Manu NNa: “me apagaron el micrófono porque estaba siendo demasiado gay”

En el mismo país en el que presidente quiere desaparecer el CONAPRED (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación); y el INEGI (Instituto Nacional de Geografía y Estadística) reconoce que los derechos de las personas homosexuales y trans son los menos respetados, la discriminación se extiende a territorios tan sorprendentes, como el escenario.

“Alguna vez en un show, me apagaron el micrófono porque el dueño del bar pensó que estaba siendo demasiado gay”, dice Manu NNa, uno de los comediantes más populares dentro del stand up. En su rutina, se burla de los prejuicios que rodean a la comunidad LGBTTTIQA.

Pam Sasha: “Quiero ser una estrella Drag internacional”

“Pasa que, porque eres mujer o gay, te dan menos trabajo. Las mujeres y los gays somos los que menos empleo tenemos dentro del stand up, porque (los promotores) prefieren a un heterosexual que hable de cosas “muy normales” o, pasa también, que piensan que no soy el estereotipo de gay que ellos esperan, como se lo imaginan”.

–¿Cómo es ese estereotipo de gay?

Empezando por el color de la piel, el estatus social o la forma del cuerpo. El gay que ellos, incluso algunos medios prefieren, es súper heteronormado, muy masculino, lo cual no es que esté mal, lo que está mal es que te quieran meter un estereotipo. Entre los gays, como entre los heteros, hay de todo. No es que un heterosexual tenga que ser de una forma determinada, pues igual sucede con los gays. Nos diferenciamos por nuestros gustos, por nuestra forma de vestir, pero no debería haber una manera correcta de cómo ser gay. En las telenovelas o en los programas de comedia, el gay solía ser muy amanerado y decía palabras que escandalizaban a los papás. Les hacían pensar: ojalá nunca tuviera un hijo gay, porque ser gay en la televisión era todo un circo. Pero en la realidad, existe de todo: gays andróginos, gays afeminados o gays muy masculinos. El gay que te hace sentir cómodo, ese es el gay que eres.

–Esa caricaturización que hacía la comedia, sobre todo la de la vieja escuela, ¿qué te provoca?

Me da coraje, sobre todo la parte en la que nos caricaturizan. Usan la palabra “maricón” y la pintan toda torcida. Duele, porque por ese tipo de cosas a los gays nos matan. Porque la televisión dice que ser gay es un motivo de humillación. Entonces, cuando te ven en la calle, se replica la idea. Te gritan “puto” o “jotito” y ojo, no es que me moleste serlo, pero es que, por culpa de esas palabras, nos asesinan. No vayamos tan lejos, en la zona Roma-Condesa, donde uno pensaría que hay menos homofobia, hace poco un chavo empezó a insultarme porque no le parecieron mis uñas pintadas, porque él pensaba que estaba mal que las llevara así. Ni siquiera se detuvo a pensar si yo era una buena persona, sólo me agredió. Con eso hay que lidiar todos los días y créeme, no está nada chido.

–Parte de la tradición cómica mexicana, descansa en el albur y el doble sentido. Sin embargo, como observa Octavio Paz en El laberinto de la soledad, es un juego verbal que se trata de someter al otro y hacerlo ver como un homosexual pasivo. ¿Cuál es tu posición al respecto?

La reina del albur Lourdes Ruiz Baltazar, que en paz de descanse, lo hacía muy fino. Me encanta el albur, porque siempre salgo ganando. Me gusta que se haga de manera fina, elegante, cagada y honesta, porque desde la honestidad se hace la comedia. El albur es parte de nuestra comedia, porque el stand up gringo no lo tiene. Es parte de nosotros siempre y cuando no sea ofensivo. Hay que entender que no está mal ser gay y no está mal ser pasivo.

–Tu comedia, como gran parte del stand up, parte de un dolor. ¿Cuáles son las cosas que te duelen?

