Albor Hotel: el spot de San Miguel de Allende que te falta conocer
Durante un viaje a San Miguel de Allende, tuve la dicha de conocer Albor Hotel y celebrar en sus instalaciones el Día de Muertos. Sin lugar a dudas, el recinto es el reflejo de abundancia, cultura y cariño que caracteriza a la ciudad guanajuatense.
Mi experiencia inició con una cena abundante, deliciosa, aderezada con un toque alegre y romántico que nos demuestra el amor que le tiene su gente al recinto.
Una calavera personalizada
Al llegar nos recibieron con los brazos abiertos. Su entrada destacaba por las figuras de Catrinas que se encontraban en la recepción, el techo decorado con papel picado, una cruz realizada de botellas de vino, el bello color de la flores de Cempasúchil moradas y naranjas que decoraban todo el lugar, y la gran ofrenda tradicional mexicana.
La cena fue un deleite para todos los sentidos, pero lo que más se destacó fue la calavera de dulce con nuestro nombre que había en la mesa.
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La cena de bienvenida en Albor Hotel
Al comenzar la cena, nos ofrecieron el coctel de la casa, un tequila con toques florales de Cempasúchil, acompañado de una tostada de Atún estilo oriental, con un cremoso de aguacate y chiles toreados. Se sentía la frescura del pescado y a pesar de tratarse de un sabor fuerte se sentía equilibrado con el cremoso de aguacate picante.
La ensalada era una combinación de lechugas frescas con un puré de betabel, queso de cabra, higos rostizados, almendras y una vinagreta de tomate tatemado con queso panela ahumado.
Desde el momento en que nos pusieron el plato en la mesa sobresalió el vibrante color del betabel resaltado por una decoración naranja. Probarlo fue recibir una explosión de sabores dulces y ahumados.
El plato fuerte fue un salmón Brioche, paté de salmón envuelto en un hojaldre, acompañado de una salsa de hinojo y caviar de salmón.
Para terminar, disfrutamos de un postre engañoso, suave y delicado a la vista, pero fuerte en en cada mordida. Se trataba de una trufa de chocolate con nuez de la India y frambuesa, el postre perfecto para terminar un increíble manjar como el que ofrece Albor Hotel.
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Llegó la hora de descansar
Después de una maravillosa cena llegó la hora de descansar. Me sorprendió la discreción y tranquilidad del área de dormitorios, caracterizada por su estilo minimalista, colores neutros y un decoración natural con rocas, barro y materiales típicos de la región como los textiles, tejidos y la madera, resaltando el ambiente natural e identidad de San Miguel de Allende.
Albor Hotel. Master Suite
El hotel incluye 93 habitaciones entre master y junior suites, así como habitaciones sencillas y dobles de lujo. Además, hay un lobby, un restaurante, un bar, un gimnasio, una sala para juntas y eventos, una zona de piscina a desniveles con grill, un jardín botánico y varias terrazas con vista de la ciudad.
Albor Hotel es ideal si quieres sentirte parte de todo el entorno natural. Está construido como si fuera una extensión mas del pasaje. Mantiene una textura en la fachada por el pétreo inspirado en las montañas y logra que el paisaje enmarque la fachada de una forma natural que fluye en armonía con el resto.
Un recorrido por los viñedos
Albor Hotel cuenta con un extenso calendario de actividades en San Miguel de Allende centradas en la cultura, la naturaleza y el bienestar.
La Santísima Trinidad, Viñedo San Lucas, San Francisco, de los Senderos, Santa Jacinta y Santa Catalina es el conjunto de viñedos que comparten la misma pasión por el vino y la ecología. Se trata de áreas agrícolas compuestas por vides, olivos y lavandas; todas cuentan con Hotel, restaurante, cancha de Polo, taller de Olivo, lavanda, vinícola y catas.
Nosotros visitamos el Viñedo San Lucas. El paseo se dividió en tres partes, la primera fue la cata de vinos. Esta se realizó en su cava subterránea. Se trata un espacio amplio, fresco y provisto de una iluminación tenue.
Albor Hotel. La piscina.
Pudimos encontrar vinos blancos, que son 60% Chardonnay, 20% Macabeo, 20% Moscatel, que se caracterizan por un equilibrio entre lo dulce y lo ácido de las frutas, con toques de frescura.
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También probamos un amigable y versátil vino rosa que es perfecto para todo tipo de paladares, al tener un sabor fresco, frutal, sutil, pero con muchas tonalidades presentes, siendo un 100% Malbec.
Después llegó un vino tinto audaz que complace a los bebedores más exigentes, al tratarse de un 55% Malbec, 20% Cabernet Sauvignon, 20% Pinot Noir y 5% Syrah. Este vino se caracteriza por ser de un sabor imponente al mostrar distintas facetas de su elaboración con solo su degustación, un vino tinto perfecto para ser acompañado por pastas, salmón o platillos muy condimentados como una paella.
Uno de los vinos más interesantes de probar es El Santa Trinidad 100% Cabernet Sauvignon, un ejemplar que refleja el tradicional proceso de elaboración en el viejo mundo, España, Italia y Francia, y que a la vez ofrece tradición, experiencia y calidad.
Explorando el Centro de San Miguel de Allende
Conocer el centro de San Miguel de Allende es recorrer la cultura, tradición y calidez que caracteriza al lugar.
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Lleno de colores, luces y adornos representativos del lugar como el corazón de San Miguel de Allende, así como figuras alusivas al Día de Muertos, en cada calle había flores que decoraban las fachadas y por supuesto la Catedral, tan majestuosa como imponente, símbolo y unión del pasado con el presente.
Outfits para celebrar el Día de Muertos
San Miguel de Allende es una ciudad que encierra la combinación entre lo moderno y lo antiguo. Es considerada como el Corazón de México y con el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad por su Centro Histórico y santuario de Jesús de Nazaret en Atotonilco, cuna de la Independencia Nacional, albergue de hombres cultos como Felipe Cossio del Pomar, Stirling Dickinson, David Alfaro Siqueiros y una inspiración para muralistas como Rufino Tamayo y Diego Rivera, escritores y poetas como Jack Kerouac y Neal Cassady, es también el sitio donde existe Albor Hotel.
