En Puebla existe un equipo swinger de futbol 7
La noche que asistí como padrino al tercer aniversario del club Anuket, Aldo me contó que junto con otros amigos del ambiente había formado un equipo swinger de futbol. Porque lo que ignora la gente vainilla, aquella que lleva una vida erótica monógama, es que el estilo de vida liberal se trata de mucho más que participar en intercambios de parejas. No sólo de orgías vive el swinger.
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Mientras el club que lleva por nombre a la diosa egipcia de la lujuria, se iba llenando de hombres y mujeres, ellas ataviadas con orejitas de conejo, Aldo me dijo que se adentró en el estilo de vida swinger hace 15 años.
—Fuimos un matrimonio joven. Mi esposa era muy celosa y yo tenía un equipo de trabajo conformado por muchas mujeres. Así que la empecé a jalar con ellas para que viera que no había de qué preocuparse.
“Yo quería verla con otro”
Una cosa llevó a la otra y un día Aldo le propuso a Yadi, su pareja, cumplir una fantasía.
—Yo la quería ver interactuar con otro chavo, pero mi esposa me mandó al carajo.
Hasta la fecha, Aldo se dedica al ramo inmobiliario. Como él dice, eso es “lo que deja”. Pero por gusto organiza y es maestro de ceremonias de Anuket, uno de los principales clubes del ambiente SW de Puebla. Mientras charlamos, observo fijamente el inflable en forma de piña que cuelga de cabeza en medio de la pista de baile. Cuenta la leyenda que esa solía ser la manera en la que los matrimonios liberales se reconocían en la calle antes de las redes sociales. Colocaban una piña al revés en el carrito cuando iban al súper.
Por razones de trabajo, el matrimonio de Yadi y Aldo se mudaron del Estado de México a Hidalgo, donde conocieron a una pareja que les gustó para organizar su primera fiesta kinky.
La que Sigue… 🤔 pic.twitter.com/lpezIuXXkm
— Anuket Club (@AldoYadiSw1) August 20, 2023
A esa reunión acudieron más de 60 parejas.
—Fue en mi casa. Imagínate cómo acomodamos 60 coches y el desmadre que se oía… además fue por amor al arte.
Curiosamente esa misma pareja que les sirvió de cómplices se sentaron junto a mí durante el tercer aniversario de Anuket. Se trata de Miguel y Valeria. Él, un tipazo y ella, una de las mujeres más hermosas que había en el club. Aún me persigue el recuerdo de mirarla perrear.
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A medida que avanzaba la noche y los juegos organizados por Aldo subían de intensidad, las botellas comenzaban a vaciarse y se fue llenando el “cuarto de juegos”, ubicado en la planta baja, el sitio donde la ropa descansa en el piso y la frontera entre los cuerpos se borra mientras las parejas tienen sexo encima de sillones, mesas y apoyadas contra los muros.
Así surgió PSG (Puro Señor Guapo), el único equipo de futbol 7 conformado por integrantes del ambiente SW en Puebla. Sus patrocinadores son sex shops y marcas de productos eróticos y, en vez de sus nombres, en el jersey los jugadores llevan impresas sus cuentas de X, antes Twitter, que es la red social en la que suelen conocerse.
—Jugamos los viernes en la BUAP (Benemérita Universidad Autónoma de Puebla) y no vamos nada mal… ganamos primer lugar de torneo, primer lugar en goleo y ya vamos a las semifinales.
PSG en el campo de juego.
Un equipo swinger de futbol y un mezcal
El siguiente paso es formar un seleccionado de mujeres y uno más de tochito. En las Mambas Negras, que es un equipo de futbol americano femenino que ya existe, juegan dos de las bailarinas eróticas que suelen presentarse en Anuket y serán quienes entrenen a las hot wifes.
—Respeto mucho a quien oculta su rostro, pero nosotros somos unos swingers muy abiertos. No entiendo por qué en nuestra sociedad es mucho más aceptable que se cometa una infidelidad al hecho de que una pareja sea abiertamente liberal en cuanto a su sexualidad— expresó Aldo.
Lo que contemplé aquella noche, durante el tercer aniversario del club Anuket, fue gente que bailaba, que cachondeaba en las mesas, esposas que disfrutaban de los cuerpos de los stripers y sus esposos que las observaban con delectación. Ni una sola discusión o menos una pelea. El futbol no es lo único que han hecho de la mano del ambiente SW. También conocí a otro matrimonio que destila un mezcal. Ya habrá tiempo de contar esa historia.
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Pero de momento, me parece muy positivo que un estilo de vida que antes permanecía en la oscuridad (como la sensual penumbra entre la que atestigüé a decenas de los invitados entregarse a un placer adulto y consensuado), hoy pueda saltar a la cancha para meter un gol.
