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Bad Bunny no juega a ser Dios

Por: E.R. Pulgar 18 Sep 2020
El trabajo de Bad Bunny es notable por la manera en la cual eleva a temas queer: el video de “Caro”, cuya estrella es la modelo andrógina Jazmyne Joy rapeando en su lugar, presenta una pasarela de moda dominado por gente LGBTQ+
Bad Bunny no juega a ser Dios

Solidificó su lugar en el santuario del reggaetón subvirtiendo el machismo del género con un sonido, mensaje, y look inclusivo. Debajo del exterior de Dios trapero, Bad Bunny es un puertorriqueño de 26 años tratando de hacerlo bien.

Es medio día en Miami. Bad Bunny está parado sobre una columna en la terraza junto al mar de una mansión en Coconut Grove.

Está vestido en una toga Versace con diseño Barocco, cadenas y una corona de laureles dorada. Imperturbable, lo mandan a canalizar una estatua de mármol de Narciso. Las olas del Atlántico rompen contra la orilla cercana, las cámaras se ajustan y “Passionfruit” de Drake suena ruidosamente en el fondo.

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Mientras, su equipo y su fotógrafo Stillz se reúnen e intercambian sugerencias, Bad Bunny mira hacia el cielo con una expresión cansada, un Dios menor preguntándole a su creador “¿Porque yo?”. Cuando se termina la sesión de fotos, Bad Bunny se baja del pedestal. Corre a su estilista con el ceño fruncido y le dice en Español “¿Me quitas esta corona? Me arde, ¡puñeta!”.

Bad Bunny: Así juega un conejo malvado

Poco después, nos sentamos a hablar. El estoicismo divino que tiene Bad Bunny se ha disuelto completamente, reemplazado con un comportamiento relajado. Sus uñas son otra historia. Además de una camisa desgastada de la WWE y sus cadenas con el logo de Playboy, la súperestrella del latin trap carga uñas postizas que se puso para la sesión de fotos, unas maravillas doradas y negras que en las notas de producción se llamaron “uñas Versace”.

Bad Bunny, nacido Benito Antonio Martínez Ocasio, está exhausto pero se siente realizado. El día antes de nuestra entrevista, sacó su segundo disco YHLQMDLG, un acrónimo de la frase “Yo Hago Lo Que Me Da La Gana.” Que el disco sea un bombardeo de 20 canciones revela su carácter; sus leales seguidores recordarán su críptico tuit del 24 de Febrero sobre “19 palos” y un gracias, pero para él significa mucho más que grabar una colección grande de música solo porque puede.

Me insiste, su voz de tono barítono tarareando más cálida que en la radio, que se trata de hacer lo que le hace a uno sentirse bien. “De eso se trata el disco: de bailar, de disfrutar, ¿me entiendes?” dice. “Ahora mismo estoy en una posición donde me siento tan libre. Este es el álbum que yo quería hacer y lo hice.”

Para YHLQMDLG, el renegado sonoro sintetizó su visión psicodélica con el mainstream. Además de ser un desenfrenado disco de fiesta, su segundo álbum es una cumbre intergeneracional del pasado, presente, y futuro del reggaetón. El disco cuenta con un desfile de apoyo notable que abarca desde OG’s como Jowell & Randy y Ñengo Flow, hasta la figura de culto Boricua MC Yaviah—persuadido a salir de una larga ausencia para ir palo-a-palo con El Conejo Malo en el excepcional tema “Bichiyal”—así como voces nuevas del cantante panameño Sech y el rapero Puertorriqueño Myke Towers.

“El título puede sonar arrogante a alguna gente, pero es sobre no dejar las cosas para más tarde, no prestarle atención a la gente que te dice que estas mal”, dice.

Estemos o no en una pandemia global, Bad Bunny salió el Día De La Madre con un disco de recopilaciones llamado Las Que No Iban A Salir. El disco es un collage de música original hecha en cuarentena y demos inéditos de las sesiones para YHLQMDLG. La naturaleza fragmentada del disco muestra los riesgos artísticos que él está tan dispuesto a asumir, sutilmente integrando samples de noticieros de radio con una mezcla de colaboradores que incluyen al reggaetonero Nicky Jam y Gabriela Berlingeri, su novia y diseñadora de joyas quien presta su voz al sencillo principal del disco “En Casita”.

Como artista, Bad Bunny ha cultivado una reputación simultánea como una anomalía del reggaetón y un embajador universal del género. Se destaca a lado de sus compañeros por su manera de hablar de lo carnal, con letras que gotean con sexualidad desenfrenada sin percibirse excluidor o irrespetuoso. Apoya a las mujeres que quieren bailar solas en la discoteca, y con el mismo fervor critica a los novios que no les “maman el culo” después del perreo intenso.

“Creo que el sexo es un mundo gigante entonces que cada cual sea libre de verlo y hacerlo como quiera y tener infinitas posibilidades”, me dice con una sonrisa sugestiva. “Al final, somos seres humanos entonces tenemos una conexión y todo el mundo siente y todo el mundo se enamora, de lo que sea”.

