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Bad Gyal viene a México: recordemos nuestra entrevista

Por: Arturo J. Flores 22 Ago 2022
Bad Gyal anunció un concierto en México el próximo 30 de noviembre en el Auditorio BB. Los boletos estarán disponibles en […]
Bad Gyal viene a México: recordemos nuestra entrevista

Bad Gyal anunció un concierto en México el próximo 30 de noviembre en el Auditorio BB. Los boletos estarán disponibles en la preventa Citibanamex el 29 y 30 de agosto; y la venta al público en general comenzará un día después en las taquillas y a través de Ticketmaster.

 

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Recordemos esta divertida entrevista que sostuvimos con la estrella española.

Históricamente, España recibe mucha inmigración de África y tarde o temprano, eso acaba permeando la cultura, ¿así nació tu gusto por la música africana?

Aunque es verdad que España recibe mucha inmigración, la cultura africana se mantiene un poco apartada. Los jóvenes originaros de África tienen mucha actividad cultural en Barcelona y hacen fiestas de música afro, pero a mí en realidad me interesó más la influencia jamaiquina.

Esa música llegó a mí casi por accidente, cuando algunos cantantes de Jamaica se hicieron muy populares alrededor de los dosmiles. Yo era muy pequeñita, tenía como 8 ó 9 años, cuando salió el álbum de The Trinity de Sean Paul y le pedí a mis padres que me lo compraran. Eso representó abrir la puerta a todo lo que vendría después.

Yo no entendía nada de lo que cantaban y aunque le preguntaba a mi papá qué significaban las palabras, él ni hablaba inglés ni mucho menos patois, el idioma de Jamaica. Hasta que me hice mayor, tuve la inquietud de investigar de dónde venía ese esa música que me había calado tanto.

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Y ahora tú estás haciendo bailar a los que no hablan español.

Sí, en cierto punto de mi carrera empecé a notar bastante buena acogida en Inglaterra y Estados Unidos. Me seguían músicos, gente de la industria y radios de esos países. Me decían que mi música los transportaba a lugares latinos. “¡Pero soy una chica española!”, les respondía. Ni hablar.

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¡Totalmente! Uno que sólo traerá cosas positivas para nosotros. Aunque a algunos artistas nos machacan por cantar reggaetón, porque vaya que hay gente de mente cerrada, hemos nacido en una época en la que la gente esté abierta a escuchar muchos estilos. A gente como J Balvin le costó años poder reventar. Tuvo que esforzarse mucho para poder llegar a donde está. Él sabe de cuánta discriminación ha sufrido el reggaetón.

Sin embargo, entre más populares se vuelven los géneros urbanos, pierden ese carácter urbano.

Creo que sí, hay que ver a artistas como Ozuna. Puede ser que por motivos personales dejes de cantar acerca de pistolas y drogas, que sean cosas chungas y que ya no quieras esas energías en tu vida ni en tu música. Le pasó también con Anuel AA. Aunque sigue haciendo cosas de trap muy explícitas, este auge tan fuerte del reggaetón actual nos desvía de los tiempos de Tego (Calderón), Wisin & Yandel, Plan B, del perreo, las cosas oscuras y prohibidas que pasaban en un club y nos hemos perfilado hacia un artista más filtrado, más correcto, para que el máximo de gente lo entienda y no se escandalice.

Tengo el presentimiento de que en un futuro volverá otra vez ese artista más canalla, más genuino, que dice lo que piensa y no le importa lo que nadie piense. Los artistas urbanos de hoy son robots y para mí, esa es la figura más lejana que hay de un artista urbano.

Un artista urbano viene de la calle, de un piso pequeño en el que graba música con lo que puede. No es una persona que se comporte. No tiene pelos en la lengua ni actúa de acuerdo con lo que el mundo manda.

Aunque yo sea una artista, también soy consumidora de música y sólo escucho artistas a los que considero auténticos. Puedo apreciar intérpretes de ese perfil, pero me llama más la atención que sean reales.

Ve a Cardi B. Tampoco soy la más fan, pero me parece interesante que ella sea quien es porque es real, porque sale a cantar a un directo con el forro de la peluca, con una pestaña puesta y la otra no. Dice las cosas como son y probablemente los de su sello se habrán escandalizado más de una vez. Seguro más de una vez su chica de prensa le debe haber dicho: “¡Cállate la puta boca de una vez, porque esto no nos conviene a nadie!”. Pero ella es así y el público la ama. Es real y no se calla. No lleva el pelo hasta el suelo y esas uñas para engañar a nadie, no es un disfraz. Ella es así, una bad bitch.

Eso es lo mejor que puede tener un artista. Pero hay intérpretes que pueden juntar un equipo que les diga lo que van a cantar. Es una capacidad artística, pero yo valoro más a los artistas que me hacen pensar que son ellos mismos y no están en una pose, que no son unos robots.

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Estudiaste Diseño de moda, ¿el outfit también comunica?

Totalmente. Pero no acabé y eso fue una frustración para mí. No soy una persona que pueda estar encerrada dentro de un sitio aprendiendo, con ese tipo de disciplina. No son creativa de ese modo.

Pero con mi trabajo, esa frustración se me ha ido porque me hago de estilista a mí misma muchas veces. He participado en proyectos muy guay, me la he pasado de puta madre de maneras en las que la carrera no me hubiera permitido.

No estoy en una clase, sino en la vida real, con estilistas que tienen 30 años en el negocio y escogiendo mi ropa en showrooms.

Vivía con esa frustración porque trabajé muy duro porque no podía permitirme la universidad en la que estudié y de pronto toda esa inversión se fue a la mierda. Pero me ha dado el chute ver de lo que soy capaz, que hago las cosas a mi modo. Si me tengo que fumar dos porros para pensar de qué color tiene que ser la peluca, es mi forma de crear.

