Lo que el comediante colombiano Alejandro Riaño hace con su personaje “Juanpis González” es “humor negro para gente blanca”, porque critica el privilegio de las clases dominantes reproduciendo sus comportamientos.
Este 29 de noviembre, Juanpis González se presentará en el Pepsi Center. Aún se pueden conseguir boletos en Ticketmaster.
Con ese pretexto, platicamos con Riaño acerca de lo políticamente correcto, la cancelación y la mal llamada generación de cristal.
Este video te puede interesar
View this post on Instagram
¿Qué puede esperar la gente de tu show?
Bueno, pues espero que encuentren lo mejor. Nos une como países que en todas partes hay este tipo de personajes: el lord, el mi rey, el fresa. Vamos a estar con un show espectacular en el Pepsi Center, para 3,000 personas, con toda la incorrección política.
Carlos Ballarta: el “Tlatoani” llega al Auditorio Nacional
Son tiempos complicados para hacer comedia. Son tiempos en los que fácilmente pueden funarte; te pueden cancelar. Un montón de colegas tuyos han estado en controversia. ¿Para ti es fácil soltar la pluma y dejarte ir, o todo el tiempo tienes esa presencia mental de “esto sí, esto no puedo decirlo”?
Hasta hace muy poco era soltarla, pero ahora es a sabiendas. Eso pasó en la última entrevista política que le hice al presidente (Gustavo Petro), porque nadie había podido hacer ese tipo de entrevistas. Me llamaron y de un día a otro me dijeron: “Mañana tienes entrevista con el presidente aquí en Palacio”. Fui. Y luego sales y te preguntas: ¿para qué estoy haciendo esto?, cuando ya eres padre y tienes tres hijos maravillosos, y vives en un país donde, si hablas de más, te matan, ¿no? Ya ha pasado varias veces.
Entonces sí llegó un tema reflexivo de pensármela muy bien y de bajarle un poco a la espuma, porque nuestro país está bien caliente como para seguir echándole leña a la candela. Le he bajado, he mermado un poco. Pero aun así vamos a salir con debate político en marzo, en una catedral, donde tendremos a todos los candidatos jurando por Dios —no es que yo sea el más creyente— que lo que están prometiendo al país sí va a ser.
Creo que será un momento complejo, un statement político muy fuerte del personaje, hacerlo en una catedral para mil personas, con todos los candidatos, en este momento. Imagínate: en nuestro país hay 107 candidatos lanzándose a la presidencia. Es algo que nunca se había visto; es como si cualquier personero de colegio se lanzara.
Ricardo O’Farrill: sobre su nuevo show, la autenticidad y los orígenes de “Kuri”
En México, Molotov, por ejemplo, a quienes entrevistaste alguna vez, se estuvieron peleando con el hijo de un expresidente. Jimmy Kimmel fue sacado del aire. La comedia siempre resulta incómoda para alguien. ¿Sientes que tienes la responsabilidad de ser incómodo?
Total. Por lo menos en mi caso —y por eso volqué mi comedia hacia ese lugar—, yo quería generar esa incomodidad. El solo hecho de existir en este mundo ya es incómodo para ese tipo de dirigentes.
Lo que le pasó a Kimmel, la amenaza que hay contra Fallon por su contenido… nos dice mucho de esta supuesta libertad que dan las redes sociales. Por eso soy una persona cuyas redes sociales están llenas de red flags. Estoy completamente baneado; no puedo ni hacer en vivos por el tipo de contenido que hago, porque hablo de lo que está pasando en Gaza, que aunque debería ser vox populi, nadie dice que están matando gente como si fuera lo más normal.
Hay gente que lo defiende, los Juanpis de la vida real: personas que defienden la violencia entre dirigentes de un país y otro. Es un absurdo. Creo que la comedia debería utilizarse para eso, como se hace en el arte. La comedia es arte; la música es arte. Y deberían ser un statement político, porque si uno tiene un número importante de personas que lo siguen, también tiene la responsabilidad enorme de decidir qué va a hacer con ese micrófono y de qué va a hablar.
