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Bush y Stone Temple Pilots: la noche que bebimos un coctel de los 90

Escrito por:Arturo Flores

Fotografías de Leonardo Treviño 

 

Hasta Gavin Rossdale se subió al tren del mame. El cantante y guitarrista de Bush se refirió en los primeros minutos del concierto en el que su banda se hizo acompañar por Stone Temple Pilots a Roma: “Creo que todos estamos muy contentos por Cuarón” dijo cuando, pocos minutos antes, el mexicano se había llevado tres premios Oscar por su película en blanco y negro.

El ex marido de Gwen Stefani hizo gala de una magnífica condición física. A sus 53 no paró de saltar, tirarse al piso, subirse a las gradas para pasearse entre la gente y hacer lo mismo entre quienes ocupaban el área general; todo sin perder el aliento, cantar y tocar la guitarra en la mayoría de las canciones.

 

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Antes de los británicos, dos agrupaciones nacionales y Stone Temple Pilots, ahora con su cantante Jeff Gutt, le habían hecho competencia al #RomaFest, que se celebraba sólo a unos metros del Frontón México, en la plancha del Monumento a la Revolución.

Gutt se lució como un perfecto imitador de Scott Weiland, el vocalista original de STP, que murió en 2015 a consecuencia de su adicción a las drogas. Más allá de que su voz es muy similar, lo son también los movimientos del ex participante de The X Factor. Se contonea y baila como una calca de carne y hueso de su difunto antecesor.

Pero eso no disminuyó de un público que bastante animado por la cerveza y el licor de la nostalgia, aprobó con honores el examen de la memoria para cantar las letras de ‘Plush’, ‘Sex type thing’, ‘Big empty’, ‘Interstate love song’ y cuanto hit la agrupación se esmeró en obsequiar.

 

 

Muy similar a lo que sucedió con Bush. Durante la última fecha de una gira que llevó a ambos representantes del rock alternativo –whatever that means– de los 90 a recorrer Latinoamérica, Gavin Rossdale dejó en claro que se conserva mucho mejor de salud que muchos de sus fans y que sus canciones, como ‘Come down’, ‘Everything Zen’, ‘Glycerine’ y ‘This is war’, pueden ya no sonar en la radio ni aparecer sus videos en la televisión, pero la huella que dejaron en el alma de sus contemporáneos es mucho más indeleble que un tatuaje.