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Domme Jaguar: I´m a slave 4 U

Por: Arturo Flores 16 Dic 2021
Aunque la pandemia la ha obligado a adaptar sus servicios a un formato virtual, anteriormente Domme Jaguar participó activamente en la realización de fantasías que a un lector de criterio corto podrían resultarles fuera de toda comprensión.
Domme Jaguar: I´m a slave 4 U

Desde hace casi dos décadas practica profesionalmente el BDSM, cumpliendo fantasías de secuestro, castración y tratar a sus sumisos como mascotas. No te asustes, nada es 100% literal. Además, su palabra mágica es “consenso”.

Aunque “50 sombras de Grey” representó para muchas personas su primer acercamiento con el universo BDSM (Bondage; Disciplina y Dominación; Sumisión y Sadismo; y Masoquismo), no existe nada más alejado de la realidad que el libro de E. L. James y la película dirigida por Sam Taylor-Johnson.

Así lo dice Domme Jaguar. Desde hace casi dos décadas practica la dominación de manera profesional. Aunque por el momento sus sesiones en personas se han visto interrumpidas por la pandemia de Covid, continúa con sus actividades de manera virtual.

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Es una experta en Dominación clásica, Sadomasoquismo consensual y Fetichismo, entre otras disciplinas que para Christian Grey y Anastasia Steele se quedan apenas en un bosquejo de la realidad erótica de otras personas.

“A nivel visual el sabor es BDSM, pero en el contenido es un cuento de Cenicienta”, considera Domme Jaguar. “Dentro de la escena hay mucha gente enojada por lo mal planteada que está y yo coincido. Confieso que no he tenido la paciencia de leer los libros, pero sí de ver las películas. Es una Cenicienta con vestuario BDSM”.

Lo más absurdo, añade, es el trasfondo de la historia. “Se trata de un príncipe hermoso, súper charming, que tiene un ‘defecto’. Le gusta lo intenso y Cenicienta se lo quiere quitar”.

Fotografías de Mariana Santander / Morrimoiselle switch

Yo solo quiero ser tu perro

El BDSM no se trata de abuso. Es una práctica erótica consensuada que tiene por objeto atravesar los límites entre el dolor, el placer, la dominación y la obediencia.

Domme Jaguar se dedica a hacer realidad las fantasías de decenas de hombres y mujeres que quieren explorar sus límites a través de estas prácticas de una forma segura e informada. Porque además de dominatriz, Domme Jaguar es también sexóloga certificada con estudios en disciplinas de Sexo Sagrado y Sadomasoquismo.

De entrada es importante distinguir que el BDSM no necesariamente implica un intercambio sexual.

“La parte negativa que tuvo el éxito de ‘50 Shades of Grey ́ es que dio pie al surgimiento de un desfile de scorts que ofrecían sexo extremo y mucha gente creyó que BDSM se trataba de eso y esperaban que sucediera en las sesiones de dominación. No, el BDSM tiene bondage, dominación, sumisión, disciplina, sadomasoquismo y fetish, pero no necesariamente tiene que haber sexo”.

Aunque la pandemia la ha obligado a adaptar sus servicios a un formato virtual, anteriormente Domme Jaguar participó activamente en la realización de fantasías que a un lector de criterio corto podrían resultarles fuera de toda comprensión. Entre ellas, gente que quiere ser secuestrada, tratada como perro o hasta castrada.

También existen castigos mucho menos extremos, como podrían ser la penetración anal con juguetes sujetos a arneses, la dominación financiera a través de regalos y depósitos bancarios y hasta las cosquillas.

“Entre lo que más me piden está la flagelación con latigazos, con látigo de una cola o spanking, tortura genital de grado intenso, electro estimulación y la inversión de roles. Parecería una contradicción en nuestra sociedad machista, pero cuando los hombres viven 24 horas como proveedores, los que toman decisiones y organizan todo, a veces se les antoja un respiro, ser pasivos y dejar que alguien más lleve las riendas”.

El código ético del BDSM

El límite es el cielo. Aunque para muchos la fantasía signifique un descenso a los infiernos. Eso sí, con el consenso como salvoconducto. Porque no basta vestirse de leather y repartir azotes. Hay que estar de acuerdo. Inclusive, en el BDSM se utiliza una “palabra de seguridad”. Si en algún momento el juego deja de ser divertido, basta con pronunciarla para que se haga una pausa.

Para ejemplificarlo, Domme Jaguar comenta el caso de la serie de TV “BONDiNG”. Creada por Rightor Doyle, se estrenó en 2019 y está basada en la vida del escritor a partir de las experiencias de una dominatriz. De acuerdo con Domme, el “pero” que le pone fue la firma en la que se abordó el tema del consenso.

“Es ilógico y antiético que la Dómina diga: ‘no te digo lo que haré contigo, porque si lo hago no vas a querer’. Está totalmente opuesto a la propuesta ética del BDSM. No se vale que sorprendas a alguien en el momento con una práctica, porque podrías causarle una experiencia mala y eso no se hace. En la serie se tardaron en castigar a la Dómina por manejarse sin consenso”, explica.

Fantasía de secuestro y castración

Una sesión de BDSM puede ir mucho más allá de ser encerrado en una jaula (que sí sucede) o de ser “forzado” (ya hablamos de la importancia de dar tu consentimiento) a beber leche de un tazón igual que un gato. Domme Jaguar comenta que la fantasía de secuestro y la fantasía de castración son mucho más comunes de lo que se cree.

“Existen fantasías muy populares en la literatura, pero cuando te las piden es difícil llevarlas a la realidad porque requieren de una logística. Hay quienes piensan en la fantasía de secuestro como una película del 007. Te tienes que convertir en un espía y te llevan a un galerón donde te harán de todo hasta que reveles el código de la bomba. “Para algo así hay que platicar qué es lo se puede hacer y lo que no, pero considerando qué factores se atraviesan inesperadamente. Si representas un secuestro en plena calle, podría suscitarse un problema. La fantasía de castración es muy agridulce, como la de ‘cornudo’, aunque una cosa es que tu esposa te ponga los cuernos y otra que te quedes sin tus joyas. Lo verdaderamente retador es generar miedo en la otra persona y a la vez, tener muy clara la palabra de seguridad”, cuenta.

Antes de que el coronavirus convirtiera la interacción humana en una situación mucho más peligrosa que cualquier práctica BDSM, Domme Jaguar ofrecía sus servicios como acompañante en viajes de negocios para altos ejecutivos o visitas a los mejores dungeons (calabozos sadomasoquistas) de varias ciudades del mundo. Sin embargo, las llamadas a distancia le han permitido fortalecer sus cadenas invisibles de dominación hacia sus diferentes esclavos.

Desde ahí les da órdenes y les inflige castigos. El BDSM en tiempos de pandemia.

“Hay gente que se erotiza si escupen encima pero hay otra a la que no le gusta. ¡Hay gente que le excita pensar en globos, tocarlos, apachurrarlos y reventarlos! El mapa erótico de cada persona es variadísimo”.

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