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¿Por qué estamos obsesionados con la puerta trasera?

Escrito por:Playboy México

Muchos tenemos una obsesión por el sexo anal, puede ser que se haya incrementado por el porno, pero es un hecho que se trata de uno de los fetiches más popularizados en el mundo erótico.

Constantemente tratamos de convencerlas, parece que se trata de un placer que no se puede alcanzar de cualquier otra manera; sin embargo, en la realidad la diferencia en sensaciones respecto al coito vaginal para nosotros no es mucha, por lo que cabe preguntarse: ¿de dónde viene nuestra obsesión?

Demuestra un gran interés de la mujer por el hombre, no es una experiencia normal para ellas, el hecho que acepten hacerlo en la mayoría de las ocasiones demuestra un vínculo que no se tiene con cualquiera.

A esto se le agrega que todavía sigue siendo tabú, una práctica que por años ha sido censurada e incluso perseguida. Desde sus inicios el sexo anal fue un símbolo del placer sexual, la idea que una relación va más allá de la concepción y la mujer que lo practica demuestra que está dispuesta a asumir el sexo en su nivel más físico. La ciencia lo comprueba y las mujeres que practican sexo anal tienen más orgasmos en promedio que las que no lo hacen.

Asumir el reto

Otro aspecto que lo vuelve atractivo es que implica una preparación. Sin la técnica o elementos correctos puede ser una experiencia sumamente dolorosa para ellas; pero con la lubricación correcta y la relajación propicia da un placer único para ambas partes.

Roles en la cama

En toda relación existe una energía femenina y una masculina, que no es dependiente del género. El lado masculino tiende a buscar una especie de dominación, de asumir el control durante el acto; mientras que el femenino prefiere la sumisión.

Una mujer que es dominante en la cama y quiere llevar en control en la relación claramente asume la energía masculina y el hombre que gusta de dejarse llevar en el acto tiende a adoptar la femenina. Ninguna postura es la “correcta”, ambas son necesarias e incluso puede mejorar la vida sexual experimentar con la parte que normalmente no se asume.

En este contexto, el sexo anal es la expresión máxima de la energía masculina, que tiene una tendencia a la aventura, control y búsqueda de confianza.

Lo que explica nuestra obsesión con la práctica, no se trata de una expresión de degradación a la mujer, es la búsqueda de encontrar una relación mutua que no cualquiera tiene con el otro.

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