Y es lo que menos pasa. Vemos lo que pasa en redes como TikTok, donde la gente sale bailando y haciendo pendejadas, y eso se vuelve mega viral; donde lo más importante es el trend, el viral, la reproducción, los comentarios, la obsesión por verse bien, los filtros. Pero ¿qué pasa con lo que está pasando al otro lado del mundo, o acá en mi país, o incluso con el vecino? No nos importa. Somos animales cero empáticos, realmente.
Hace poco, hace una semana, hubo un tema con influencers invitados por la embajada de Israel a mostrar “lo bien que está” el estado de Israel, por plata: venderse por likes, reproducciones, un viaje. Me parece un absurdo, y estuvo muy bien que los funaran.
Daniel Sosa: el fin de la infancia, el bullyng y la contingencia ambiental
Y también existe una generación —ya no sé si llamarla “woke” o no— que piensa distinto. Muchos chistes resultan complicados de entender en otro contexto y también te pueden funar. ¿Cómo lidias con la llamada “generación de cristal”?
Bien. Creo que no es una generación que me siga mucho, porque no es el tipo de humor para ellos. Afortunadamente hay algunos que lo entienden y han salido de su capsulita.
Hay quienes me han escrito: “Yo era uno de esos personajes de los que te burlas y me he salido un poco de ahí”.
Lo que decía Buster Keaton también era eso: sin audio, solo con mímica, mostrando lo que pasaba en la sociedad, lograba transformarla o denunciarla. Hoy es lamentable que se ofendan por absolutamente todo, pero también es muy necesario. Lo que me ayuda es que tengo un personaje: estoy bajo ese personaje y muestro lo que no debemos ser para poder denunciarlo.
Me sigue muchísimo el tema del feminismo, estoy muy metido con el género, con mi teatro, con personajes, con comunidades trans, con comunidades afro, con muchos con quienes he trabajado de la mano porque entienden perfectamente el personaje.
Es curioso cómo puedes hablar menos y decir menos cosas de las que se podían decir en televisión. Ya estamos aprendiendo a hablar de otra manera: decir “desvivir” en vez de “matar”, escribir “sexo” con 4 y 0, decir “el pintor austriaco” para no decir Hitler.
Lo hemos hablado muy a nivel personal con la gente de YouTube para que entiendan el fin de mi personaje. El mío es un show donde se habla de drogas, violencia, corrupción, donde se critica el discurso racista y machista a partir de un personaje completamente incorrecto. Mal haría yo en corregirlo. Nos toca aguantarnos la penalidad, nos toca aguantarnos la funa.
Alexa Zuart: cuando Neza se ríe de la Condesa
¿Coincides en que la comedia debe tirar siempre hacia arriba?
La comedia sí, siempre tira para arriba. Es importante que esté ahí, latente, como denuncia. Es un arma poderosa que entra de manera más fresca en la cabeza de las personas y nos ayuda a despertar como sociedad.
No solo la comedia: todo lo que amplifica nuestra voz —el entretenimiento, la música, el arte en general— siempre ha sido transgresor, siempre ha atacado hacia arriba a quienes nos tienen sometidos. Y eso que soy una persona privilegiada hablando desde el privilegio… ¡imagínate quienes no pueden ni hablarlo!
EL JAJAJAIRO: LA SUERTE DEL NEGRITO EL GÜERITO LA DESEA
Una última pregunta: llevar gente a un show en vivo es cada vez más complicado. Hay mucha oferta cultural y, por otro lado, a veces no alcanza el presupuesto. Además, hay público para el que ya es difícil relacionarse con otros seres humanos en un mismo espacio.
Sí, les cuesta relacionarse realmente. Es muy triste, es lamentable. Por ejemplo, acá en la oficina —nuestro proyecto es de 80 personas, y en la parte creativa trabajamos unas 19— cuando abrimos convocatoria para una vacante, lo primero que muchos preguntan es si hay que hacerlo de manera presencial (risas).
Me da una rabia horrible porque ya salimos de una pandemia, ya sabemos lo que es estar encerrados y no entendimos nada. El contacto humano, sobre todo para lo creativo, es muy importante. Está bien si quieres ser un ermitaño, pero no tener ningún tipo de contacto humano es algo absurdo.