“Me dijeron que para qué lo intubaban si no iba a durar mucho”: una crónica del Covid en Tijuana

Fotos de Joebeth Terríquez

Son alrededor de las tres de la tarde mientras camino cerca de la zona turística en Playas de Tijuana. Ahí donde el muro fronterizo rompe de forma contundente el oleaje del Océano Pacífico. Es viernes y pese a que están prohibidas las concentraciones de personas y el acceso al malecón, hay personas por doquier arribando a los pocos restaurantes que siguen vendiendo comida para llevar o a los puestos de cocos y una que otra chuchería.

Así como el 10 de mayo, desde temprana hora los noticieros han estado informando del arribo masivo de personas en sus carros en las garitas de cruce hacia Tijuana. En Estados Unidos, se celebrará el Memorial Day y habrá puente prolongado, razón por la cual cientos de paisanos tomaron sus maletas para regresar a esta ciudad donde, por momentos, parece no existir esa medida del confinamiento en casa.

En Tijuana se cerro el acceso a la Playa como medida preventiva para que la gente no se reuna y pueda contagiarse del Covid 19, en los accesos las autoridades pusieron listones de precaucion mientras que policias patrullan la avenida costera

Pandemia fronteriza

Ante las concentraciones que se comienzan a presentar cerca de la playa, un operativo policiaco hace su arribo al lugar tratando de dispersas a las personas. El mensaje de los policías es claro: no hay acceso a la playa, no se permiten las concentraciones cerca del lugar, por lo que les insisten en retirarse del sitio. Hay quienes incluso se molestan con la presencia de los policías y con el registro que mi compañero fotógrafo y yo realizamos.

“Ahí vienen otra vez estos”, alcanzamos a escuchar de voz de una muchacha que se encuentra postrada a la sombra que le da la cabina de una camioneta. Ella, junto con sus tres acompañantes, no traen cubreboca, no respetan la distancia, se burlan de las medidas y al documentarlo nos acechan con sus miradas.

Ejemplos como este son perceptibles en toda la ciudad, en donde a veces parece que nunca se pidió a las personas el estar en casa y no salir más que a cosas esenciales. Tijuana se polariza en ese sentido, entre quienes por alguna razón enraizada en el valemadrismo no siguen las medidas preventivas, aunado a las grandes cantidades de personas que aún tienen que trabajar; y quienes siguen en casa cada vez con mayor incertidumbre derivado del encierro.

Y mientras todo ello sucede, en la ciudad persiste ya una total crisis sanitaria que hace algunas semanas puso a Tijuana como epicentro del Covid-19 en México. Hasta el 25 de mayo la ciudad registró 469 muertos por Covid-19 y un total de mil 873 casos confirmados.

Lo cual ha generado una saturación en funerarias y una fuerte demanda de inhumaciones, además que ha provocado que incluso el Municipio haya adelantado sus planes de expansión del Panteón Municipal no. 13, para hacer un espacio cavando fosas y enterrar ahí los cuerpos de algunos de los que han fallecido por este virus.

Lucha de gigantes

“Me lo iban a matar, me lo iban a dejar morir… decían que ya estaba grande (60 años), que ya ni podía respirar bien, que para qué lo intubaban si ya no iba a durar mucho en el hospital… y que luego si llegaba otro paciente más joven, qué iban a hacer”, es lo que me cuenta Antonio Maya por teléfono, un amigo periodista de Tijuana, mientras me narra todo el proceso por el que pasó su tío, quien finalmente falleció producto del Covid-19.

