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Bush y STP, réquiem por el grunge

Por: Arturo Flores 18 Feb 2019
Las agrupaciones de rock alternativo se presentarán en conjunto esta domingo en el Frontón México.
Bush y STP, réquiem por el grunge

No era fácil ser grunge. No bastaba con dejar de bañarse. ¿Qué barba te ibas a dejar crecer si a duras penas te crecían pelos en los sobacos? ¿De dónde ibas a sacar una vieja camisa de franela a cuadros, si tu papá era licenciado en administración, gerente de recursos humanos en un restaurante, y no leñador de un pueblo como Aberdeen?

Eran tiempos en los que los jeans se rompían solos. A fuerza de usarlos. Imposible que te los vendieran navajeados de fábrica en una boutique. Tampoco bastaba con hacer clic para que la música apareciera en tus oídos. En vez de Spotify y un celular, teníamos un discman que consumía pilas con la voracidad de un adicto a la piedra. Imposible saciar el apetito del aparato para el bolsillo de un preparatoriano.

Supe de Bush por recomendación de mi primo Juan.

¡Tú que te quejas de tu relación tóxica y no has visto Fear! Estrenada en 1996 y protagonizada por Mark Wahlberg y Reese Witherspoon, retrata la terrorífica historia de un novio violento, mentiroso, obsesivo y stalker –mucho antes de que se inventaran las redes sociales – que atormenta a una bella adolescente y su familia. En una de las escenas fundamentales suena como fondo Comedown, del disco Sixteen Stone.

En la que el cantante Gavin Rossdale repetía “no quiero bajar de esta nube, me ha tomado todo este tiempo encontrar lo que necesitaba”.

Fácil para alguien cantar algo así cuando tu novia se Gwen Stefani. Con ella se casó y tuvo tres hijos, antes de separarse en 2015.

Mi primo se compró el disco de Bush, pero fui yo quien más lo escuchaba. Porque entonces Juan vivía en nuestra casa y me dejaba hurgar en su colección.

Ser grunge era una tarea de todos los días.

Había que aprenderse la biografía de Kurt Cobain, Layne Staley, Eddie Vedder y Chris Cornell. Además de menear la cabeza, sacudir lo más recóndito de tu adolescencia cuando pensabas que algún día conocerías una chica como las integrantes de Bikini Kill, L7 o Veruca Salt.

También había que entender ciertas referencias. Como que grunge fue un término que acuñó Mark Arm, de Green River, para referirse a su anterior grupo, Mr. Epp and the Calculations. Escribió en una carta que envió a una revista de Seattle que la música de su agrupación era Pure grunge!

                 

 Ser grunge representaba abrazar los 90. Sentirse confundido y atemorizado por el futuro. Escuchar a los Stone Temple Pilots y permitir que la rasposa voz de Scott Weiland, uno más de los antihéroes del movimiento al que la afición por las drogas le costó la vida, nos hará la pregunta fundamental: “Cuando los perros comiencen a olfatearla, ¿descubrirán en ella el olor de la soledad?”.

Algunos seguimos siendo grunge. Despreciados por los metaleros de cepa porque, como me dijo un día un amigo metalero, “tu movimiento quiso acabar con el mío”. Incomprendidos y vilipendiados por los más jóvenes, para quienes el Chavorruco no es más una representación caricaturizada de Peter Pan, un payaso que quiere detener el tiempo y se rehúsa a ser adulto, pero al que la camisola de franela no le sirve para borrarse las cicatrices del cuerpo.

Del grunge sólo nos quedan las ruinas.

Han muerto la mayoría de los mártires. Un exparticipante de un reality show, Jeff Gutt, canta junto a los hermanos DeLeo las canciones de los STP. Junto a ellos hizo un disco homónimo, el segundo en su carrera que lleva por título el nombre de la banda, en el que aparece una canción que nos representa a quienes estaremos el domingo 24 por la noche en el Frontón México: The art of letting go. Justo potque nos resistimos a dejar ir esa ápoca.

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Bush tampoco es la misma banda. Ha suavizado muchísimo su sonido. Ya no puede decirse, como se dijo cuando debutó, que es la que más descarada y con mejores resultados plagió a Nirvana.

Sigue sin resultar sencillo ser grunge.

De entrada porque ahora las camisas de franela cuestan mucho más. Pero los que de verdad lo fuimos. Los que fumábamos cigarros sin filtro, leíamos a Bukowski y nunca nos cepillábamos el cabello (hasta que decidió suicidarse dejándose caer el suelo), aún conservamos la vieja camisa franela que nos acompañó en la preparatoria. El percudido estandarte de la generación X.

Este domingo me gustó para ponérmela.

Orgullosamente aún me queda.

 

Stone Temple Pilots

Bush

Revolución Tour 2019

Frontón México

20:00 HRS

Boletos: livetalent.com.mx

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Arturo Flores arturo.flores
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