Construyendo sobre las bases puestas por reggaetonerxs Queer—recientemente fallecidos artistas como el trapero puertorriqueñx Kevin Fret y la pionera de dembow dominicanx La Delfi—el género está moviéndose hacia la inclusividad. Este cambio es evidente con el surgimiento de artistas queer femme como King Jedet y Sailorfag y con el movimiento digital del neoperreo, llevado por reggaetoneras como Tomasa Del Real y Ms Nina, por decir algunas, un reggaetón emocional que predica—para usar el titu- lo del primer disco de Ms Nina—”perreando por fuera, llorando por dentro”.

Bad Bunny no es parte de este legado, pero al ser un aliado prominente, como artista latino mainstream en un género dominado por el machismo heteropatriarcal, establece un precedente para la amplificación de estas voces.

“Existen los que son fanáticos de Bad Bunny y existen los que son fanáticos del género del reggaetón”, me dice. “Creo que tengo un gran sector a quién educar. Mucha gente no le va a prestar atención a otros que le digan algo, entonces yo si puedo decirles y tratar de ayudar a que crezcan como personas y abran su mente, quizá puedan tener esa aceptación por todo el mundo.”

Lo han criticado por una percibida adopción de la estética queer femme a su estilo, pero su compromiso a una actuación donde el género es fluido revela una determinación a reforzar la inclusividad. Una manicura brillante sobre las manos de un hombre cis-hetero popular no cambiará el mundo, pero Bad Bunny no esta apuntando tan alto: el solo quiere asegurar que todxs puedan festejar juntxs y crear una pista de baile donde todxs sean bienvenidos.

“No hay nada peor que estés en un lugar y que no te sientas parte del grupo”, dice. La uña postiza con la cual ha estado jugando durante la entrevista finalmente se afloja, y el la tira a un la- do. “Lo único que yo he tratado de hacer, es que todo el mundo se sienta parte de la cultura del reggaetón, que sientan que tienen a alguien que los defiende.”

El trabajo de Bad Bunny es notable por la manera en la cual eleva a temas queer: el video de “Caro”, cuya estrella es la modelo andrógina Jazmyne Joy rapeando en su lugar, presenta una pasarela de moda dominado por gente LGBTQ+, y el video de “Ignorantes” muestra el espectro del amor con escenas tiernas de parejas abrazandose. Se ha hecho conocer por confrontar homofobia y rechazar normas de género en su día a día, denunciando un salón de uñas por negarle el servicio al ser hombre y llamándole la atención al reggaetonero boricua Don Omar por hacer comentarios prejuiciados.

En el sencillo de YHLQMDLG, “La Difícil”, confronta el sexismo, buscando la transformación de la tropa de la “chica del video” sexy e unidimensional, contando la historia de una bailarina que es madre soltera. Notablemente, el ciclo de prensa de YHLQMDLG empezó con un performance en The Tonight Show con Jimmy Fallon donde Bad Bunny rapeó en una falda y una camisa con la frase “MATARON A ALEXA, NO A UN HOMBRE CON FALDA”, llamando la atención mundial al femicidio de Alexa Negrón Luciano, una mujer trans puertorriqueña.

“La industria de la música y la sociedad en general (trata a las mujeres) como si fueran nada”, afirma. “(Las mujeres) son seres humanos, merecen respeto, merecen el mismo trato de cualquier otra persona”.

Mientras habla sobre “Yo Perreo Sola”, su canción favorita de YHLQMDLG, Bad Bunny empieza a jugar con otra de sus uñas postizas doradas. “La mujer no necesita de nadie para hacer sus cosas, ni para lograr sus metas y superarse sin ningún hombre”, agrega. “Solas pueden hacer lo que les dé la gana”.

El video de “Yo Perreo Sola” es la visión artística más desarrollada que Bad Bunny ha presentado hasta ahora, presentando al playboy del futuro en drag, perreando en una prenda de látex rojo y encadenado por varias mujeres entronadas. Estas escenas están mezcladas con shots de él perreando con su alter ego femenino, fanfarroneando a tope un carro en un campo de flores, y un montaje de mujeres—de stallions a señoras mayores—perreando solas.

Dicho esto, no hay duda que a Bad Bunny se le debe crédito por atraer la atención a temas queer en el género musical, especialmente como un reggaetonero cis-heterosexual. No hay otro artista mainstream con el perfil así de alto en el mundo latinx que sea tan agresivamente sincero sobre apoyar estas causas, pero hay una distinción importante entre ser un aliado valioso y llegar al estatus de “ícono queer” como Ricky Martín lo ha entronizado prematuramente.

“Yo hago todo esto y, a veces, ni me doy cuenta de lo que causo’’. “No es hasta que alguien viene y me dice «cabrón, gracias, gracias» que me doy cuenta de los impactos”.

 

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