Revision de un paciente con Covid 19 por parte de la médico intensivista Karina Rosas

Antonio tuvo que usar y mover algunos de los contactos que se ha ganado en el medio periodístico, para que pudieran recibir a su tío en uno de los tres hospitales a los que llegaron pidiendo ayuda. Aún así tuvieron que pasar más de 14 horas desde que legaron con su tío al primer hospital y hasta que fue recibido y conectado a un ventilador en la Clínica Regional del IMSS no. 1.“En la Clínica no. 33 no lo querían atender, me decían que de todos modos se iba a morir, que ya no tenía caso, que nos fuéramos a la casa… pero todo me lo decían frente a mi tío y yo veía cómo eso a él cada vez más lo iba desahuciando, por eso tuve que acudir a mis contactos, porque mi tío se me iba a morir ahí postrado en una camilla, frente a sus hijos”, continúa con el relato Antonio, quien argumenta que tuvo que recurrir a sus contactos porque de otra manera no le hubiera sido posible que recibieran a su tío en algún hospital.

Al paciente con Covid 19 se le revisa su ritmo cardiaco constantemente

“Fue muy doloroso, porque por un momento uno se siente derrotado; era como luchar contra un gigante porque pensar en la posibilidad de llevarlo a un (hospital) privado, nos costaba 100 mil pesos solamente para internarlo… o sea, está bien gacho porque si no tienes dinero te mueres y si tienes seguro también te mueres porque no te atienden”, remata.

País enfermo

Para la socióloga Sara Islas, este es un ejemplo del problema que ha estado exponiendo esta pandemia por Covid-19 y es la falta del derecho al acceso a la salud, elemento específico en el que han estado fallando y faltando las autoridades desde el ámbito federal hasta el estatal y los municipales, porque no existen las garantías de atención incluso para quienes cuentan con seguro social.

En una entrevista telefónica la socióloga tiene claro que sigue siendo insuficiente la respuesta que han brindado las autoridades porque, pese ha que se han instrumentado medidas de prevención, el Estado tiene que analizar también las condiciones que tienen las personas para un verdadero acceso a todo lo que es el entramado de los derechos humanos y que estos se respeten plenamente.

“Esta situación nos ha demostrado que somos un país enfermo porque tenemos poco acceso a la salud y eso se está viendo en Tijuana”, responde tajante ante lo que se está viviendo, sobre todo cuando se sabe que varias de las personas al llegar a un hospital están siendo regresadas a sus casas, donde muchos están muriendo por Covid-19 sin ser parte de la estadística oficial.

Sólo hay 13 ambulancias

Así lo demuestra el estudio “Exceso de mortalidad extrahospitalaria y disminución de la saturación de oxígeno: el papel centinela de los datos de EMS en la crisis COVID-19 en Tijuana, México”, realizado por 1el Centro de Medicina Social de la Universidad de California (UCLA), la Academia Mexicana de la Salud de Tijuana, El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), la Cruz Roja Mexicana, entre otras.

Instituciones que, en su informe, publicado el 19 de mayo del presente año, señalan que, durante el periodo del 14 de abril al 11 de mayo de 2020, fallecieron 329 personas en su domicilio o a bordo de una ambulancia de Cruz Roja que los trasladaba a un hospital por Covid-19, lo cual significa un incremento del 145% en comparativa al mismo periodo de tiempo en años anteriores.

La Cruz Roja se ha mantenido en la primera línea de atención durante esta pandemia; con solo 13 ambulancias atienden la totalidad de la ciudad, en donde al menos reciben 40 llamadas al día por temas relacionados con el Covid-19.

Debajo del agua

Luego de conocer estas estadísticas que llaman mucho la atención, le llamo a “Paco” (quien ha decidido llamarse así para resguardar su identidad) un señor menudito encargado de una funeraria desde hace más de 20 años, para que me platique cómo están los casos en cuanto a servicios funerarios e inhumaciones.

Paco me corrobora que los casos de defunciones por Covid-19 en el hogar han incrementado, que al menos ellos realizan de tres a cinco servicios diarios, además que son cada vez más los servicios de inhumación que se realizan. “Nomás date una vuelta ahí por Fundadores, para que veas cómo está la cosa, pregúntales ahí a los de las funerarias y vas a ver lo que te van a decir”, me sugiere.

Ya Paco me adelanta también lo que después me confirmarán en una de las funerarias; algunas están “por debajo del agua” ofreciendo servicios funerarios en los que están rompiendo todo esquema de salud y prevención.

