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Cibersexo | El amor ya pasó de moda

Por: Jafet Gallardo 05 Jun 2018
¿Ciberamor o cibersexo? Este mes nuestra columnista presenta en sus Desvaríos Nocturnos argumentos a favor de la tecnología y su utilidad […]
Cibersexo | El amor ya pasó de moda

¿Ciberamor o cibersexo? Este mes nuestra columnista presenta en sus Desvaríos Nocturnos argumentos a favor de la tecnología y su utilidad para llevarnos a disfrutar de la cama con desconocidos.

Por Sandra Corcuera (@SandraCorcuera)

La verdad es que yo no soy de las que creen en enamorarse por chat, conocer a alguien de forma virtual y decidir que es el amor de tu vida. Aunque me consta que sí pasa.

Mi hermano, sin ir más lejos, planeó casarse con su novia, a la que conoció por Internet, viviendo él en Barcelona y ella en Perú. Sólo se conocían a través de la pantalla de sus computadoras y armaron la boda a los pocos meses de empezar a chatear. Hasta la ceremonia y el banquete estaban más que pagados, y obviamente ¡¡ni se habían acostado todavía!! Perdón, pero en estos tiempos, esto me parece la mayor de las locuras. No te puedes casar con alguien con quien no sabes si tienes química en la cama, qué romanticismo ni qué nada, ¡hay que ser realistas y prácticos!

En fin, el caso es que nunca llegaron a celebrar la boda, y no porque no quisieran, sino porque cuando mi hermano se dirigía a Perú para casarse (y conocer a su novia), la compañía aérea con la que volaba se puso en huelga repentinamente, lo que causó un retraso en cientos de vuelos. Resultado: el novio llegó 3 días tarde a su propio matrimonio. “Epic fail”, o “gracias, universo”, según se mire. Terminaron rompiendo, así que no fue tan grave la cosa.

Sin llegar tan lejos como para hablar de amor, qué tal ese coqueteo chulo por Facebook, Whatsapp o similar cuando ya conoces a la persona pero la vas tanteando por escrito, a ver qué tanto interés tiene en ti, qué cosas comparten, sus objetivos, qué le gusta… De repente es como tu mejor amig@ virtual, porque terminas sincerándote más que con cualquiera, como si por escrito todo fuera fácil de decir, y resulta que empiezas a idealizar a esa persona y a imaginarte que podría ser la pareja que buscabas, nadie más te entiende como él/ella. Ah, ¿verdad?

Conocí a Pedro en una entrevista, él era de la banda invitada en mi programa, nos empezamos a seguir en Twitter, de ahí el MD con los celulares ¡y listo! Largas sesiones “whatsapperas” donde nos contábamos la vida y dábamos rienda suelta a nuestro lado más amigable, coqueto y encantador. Era la opción, porque vivíamos en diferentes ciudades. No faltaban comentarios del tipo “mi comida favorita es la pasta”, decía él, y yo contestaba: “¡ay no me digas, la mía también!”, y así con una serie de coincidencias totalmente banales pero que yo interpretaba como señales del destino. Un día hasta le dije que cuando nos volviéramos a ver seríamos los mejores amigos, de todo lo que nos habíamos contado y lo igualitos que éramos (pff). Mientras, yo me copiaba sus fotos de Instagram y se las enseñaba a mis amigas, fantaseando con el día en que nos diéramos la primera cita. ¡Y bueno! Pedro tuvo show en mi ciudad un fin de semana, y acordamos vernos la noche antes para cenar. La expectativa estaba alta, era difícil no mostrar demasiada emoción y a la vez comportarme con naturalidad, tratando de ser la misma que por el “whats”. Sin embargo, cuando por fin estuvimos frente a frente… ¡No teníamos nada que decirnos! Pero ¡nada de nada! No fluyó ni lo más mínimo, entre un comentario y otro pasaban segundos de silencio que parecían horas y que yo trataba de rellenar con la primera tontería que se me ocurría, y ése no era el problema, cibersexo playboy mexicoporque a mí palabras no me faltan, pero es que aquello ¡no había por dónde salvarlo! Afortunadamente el chaval se tuvo que retirar temprano porque tenía que madrugar (y si fue una excusa, la verdad es que yo la agradecí). Después de ese día las sesiones de “whatsapp” se acabaron radicalmente y sólo quedaron los saludos cordiales cuando coincidíamos por trabajo. Cuando no hay química en persona, no hay nada que hacer.

Por eso, yo digo que si vamos a sacar partido de internet y las nuevas tecnologías, que no sea para el ciberamor, sino para el cibersexo. ¡Mucho más fácil y con un sinfín de posibilidades! El clásico cibersexo con webcams, nomás abusados de que no nos graben y luego los exrabiosos lo difundan por la red. El práctico sexo “whatsappero” a base de fotos y videos instantáneos, sólo hay que tener la precaución de no mostrar la cara, que hasta hackers de celulares hay ya (que se lo digan a Jennifer Lawrence…), y mejor jugar sin comprometerse (toda la razón cuando me dijeron: “¿quién va a saber que tu vagina es tu vagina?”). ¡Las apps para ligar! Das like y te lo responden y ya estás en comunicación, puedes tener una cita con la persona que te gusta. Así, por ejemplo, mi amigo Gabriel ha dejado de gastar dinero en profesionales, y ya tiene sexo con frecuencia con mujeres que buscan lo mismo que él. Y no olvidemos las socorridas páginas porno con las que uno solito se arma su momento erótico-festivo-sexual. Aunque hay de muchos tipos, yo voto por las gratuitas que están organizadas por gustos sexuales y cuyos videos van al grano y son cortitos. Mucho más práctico que las pelis completas que para mí ya quedaron en el pasado; la parte de la historia que explica cómo se conocen siempre me ha parecido aburrida, y por supuesto yo no soy de las que esperan que al final se casen. ¡Eso qué!

*

Si te gustó esta entrega Cibersexo | El amor ya pasó de moda, no dejes de leer a Sandra Corcuera cada mes en nuestra edición impresa Playboy México.

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Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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