#ParaQueBeas: Minuto 93 (desde Lisboa)

Lisboa le dio Luz no sólo a la cancha, a la virtud de los objetivos con estilo. ¿Quién estuvo a 2 minutos de matar la carrera de Casillas? ¿Quién creía que Xabi Alonso seguiría siendo el de la malaria antes de que saliera a correr a lado de sus compañeros como si hubiera sudado los 120 minutos en la tribuna? ¿Quién iba quitar el Neptuno para ponerlo Cholo a Simeone? ¿Quién buscaría el comercial más metrosexual de CR7 a 120 segundos de la gloria del slumdog o harían una sopa de fideo con Di María antes de consagrarlo? ¿Cuántos reclamaban lo de Khedira sin creer en Isco, a Benzama sin confiar en Marcelo? ¿Quién creía en el minuto 93 de un vuelo eterno de Ramos con destino a la Cibeles (no de la colonia Roma)?

El músculo más fuerte del humano es el corazón. Pero en tierra de navegantes, los mares cansan, el viaje fue muy largo y agotador; el demonio de sus eternas pesadillas vigilaba el sueño de cerca. La yegua no ayudó. Las piernas se rindieron ante una hecatombe anunciada con meses de ficción y otros de fortuna al alma. La recompensa es el grito del Aleti, orgulloso en la cabecera dónde nunca pasó nada. Ahí donde el rojiblanco sale gritando más fuerte que nunca lo que son y para que están ahí ¡Aupá Aleti! Del otro lado, en el altamar portugués sería donde recobraron el camino de los sabios, ese que marca su destino como el máximo ganador de los tiempos. Su ADN siempre blanco y su décimo grito al firmamento. ¡Hala Madrid! 64 mil personas fuimos testigos que el futbol hereda recuerdos para contarle al nieto que en el Estadio Da Luz 2 minutos separaron el trofeo de bando, uno salió siendo más Real Madrid que nunca, el otro salió más Atlético de Madrid que nunca. ¡Bienvenidos, bienvenidos! Al minuto 93, donde la tragedia de la décima se forjó.