Sí, parafraseando a Chaplin, la risa más fuerte proviene del dolor más profundo. Hay quienes que haciendo stand up se ahorran la terapia, ¡pero no! ¡hay que ir a terapia! El stand up es comedia, y aunque es importante sacar lo que te duele, lo que te incomoda, lo que te rasca el corazón y las entrañas, no dejamos de ser creadores de comedia. ¿Qué me duele? La homofobia, la discriminación, la minimización, los transfeminicidios. ¿Cómo lo expreso a través de la comedia? Sabiendo que tengo un micrófono y se lo puedo comunicar a mucha gente. En el último especial de Netflix en Zona Rosa hago un chiste en el que digo que todos los días matan a 10 mujeres y a un homosexual o un transexual cada dos días. ¡Qué bueno que soy gay y no mujer! En algún momento me dijeron que era un chiste misógino. Pues no creo que lo sea, porque hago comedia de una estadística que me duele. Si después de escucharme, alguien se queda pensando “¿de verdad las y los matan?”, la respuesta es: sí, nos están matando.

–Poniéndonos muy new age, si no existieran las problemáticas sociales, tal vez tendrías que hacer chistes sobre el color de tus tenis, ¿estarías dispuesto a pagar el precio?

No pienso en ese mundo ideal, porque no existe. Se construye poco a poco. Erradicamos la homofobia con educación. La palabra “normalización” no me gusta, porque ser gay no es que sea anormal, simplemente es. Todos deberíamos poder convivir tranquilamente. Yo divido al mundo entre gente buena y gente mala y yo prefiero estar cerca de la gente buena que hace cosas buenas, independientemente de su sexualidad o de su raza.

Diferentes: el tema que une a los guerreros arcoíris

–Además de la comunidad LGBT+, a tus shows acuden algunos heteronormados. Cuando los haces reír, ¿lo sientes como una victoria?

Puede ser una victoria. Normalmente son las novias quienes los traen a mis shows y a ver, no es que yo haga comedia para gays, yo hago comedia a secas. Los heterosexuales siempre dicen que los gays sólo hablamos de ser gays, ¡pero los heteros sólo hablan de que son heteros! Es lo mismo. Yo hablo de lo que me pasa cuando voy al súper, al gym y de cuando tengo pareja. Soy gay, pero resulta que también hay lesbianas o trans haciendo comedia y eso no significa que lo hagan para un tipo de persona en particular. Cuando la gente heterosexual viene a mi show esperando que haya burlas del mariconcito, del indio o de la suegra, pero acaban riéndose de lo que digo, y no es que haga comedia inteligente o que vaya a cambiar al mundo, siento que ya puse mi granito de arena. Mi stand up no es educativo, pero algo te llevas de él. En un chiste les digo a las mujeres que ellas y los gays somos las personas que sobrevivimos en este país. Les dijo a ellas: mujeres, si las acosan y  me ven por ahí, pídanme ayuda, ¡ya sabremos qué hacer una mujer y un maricón! Luego hablo con los heterosexuales y les pido un favor: cuídenos, porque para ustedes, hombres heterosexuales, el mundo es un lugar seguro. A ustedes nadie los va a acosar. Si un día ven a una mujer y un maricón corriendo, ¡ayúdenos!

–Haces chistes crudos. En Simplemente, tu otro especial, los haces sobre el Sida, ¿cuál ha sido la recepción de ese tipo de material?

En efecto digo la palabra Sida, que es muy fuerte, porque mi chiste parte de un prejuicio, el que se tiene de las personas seropositivas que sufren discriminación. Ese chiste surgió porque una vez en un show, pregunté si alguien tenía Sida y un chico levantó la mano. Ok, le respondí, qué bueno que me dices para no beber de tu vaso, saludarte desde lejos y el chavo se rio muchísimo. Al final del show vino, me dijo que en efecto tenía VIH y que las personas sí tenían ese prejuicio de él: es importante decirle a la gente que no pasa nada si saludas a un seropositivo. Hay que reírnos de la desinformación.

–¿Cómo se vive este mes de Pride desde el punto de vista de la comunidad?

Te das cuenta de quiénes son las marcas que son tus aliadas durante todo el año, las que impartieron talleres de inclusión y visibilidad, a las que hemos llevado shows de stand up y las que no despiden a uno de sus empleados por su preferencia sexual; por otro lado, las que sólo necesitan a la comunidad LGBT+ en estas fechas. Son las que te llaman: “oye, ya vi que pronto será su festival, ¿me puedes hacer una historia en Instagram?”. ¡Oye, esto no es un festival! ¡Es una marcha en la que se conmemoran los derechos que hemos conseguido! Ya después, sí viene una fiesta en la que celebramos estar orgulloso de lo que somos. Ese el significado de la palabra gay: ser feliz.