El bulevar Fundadores se encuentra entre las colonias Juárez y Cacho, a unos cuantos metros de la Zona Centro. Ahí se ubica el Servicio Médico Forense (Semefo) y por ende a sus alrededores hay varias de las funerarias con mayor actividad en la ciudad, razón por la me programo para ir a esta zona.

Para ir a un lugar como ese, como cuando reportamos en algún hospital o el mismo panteón, hay que preparar muy bien todo el material de protección para nuestros cuidados y, además, hay que tener listas las medidas en casa para cuando regresemos poder higienizar todas las cosas que traigamos.

Funerales clandestinos

Después de varios meses, debo aceptar que se ha vuelto engorroso y hasta frustrante solamente pensar en todo lo que, paso a paso, tenemos qué hacer como reporteros para “matar” un poquito el miedo y la incertidumbre de que no regresamos a casa con el virus, lo cual es inevitable pensar antes y después de una cobertura.

Luego de indagar un poco por la zona, Marco Morales (así ha decidido identificarse), trabajador de una de las funerarias, me repite que las autoridades autorizan funerales solamente con tres familiares, pero eso desalienta también a las familias para contratar los servicios, por lo que algunas funerarias dan pie, clandestinamente, a que los familiares se reúnan como ellos quieran sin atender esas medidas.

—¿Y no crees que ustedes mismos está poniendo en riesgo a las familias y siendo parte, de alguna manera, de los que están provocando el crecimiento de casos de contagio? – le pregunto en seco.

“Ahora sí que nosotros tenemos que subsistir… uno le explica a la familia sobre las medidas, pero si no quieren y por eso vamos a perder una entrada de dinero, pues ahora sí que nos arriesgamos a todo; uno también tiene familia y hay riesgo, pero mis niños me piden comida y hay que tener para poder darles de comer”, me dice en un tono más serio, como si supiera que sí, que en ello llevan alguna responsabilidad pero hay una justificación de por medio.

Palabra de sepulturero

Es medio día y el calor se siente pleno en el Panteón Municipal no. 13, ubicado en Valle Redondo, zona colindante con Tecate. Hay un funeral en la zona más alta del cerro en el que se ubica dicho panteón. Ahí familiares y amigos conviven con músicos norteños y sepultureros que hacen la de enterrar a los muertos, en este caso uno que fue víctima de asesinato.

Omar Martínez es el líder de los seis sepultureros que trabajan actualmente en esa zona. mientras esperan a que llegue un cuerpo para su entierro, me platica que desde que comenzaron a llevar cuerpos de personas fallecidas por Covid-19, el trabajo se ha intensificado; “son hasta 20 o 30 cuerpos diarios, entre los de Covid y los homicidios”, me dice un tanto afligido, no sé si es por el sol del medio día o por la cantidad de muertos que tanto resalta.

En entrevista telefónica, Jesús Salvador García, jefe del Departamento de Panteones Municipales, me cuenta que fue a partir del 2 de abril cuando autoridades municipales decidieron adelantar su plan de expansión proyectado para el año 2021 y comenzar a ceder un espacio para los fallecidos por Covid-19, ante la demanda que se estaba comenzando a presentar en la ciudad.

Covid en la fosa común

La situación de estos entierros generó indignación y confusión entre la sociedad, debido a que días previos se había manifestado que todos los fallecidos por este virus serían incinerados; de pronto ver las imágenes de los entierros despertó algarabía entre la gente, razón por la que Salvador García tuvo que explicar que ello se trató de una medida para comenzar a paliar la crisis que se estaba generando.

Algunos de los cuerpos que comenzaron a enterrar fueron aquellos que por alguna razón sus familiares no pudieron pagar los gastos funerarios, otros porque sus cuerpos ya no fueron reclamados por los familiares, los cuales se llevaron después a la fosa común.

