Una foto antes de morir… no lo logró

Las cámaras instantáneas, gracias a la moda vintage, crearon una experiencia —aparentemente perdida en el tiempo— para las nuevas generaciones, en la que pueden materializar sus más lindos recuerdos en cuestión de minutos. Sin embargo, ¿qué pasaría si, en vez de ver esas memorias, vieras tu propia muerte? Eso es lo que explora el director ruso Anton Zenkovich en su opera prima Foto na pamyat (Una foto antes de morir).

En esta película, se presenta la historia de un grupo de amigos que emprenden un viaje hacia una fiesta, pero en el camino, se accidentan después de atropellar a un venado. En su desesperación por encontrar ayuda, llegan a una cabaña vacía en la que encuentran una misteriosa cámara fotográfica proveniente de la antigua Unión Soviética previo a la Guerra Fría.

Con la producción masiva de filmes de terror, cada vez se ha vuelto más difícil que alguna destaque, como The Conjuring (Wan, 2013), The Witch (Eggers, 2015), Get Out (2017) y Us (2019) de Jordan Peele; sin embargo, Una foto antes de morir, para su desgracia, más que formar parte del inmenso montón de películas intrascendentes de dicho género, es un título que se une a la lista de desgracias de la cinematografía de terror.

La idea no es mala. De hecho, podría interpretarse como el inmenso poder mediático que hoy en día tienen las cámaras fotográficas (cualquiera que sea), además, la fotografía, también a cargo de Zenkovich, es bastante decente y muestra una paleta de colores atractiva; no obstante, la historia es su mayor pecado.

Aparece y desaparece

Los personajes principales son acartonados: sus motivaciones no son claras, no son empáticos y, en ciertos momentos, sus diálogos no tienen sentido, causando una sensación de pena ajena por los actores que encarnaron a dichos personajes. Aunado a ello, existe un personaje en particular cuya función es completamente inútil: está al inicio, pero desaparece y vuelve a mostrarse hasta el final; podría ser entendible el porqué, pero al volver a verlo, este se desvincula de sus motivos, actuando como si nada hubiera pasado.

Pareciera que Zenkovich (también guionista del filme) al momento de escribir, tuviera a su lado una lista elemental de los estereotipos y clichés más absurdos del cine de terror. Lo peor de todo, es que parece que cumplió con cada uno de los puntos de su lista: el viaje interrumpido por “una desgracia” o la llegada a un “sitio abandonado”. La gama de personajes se limita a un joven carente de sentido común; una rubia cuya función solo es la de llorar; un “valiente” que se aventura a buscar ayuda; y alguno de “raza exótica”, en este caso, un asiático.

Zenkovich presenta detalles que, aparentemente, tienen importancia para el desarrollo de la historia, pero la realidad es que quedan inconclusos. En la sinopsis se explica que van a una fiesta, pero la realidad es que no se explica en su totalidad a dónde van. Son personajes con una presentación mediocre y confusa: se saludan entre ellos como desconocidos, sugiriendo que fueron convocados de alguna forma; pero al corte siguiente, conviven como si se conocieran de toda la vida.

“¿Y ahora, cómo la acabo?”

Las muertes sugieren que fueron inspiradas por 100 Ways to Die: son estúpidas, ilusas y forzadas. Un par de ellas son rescatables; sin embargo, no repuntan la mediocridad de las demás. La función de las muertes se limita a ser un hilo conductor hacia el fin de la historia que, a decir verdad, es anticlimática y con un absurdo giro argumental que, más que sorprender, da la impresión de que Zenkovich no encontró la forma de darle un cierre a la película.

A pesar de que el cine de terror actual se encuentra en un periodo crítico, muchas de sus películas, por lo menos, logran el objetivo de provocar un susto en el espectador y, dentro de lo que cabe, entretener. Eso no sucede con Una foto antes de morir: es lenta, aburrida y poco interesante. Quizás en un futuro no muy lejano se replique la base de la historia y, probablemente, salga un producto con mayor calidad, pero eso sólo el tiempo lo determinará.

Una foto antes de morir llega a los cines comerciales de México el viernes 14 de junio.

Por C. Daniel Martínez

@daniel_maraz30

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