El urbano llevó la ropa deportiva a las alfombras rojas, ¿lo consideras una batalla ganada?

Sí, porque todas las marcas de gama alta hacen chándals. Eso le da acceso a la gente de la calle a vestir su ropa. No importa que seas negro, mulato, transexual, lo que seas, si tienes plata eres de la clase alta. Me parece guay que Gucci haga chándals porque sabe que tiene consumidores en el Bronx, Queens, Brooklyn, Compton y quiere atenderles. Por fin las marcas están reconociendo que todos podemos ser lo que queramos si nos lo proponemos.

Empezaste trabajando en una panadería. Supongo que ahí no podrías llevar las uñas como las traes.

Antes de la panadería ya llevaba estas uñas y me las tuve que quitar por culpa de la panadería. Eso también fue un bajón enorme, pero era lo que había, tenía que trabajar. Mientras trabajaba, pensaba todos los días en que un día me haría las uñas. Salía de fiesta y me miraba las manos. Cuando por fin dejé ese trabajo porque ya podía pagar mi piso con mis conciertos, ¡me fui a hacer unas uñas todavía más largas! Y no es que me sienta más súper estrella por llevar las uñas, pero me siento más yo.

Las palabras relacionadas con la sexualidad espantan a algunas personas, ¿incluirlas dentro de tus canciones es una forma de empoderarte?

Como mujer he sido consumidora de música muy explícita y marrana, como le quieras decir. Sí hay expresiones machistas en algunas, pero existen otras que se refieren a los roles en el sexo, los que las personas disfrutamos en la vida real. A ver, que tu novio te agarre del pelo y te arranque cuatro pelos no significa que te esté maltratando si tú te la estás pasando bien. Yo puedo escuchar una canción que diga “te voy a ahogar” y resulta que a mí me gusta. No me parece que un hombre me esté insultando si la escucho. Tampoco veo mal que yo le diga a un hombre que le encanta mi coño. Lo he escuchado por muchos años en boca de los hombres y no le veo nada malo, porque he entendido el concepto que me querían transmitir. Es decir, un momento concreto en una situación concreta en un contexto concreto. Yo espero lo mismo del público, que lo entiendan.

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En Santa María dices que lo haces tan bien que él no busca a nadie más.

(risas).

¿Y es realidad o ficción?

Todo es 100% real. Los que prueban, siempre vuelven.

Tampoco tienes problema en hablar en tus canciones de los porros que te fumas.

Yo no llego al estudio con una canción escrita, siempre escupo al micro mis pensamientos. Mis letras son realidades que me suceden. Hablo de la marihuana porque soy una consumidora, pero nunca he hablado de coca ni de ninguna otra droga porque no las consumo. Tampoco digo que quiera ser un ejemplo para nadie, porque Bad Gyal es así, ¿lo tomas o lo dejas? Bad Gyal viene con su realidad. Sus letras no la hicieron cuatro personas pensando en metáforas. Por eso son más canallas.

¿Algún día podrías convertirte en “Good Gyal”?

(Risas) Soy súper buena, un cacho de pan. Pero a veces hay que sentirse mala. Sentirnos malas siempre nos sube. Pero una mujer mala no tiene por qué ser una hija de puta. Esa es la perspectiva del hombre. A una mujer que tiene su trabajo, que no le responde un WhatsApp a los 5 minutos, ellos le dicen: “ay, qué mala es”. No, amor, no es mala. ¡Esa mujer está haciendo su vida! Para ellos es mala, porque es una mujer que hace lo que lo que le sale del coño y no depende de nadie.

Tus primeros singles fueron producidos por ti misma ¿para qué sirve una disquera en estos tiempos?

Para mucho, en realidad. Todos los artistas grandes de género latino están firmados, ¿no?. ¿Cuántos españoles conoces? La Rosalía, si acaso. De la ola urbana, existe muchísima oferta urbana no llega a Latinoamérica. Como artista español es muy difícil que llegues a ser un boom sin tener una disquera. Los streams, las cifras y el marketing son una realidad. Se lo dije a mis fans: tomé la decisión de firmar porque si no lo hacía, me perdería de un trozo del pastel que está cogiendo todo el mundo. ¡No voy a ser la tonta que no explota al máximo sus posibilidades.

Me pelo el culo cada vez que hago una gira y yo también quiero ser una súper estrella. No voy a dejar de serlo porque no estoy anunciada en Spotify. Ya hice suficiente como artista underground. Creo que soy la única que se fue de gira a Asia. Soy una chavala joven, tengo ambiciones y vengo de la puta mierda que no quiero volver a hacer.

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A propósito de eso, hiciste tanto pan ¿hoy disfrutas comerlo?

(Risas) ¡Me encanta el pan! Estoy jodidísima porque me cuesta mucho comer bien y hacer dietas y el pan es lo que más te hincha. Pero me viene de mi padre. Hasta la sopa se come la sopa con pan.

Tu papá (Eduard Farelo) es actor, ¿a ti te llamó la actuación?

No, nunca, como hacer una peli no. Es gracioso porque los inicios de mi padre se parecen mucho a los míos. Él empezó a hacer teatro amateur cuando tenía 19 años y después empezó a dedicarse al doblaje. Empezó desde abajo combinándolo con un trabajo de mierda. Siempre me dijo: “yo soy actor como soy taxista, porque no estoy en Hollywood sino en España y este es un país muy jodido para ser artista”. Ahora me doy cuenta yo.

¿Le gustan tus canciones?

Cada vez más, aunque la de Santa María no tanto (Risas).

¡No te pierdas a Bad Gyal en México!

 

 

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