Hasta el día 21 de mayo, han sido enterrados 248 cuerpos de personas que han fallecido por Covid-19; el jefe del Departamento de Panteones me comenta también que esa cantidad, aunada a la que se sigue dando por homicidios en el año -774 hasta el 21 de mayo-, ha generado un incremento del 25% de entierros al mes, es decir, de 250 que se realizaban comúnmente, ahora son hasta 350, por lo que ya planean la habilitación de tres mil fosas en ese panteón.

Estas cifras los especialistas les hacen virar, coinciden que refleja nuevamente que Tijuana se ha convertido en un municipio mucho más letal que estados enteros.

Nadie conoce a Susana

Este día es Memorial Day en el país vecino. Es lunes y he decidido salir a ver el comportamiento de la gente por la Zona Centro y Norte de la ciudad. La cantidad de gente que recorre las calles hace creer por un momento que ahí afuera no corre ningún virus y que todos podemos caminar con tranquilidad. “Es lo cotidiano… tenemos que trabajar”, me dice una señora que vende reliquias e inciensos afuera de Catedral.

Personas se registran en la entrada de la clinica 1 del IMSS

Ahí, en las calles del Centro, la diferencia la hacen aquellos que traemos guantes o un cubrebocas, lo que nos hace recobrar la memoria que estas semanas son las más intensas ante los contagios por Covid-19. Sin embargo, el ir y venir de las personas nos dicen otra cosa a la que la gente confinada en sus casas está percibiendo.

De todo local y negocio abierto salen y entran diversas personas. En los bancos y las tiendas de electrodomésticos hay largas filas para realizar pagos. En las aceras nadie conoce a Susana Distancia y si la han visto en la tele, parece no importarles su discurso. Eso sí, todo mundo quiere venderte un cubrebocas o gel antibacterial.

El centro de la ciudad de Tijuana se llena de personas que van de compras o a realizar pagos, unos usan cubrebocas mientras otros no usan ningun tipo de proteccion para evitar la propagacion del Covid 19

Percibo que la gran mayoría es gente que ha salido a trabajar, sin embargo, hay quienes en sus propios discursos delatan el andar en la calle “porque nos vale madre”, como me dice una mujer de no más de 35 años cuando me acerco a tratar de preguntarle si salió por trabajo y el por qué no trae cubre bocas.

Prostitución sin besos, pero con gel

La socióloga Sara Islas tiene claro que esta situación y esas actitudes de las personas, tienen que ver con la desigualdad social que existe en nuestro país, puesto que la gran mayoría de la población en México ejerce su vida económica a través de la informalidad y esto obviamente “nos ha traído escenarios de complicación durante esta pandemia, Tijuana no ha sido la excepción”.

“La falta de accesos públicos a temas de salud y de poder hacer un confinamiento, se debe a que existe una marcada desigualdad, muy pocas personas nos damos el lujo de hacer el trabajo a distancia, la mayoría de las personas tienen que salir a trabajar y en ello no hay ninguna protección, ninguna seguridad; quienes tienen que salir a trabajar, aunque tomen medidas de prevención, lo hacen de manera precaria”, insiste.

La especialista remarca que las personas, a parte de todo, tienen que salir a trabajar a las maquilas exponiendo su vida ante las pocas medidas de seguridad dentro de las propias empresas, además que tiene que salir y relacionarse en los mercados, lo cual sigue siendo una situación insegura en el Estado, lo que deviene en lo que ya antes había mencionado, el problema de cuántas de estas tienen acceso al derecho a la salud.

Por otro lado, están los que no han querido entender que estamos en medio de una gran problemática de salud y que, por el contrario, creen que las autoridades y los medios de comunicación mienten, lo que demuestra el grado de desconfianza que han venido obteniendo de ambos sectores, aunado a esa condición de “valemadrismo” que de repente se tiene en esta frontera, derivada de la cierta permisividad que, a lo largo de su historia, ha caracterizado a Tijuana.

