado a cometer los terribles actos.
Tras el juicio, las historietas fueron el enemigo público número uno, y el 11 de septiembre la policía retiró del mercado todas las copias de Nights of Horror. Kingsley Books, una tienda que sufrió el decomiso, protestó esta acción: aseguró que se estaba atentando en contra de las leyes de libertad de expresión y el caso llegó hasta la Suprema Corte de Estados Unidos; pero tres años después del evento ratificó la prohibición de la historieta.
Nights of Horror se consideró que era una historieta obscena y no podía ser distribuida para proteger al público. Actualmente se trata de una reliquia única que extrañamente retrata a los principales personajes de Superman en los más extremos escenarios sexuales.
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