SHUNGA: El peculiar arte japonés

Por la pintora Luciana Cacciaguerra Reni

​Bien sabido es que los japoneses tienen una cultura llena de tradiciones que pueden crear cierto desconcierto, muy libres, muy desafiantes y a la vez muy rígidas, a tal punto de llegar al borde de la crueldad. Así son ellos, de una profunda delicadeza pero con reveces brutales y despiadados, en todos los aspectos de su idiosincrasia.

Admirados en el mundo por su disciplina y su abismal espiritualidad, han manejado el aspecto sexual, sensual y erótico fundiéndolo de mil maneras muy carnales dependiendo de las etapas de su historia. Empezando por el hecho que la primera religión japonesa el “sintoísmo” se basaba en el concepto que el acto sexual era creador de vida sea humana que de la tierra misma, por tanto el sexo puro y crudo no se consideraba tabú ni vergonzoso, todo lo contrario.

Posteriormente con el budismo la expresión sexual sigue el mismo concepto de normalidad, inclusive aparecen los primeros “grafitis” como expresión gráfica y hechos por los mismos monjes. Luego de varios otros pasajes religiosos finalmente en el siglo XII empezaron a producirse unos dibujos muy explícitos como forma de arte entre la clase alta, porque las clases bajas se regían por las reglas confucianas mucho mas estrictas y limitantes.

Esto era más fácil y común en los tiempos anteriores a la colonización, ya que desafortunadamente o no al llegar la cultura occidental y todos sus preconceptos y falsos moralismos sociales y religiosos, es cuando la cultura japonesa comienza a recortar, prohibir y cohibir aun más su formación original y lo irónico es que hoy día Japón es uno de los países con el más alto índice de personas vírgenes.

El Shunga

El Shunga, el arte de la representación sexual que floreció en Japón entre 1600 y 1900, y cuyo  nombre significa literalmente “Imágenes de Primavera”, donde la palabra Primavera es un eufemismo para referirse a las relaciones sexuales; consiste en una serie de estampas cuyo tema principal es la representación del sexo. Específicamente se vincula con la producción gráfica llamada “estampas del mundo flotante” o xilografía ukiydo-e a partir de ilustraciones que se hacían normalmente en textos de literatura popular y pintura.

Se utilizaban para ello a los más variados personajes de la sociedad japonesa, monjes budistas, samuráis, gente de la clase comerciante, políticos, hasta seres fantásticos y mitológicos y envueltos en situaciones de homosexualidad, lesbianismo, mujeres solas, bisexualidad además de zoofilia y muchos desnudos, es más hay quienes la definen como el precursor del “Anime” y  del “Manga” japonés.

En el Shunga las relaciones se sostenían en un ámbito de igualdad entre hombre y mujer; en efecto la mujer no tenía un rol ni pasivo ni activo pero sí dejaba ver claramente que era un ser lleno de licito deseo. En muchas imágenes se apreciaban relaciones homosexuales  llamadas Wakashudo, “Camino del Hombre Joven”, entre un hombre mayor que era el maestro y un joven que era el aprendiz, práctica que se usaba realmente en aquel entonces como una especie de contrato de lealtades y alianza.

También se usaba el Shunga para parodiar aspectos y personajes de la vida real; para ello se introducían elementos como pulpos, perros, gatos deidades y cuantos más personajes improbables, ejemplo Kawanabe Kiosai quien pinta desde atrás el acto sexual y un gato que juega con las partes íntimas del hombre.

El primer Shunga data de 1660 en forma de libro impreso realizado por autor anónimo, titulado Yoshiwara Makura y que realmente era como un manual donde se podían encontrar las gráficas de las 48 posiciones básicas del sexo y en el que aparecían los comentarios sobre las cortesanas, sus características, su localización y sus precios.

La técnica

A partir de allí con el tiempo desfilan un sin fin de autores del Shunga, quienes usaban técnicas diferentes,  desde la tabla de madera hasta llegar al papel; uno de los más representativos de la estampa erótica fue el icónico Nishikawa Sukenobu, quien vivió en Kioto pero desafortunadamente empezó la era del prohibicionismo y se vio afectado duramente en su producción y venta.

Estas imágenes tenían el objetivo de producir placer en quienes las veían, eran las precursoras de los actuales magazines de sexo y pornografía; alimentaban la libido de sus observadores, probablemente eran complemento de encuentros íntimos y en muchos casos durante las guerras los soldados se llevaban estos libros entre sus pertenencias, los samuráis guardaban estas imágenes dentro de los cascos como portadores de Victoria, así  como en otros países en los 50 los soldados se llevaban fotos de las pin-ups.

Una de las imágenes mas eróticas en absoluto la encontramos en el libro de Historia del arte de Katsushika Hokusai; está estampada en tabla de madera y se titula “El sueño de la esposa del pescador”, representa muy explícitamente a una mujer disfrutando de las maniobras de un pulpo en sus zonas erógenas, una autentica explosión de sexualidad.

Debido a las leyes que castigaban el Shunga o sus derivados, casi todos los autores no firmaban las imágenes y tampoco las fechaban para así poder jugar con los tiempos y no dar la certeza de entrar en el lapso de prohibición legal.

El Shunga tuvo una vida llena de intermitencias, ya que cuando las leyes se endurecían y eran aplicadas al pie de la letra era cuando la producción se detenía o era mínima, so pena de ir a la cárcel por 5 años o pagar una multa de 2.500.000 yenes no solo para quienes lo producían sino para quienes lo poseían con fines de venta; por supuesto esto genero’ el nacimiento de un mercado negro muy fuerte y extendido.

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Cuando Japón se abrió a Occidente  como consecuencia de la transculturización que se derivó, una de las cosas que se exportaron hacia Europa fue el Shunga; este arte sacudió el piso de las bases artísticas del Viejo Continente, ya que allí regia un esquema muy restringido de manejar la expresión artística a excepción de algunas corrientes más transgresoras, pero nunca tan explicitas y abiertamente libidinosas como las del País del Sol Naciente.

Japonismo

De hecho nació el “japonismo” corriente que fue adoptada por muchos artistas europeos, como Manet, Monet, Van Gogh, Toulouse-Lautrec quienes se vieron fuertemente influenciados por este arte; por el  otro lado otros artistas se volvieron coleccionistas fieles de estas imágenes como Degas, Klimt, Toulouse-Lautrec, Rodin y el mismo Picasso.

Hoy día este arte es ampliamente aceptado en Europa y demás culturas abiertas pero aun en Japón están prohibidas porque son consideradas obscenas, hecho que ha causado que su producción no se haya continuado hace ya unos cuantos decenios. De todos modos es fascinante ver como la creatividad humana se pueda siempre plasmar a través del arte y ser no solo objeto de placer visual, sino eterno testimonio de las diferentes culturas y su proceso de construcción y ajuste. LCR

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