Si bien, por primera vez en su historia, Tijuana tuvo que parar la eterna fiesta que le caracteriza en sus bares y zonas turísticas como la avenida Revolución, la calle Sexta, Zona Río y , sobre todo, la Zona Norte, la zona de tolerancia, donde los bares y tugurios se encuentran cerrados y sin acceso a la clientela, no así las mujeres prostitutas de calle, quienes siguen ofreciendo sus servicios en las calles Constitución y Coahuila; “sin besos, con tu cubrebocas puesto y con gel antibacterial siempre a la mano”, me dice una de las chicas.

Loa cazadores del Covid

No todo en Tijuana ha sido tragedia, caos o crisis, como en cada momento o situación en la que la gente vulnerable se ve afectada, de la propia sociedad siempre surge la voluntad desinteresada por ayudar y poner el granito de arena que sirva para salir de la situación. Se ha visto con los migrantes, con los afectados por los derrumbes y las lluvias, cuando la ola de incendios azotó la ciudad, y durante esta pandemia no podía ser la excepción.

De esto han surgido grupos de personas, como el Grupo de Apoyo Covid-19 Tijuana, y jóvenes estudiantes, como los de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), quienes se han encargado de recolectar e incluso crear material para la protección de médicos, enfermeras y hasta periodistas, a sabiendas de la labor que cada uno de nosotros realizamos siempre en la línea del frente.

De entre todos estos, destaca el grupo Covid Busters, nombre en alusión a la caricatura de “Los Caza fantasmas”; un grupo de alrededor de 20 amigos de diversas profesiones y edades, quienes desde marzo se reunieron también de forma desinteresada para higienizar calles y sitios concurridos de toda Tijuana.

Ellos realizan labores de hasta 10 horas dos o tres días a la semana y lo hacen por gusto y la pasión de poder ayudar a la gente para que se salga más pronto de esta situación. Su historia y su labor, incluso, ya se ha replicado en otros estados y como lo han hecho saber, ellos seguirán realizando esta actividad hasta que se esté libre de todo contagio.

Situación que, para Karina Rosas Sánchez, médico intensivista adscrita a la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Ángeles Tijuana, todavía le falta, dado que, por su condición fronteriza, Tijuana mantiene todavía una movilidad muy constante de personas, lo que hace que esto se siga propagando.

Muerte sin despedida

En entrevista, la doctora compartió que ellos sabían bien desde un principio que la pandemia no se iba a dar igual, incluso en un mismo país, y eso lo comenzaron a vivir aquí en la ciudad, puesto que Baja California fue de los estados afectados en primera instancia, y en especial Tijuana.

El medico Damian Gutierrez realiza una tomografia a un paciente con Covid 19 para conocer la condicion de sus pulmones

“Creo que incluso estábamos adelantados en las fases que se determinaron para esta pandemia. Ya estamos nosotros viviendo el pico en la segunda semana de mayo, cuando a nivel nacional, apenas es que se está dando ese repunte en el número de casos y de muertes”, dice serena.

La doctora atribuye esta situación a la cercanía que tenemos con Estados Unidos y más, cerca de un estado como California en el que se declaró la emergencia sanitaria en fases muy tempranas del año.

“Es algo que naturalmente se iba a dar, los estados en la frontera eran los primeros que se iban a ver afectados por la relación con estados del país vecino. Estoy convencida de que no se puede frenar una pandemia cerrando las fronteras, sino que se frenan en la sociedad y ello tuvo que ver, porque se tienen que guardar las medidas de distanciamiento y eso tiene que ver más con lo físico que con lo social”, comenta tajante, cosa que durante muchos recorridos que hicimos, no logramos ver todavía.

Lo cual es doblemente desmoralizante, como finalmente me comparte Antonio Maya, quien ya vivió la muerte de un familiar de cerca y la enfermedad en su propio cuerpo; “Es muy feo, ver afuera a gente que no tienen nada esencial que hacer ahí, mientras uno lleva un mes, casi dos meses aquí encerrado… es terrible pasar por algo así, sobre todo cuando te tienes que esconder de tu familia para llorar un rato porque no les puedes mostrar debilidad y cuando tienes que llevar un duelo aislado porque tú también te enfermaste, terrible porque no puedes ni siquiera despedir