La oscura historia detrás del Gang Bang más grande del mundo

El Gang Bang no es una orgía normal, se trata de un encuentro en el que una mujer mantiene relaciones con múltiples hombres por turnos o al mismo tiempo. Al ser una práctica donde el número es lo que más importa, no tardó en crearse el World’s Biggest Gang Bang, un video pornográfico que causó revuelo en la industria y que ocultó los pecados de su producción.

Fue anunciada como el Gang Bang más grande del mundo, y Annabel Chong tendría un encuentro con 300 hombres, el plan era romper un récord mundial y convertirse en uno de los videos pornográficos más vendidos del tiempo. Las personas detrás de la producción cumplieron su cometido, pero a costa de la explotación de la protagonista.

Con una especie de toga y ambientado con columnas antiguas, se intentó que el video pareciera una orgía de la emperatriz romana Mesalina. La historia únicamente se centró en la ambientación, el video es un constante llamado de grupos de cinco hombres para que tengan sexo con Annabel por diez minutos, en total fue una sesión de 10 horas de sexo continuo.

La película se estrenó en 1999 y rápidamente se convirtió en una de las más vendidas en la historia. Ante la popularidad se le preguntó a Annabel sobre su decisión de protagonizar el controversial video; respondió que aceptó el papel debido a que quería demostrar la vitalidad del sexo, que las mujeres no son víctimas y que pueden ser igual de agresivas en la cama que los hombres.

La fama llevó a la creación de un documental, Sex: The Annabel Chong Story, que reveló una historia oscura que había permanecido oculta. Se reveló que fueron 251 hombres en lugar de los 300 que se habían anunciado, pero todos los números pasaron a un segundo plano cuando se reveló el proceso de producción.

Detrás de las cámaras

En aquel tiempo, Grace Quek —o Annabel Chong—, era una estudiante de la Universidad de Carolina del Sur, una mujer que sufría de una gran cantidad de problemas mentales desde que había sido violada por varios hombres en su juventud. Las muestras de su constante sufrimiento se reflejaban con depresión, autolesiones y abuso de sustancias.

Sus problemas la llevaron a la industria pornográfica y la propuesta parecía una gran oportunidad, se le prometió ganar 10 mil dólares por la sesión y la fama estaba garantizada. Alcanzó el renombre internacional, pero jamás recibió un pago por la grabación.

En entrevistas indicó que en los grupos tenía sexo con el primer hombre que tuviera una erección y continuaba con el segundo, el tiempo era aleatorio y si lo estaba disfrutando le daba más tiempo al protagonista. Le sorprendió que todos respetaran su turno y que no pelearan en el escenario.

Los productores le dijeron que su seguridad era primordial, para evitar un ataque todos los hombres estaban desnudos, no podía existir la posibilidad que escondieran un arma. Por otro lado, en el plano sexual la situación fue diferente, se le aseguró que todos se habían examinado para descartar enfermedades de transmisión sexual.

En cuanto a los condones, John T. Bone, el director, le dijo que no se usarían para entrar al mercado europeo. El realizador tuvo que cambiar su postura cuando Annabel rechazó la idea, pero en la filmación varios actores porno no utilizaron preservativos.

A pesar de estos hechos, en la inmediatez parecía que la realización había dejado satisfechos a todos: los productores habían hecho la película pornográfica más exitosa y la protagonista había alcanzado la fama que buscaba. No obstante, con el tiempo parece que se trató de otra historia de la industria que utilizó la fragilidad mental de una chica para generar ganancias y encabezados.