Cualquier persona ‘vainilla’ se ha preguntado: “¿qué sucede en una fiesta swinger?” “¿cómo se prepara el terreno para una sesión de intercambio de parejas?” y sobre todo, “si voy a una fiesta swinger, ¿me obligan a tener sexo?” .
‘Vainilla’ se conoce en el ambiente swinger a quien profesa una sexualidad común y corriente. Hay quienes le dicen ´normal’, aunque lo correcto sería ‘normada’, porque responde a un condicionamiento social. Es decir, a sostener relaciones sexuales con una sola persona, llámese esposo, novia, concubino, amiga con derechos o fuckboy. El ambiente swinger es un estilo de vida que lleva mucho más lejos esta idea.
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En México existen varios clubes swinger. Pero SQ Swinger Club es uno muy singular, ya que se trata, quizá, del único itinerante. No cuenta con una locación fija. Cada 15 días, sus propietarios alquilan una suite de un hotel en Santa Fe y durante una noche la transforman en una sucursal del Castillo de Silling, en el que los despiadados protagonistas de la novela “Las 120 jornadas de Sodoma” del Marqués de Sade organizaban sus orgías con sus prisioneros. Con la diferencia de que las parejas que durante 24 horas se recluyen aquí, lo hacen por voluntad propia.
Minutos antes de que iniciara la celebración, Julio SQ Swinger y Faith, los dueños del club itinerante, nos platicaron sobre los pormenores de esta fiesta de intercambio de parejas.
¿Dónde estamos ahora?
Julio: En uno de los cuartos oscuros, aquí los asistentes a la fiesta entran a ver a otros tener sexo y a tener sexo con otras personas o con su pareja si es que tuvieron mala suerte.
¿Cómo iniciaron ustedes en el ambiente swinger?
Julio: Empezó mi papá hace doce años. El club es negocio familiar. Mi papá se dedicada a impartir cursos de relaciones humanas y ahí le llegaba mucha gente con la inquietud de conocer el ambiente swinger, así que él empezó a investigar y vio que entonces no había muchos lugares para vivir ese estilo de vida. Así empezamos, sin saber y sin nada. Ese fue el inicio de Club SQ.
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¿Cómo es la gente que asiste?
Julio: Vienen puras parejas, de entre 32 y 45, 46 años. Es el rango de edades. Manejamos un perfil alto. Todo es a través de reservación, depósito bancario y claves de acceso que se te proporcionan por WhatsApp.
¿Cómo cambió el ambiente swinger después de la pandemia?
Julio: Durante un año y cuatro meses cerramos. Ahora contamos con filtros de sanitización al ingresar, pedimos utilizar cubrebocas al ingreso y estamos limitados en el aforo. Antes trabajábamos con 40 parejas por fiesta y ahorita máximo con 25. Y la gente no viene tan fácil, porque el ambiente swinger se trata de contacto físico.
¿Qué sucede en una fiesta swinger?
Julio: Aquí, cada pareja reserva una habitación en el hotel. Llegan desde las 8 de la noche y se retiran a la 1 de la tarde del día siguiente. Iniciamos nuestras actividades a las 10 de la noche. Tenemos mesas divididas por secciones: Plata, VIP y Luxe. Arrancamos con los shows a las 11:40, dependiendo de la temática de la noche. Normalmente tenemos un show estelar con alguna actriz porno nacional y uno secundario con strippers, después hacemos dinámicas y juegos. A la una abrimos la pista de baile.
De hecho, hay parejas que sólo vienen a bailar y a tomar una copa. No es necesario que vengas a tener sexo. Esa es la pregunta que hacen todos: “si asisto, ¿me obligan a tener sexo?” ¡No, puedes venir sólo a ver! Hay muchas parejas voyeurs que sólo vienen a mirar. Se meten a los cuartos oscuros, pero no participan. Bailan, se meten a la alberca, ven a otros cómo tienen sexo. A las cinco treinta de la mañana cerramos y ya cada quién decide si sigue la fiesta en su habitación.
¿Existe un dresscode?
Julio: Sí, a los caballeros les pedimos que traigan camisa y pantalón de vestir o jeans, zapatos tipo mocasín y las chicas, vestido corto y tacones.
¿Qué cosas les ha tocado ver en estos años?
Julio: Lo más intenso fue que vino una pareja y ella disfrutaba de hacer gang bang, así que mandó a su esposo a preguntarle a cada esposa que había si le prestaría a su marido. En total, le prestaron siete. Cuando entré al cuarto oscuro, la mujer estaba con los siete. ¡No se me ha borrado esa imagen de la cabeza!
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¿Han sucedido escenas jocosas?
Julio: Una vez se cayó el stripper a la alberca (risas).
Faith: Hay una escalera para bajar a la pista de baile. Esa vez entró el stripper, la gente lo recibió con un aplauso y de repente, ¡Zaz! ¿Dónde está el stripper? ¡Desapareció! Cuando lo encontramos estaba en la alberca.
Julio: Desde ahí lo apodamos “El Aquaman”.
¿A qué juegan en las fiestas swinger?
Julio: Va variando, yo soy el encargado de organizar las dinámicas. Por ejemplo, tenemos una que es “El saludo”. Se hace con la pareja del lado izquierdo y derecho. Si eres hombre, paras el dedo y si eres mujer, haces un hoyito con la mano y el hombre mete su dedo. Así nos saludamos. Si eres hombre con otro hombre, te saludas con ‘espadazos’ y si eres mujer con mujer, con ‘tijeretazos’. Así vamos rompiendo el hielo.
Después hacemos equipos para jugar concursos más intensos como “¿quién hace cinco posiciones sexuales más rápido?” o “¿quién finge gemidos más rico?” hasta llegar a “¿quién hace mejor sexo oral?”.
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¿Cuáles son las reglas de la fiesta swinger?
Julio: No es no y se respeta. No se pregunta por qué no y sólo te retiras a tu mesa. Dentro de los cuartos oscuros también les prohibimos meter mano sin preguntar. Antes de intentar cualquier acercamiento sexual, les pedimos que primero lo platiquen, que se tomen una copa y si todos están de acuerdo, entonces lo lleven a cabo.
¿Se pueden meter teléfonos?
Julio: Ponemos guardias en los cuartos oscuros y en las salas generales, están capacitados para que si sacas tu celular, te pidan que lo guardes. Si tienes que hacer una llamada o contestar mensaje, hay que hacerlo afuera de la fiesta. Las revisiones las hacemos con detectores de metal justo para evitar que metan cámaras.
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¿Qué hay con la salud sexual?
Julio: Recomendamos el uso de preservativo, pero honestamente es difícil estar viendo que sí lo utilicen. Eso sí, las parejas swinger son muy responsables.