El estigma homosexual que rodea a Rusia
1812 fue un año crucial para Rusia; durante el invierno, las tropas francesas comandadas por Napoleón amenazaban con conquistar el imperio. El punto crucial de la guerra fue la Batalla de Borodinó, cuyo resultado a la larga provocó la derrota del ejército franco. Casi setenta años después, Chaikovski fue condicionado para crear una obertura que conmemorara la victoria rusa.
La obra resultó ser una de las más exitosas del compositor, sus constantes cambios, el uso de fragmentos de la Marsellesa y los cañones plasmaron la terrible lucha en contra del invasor. La Obertura 1812 se convirtió en el segundo himno de un pueblo orgulloso de su glorioso pasado, paradójicamente, en la actualidad, estas mismas notas y su autor son el ejemplo más claro de una nueva batalla.
El talento de Chaikovski fue admirado por generaciones, todos sus escritos fueron analizados minuciosamente, como si en sus palabras se encontrara el secreto de su genio. En teoría, sus textos estaban completos, pero con el tiempo se descubrió que se habían omitido frases y cartas, entre las que estuvo una frase dedicada a su joven sirviente: “de quien estoy más enamorado que nunca”.
Olga MaltsevaAFP/Getty Images
Por años, la censura rusa logró ocultar la “terrible” verdad: el mayor compositor de la historia rusa fue gay. No es extraño este ocultamiento, en la Rusia Imperial el comportamiento homosexual fue prohibido y era castigado con exilios en Siberia. No obstante, la caída del régimen significó un cambio en esta percepción.
El triunfo de la Revolución de Octubre en 1917 significó la liberación de una gran cantidad de grupos. Bajo la administración de Lenin se eliminaron las penas que perseguían a las personas homosexuales e incluso se les permitió trabajar en el gobierno, a pesar de que hablaran abiertamente sobre sus preferencias.
Esta reducida libertad terminó con la llegada de Stalin al poder, quien castigó cualquier actividad homosexual con cinco años de trabajos forzados. La muerte del supremo líder relajó las duras penas soviéticas, pero la práctica se mantuvo como ilegal hasta 1993.
En la actualidad, no existen leyes que prohíban la homosexualidad, pero no existe ninguna norma que regule la homofobia y actos relacionados. Aspecto que cobra importancia cuando la mayoría de los rusos creen que la homosexualidad no debe ser aceptada para la sociedad.
La postura del gobierno ante el tema defiende que existe una tolerancia, argumenta que la homosexualidad no está prohibida y que desde 1999 se dejó de considerar una enfermedad mental. No obstante, dejan claro que es ajeno a los sentimientos negativos de la sociedad.
En 2013, la situación se agravó con la aprobación de una ley que prohibió la promoción de lo que fue llamado “relaciones sexuales no tradicionales”, supuestamente con el objetivo de proteger a la infancia de información que pudiera afectar su desarrollo.
Bajo esta regulación, en varias zonas del país, se han perseguido a grupos en defensa de los derechos LGBT, e incluso en regiones como Chechenia se han suscitado persecuciones que terminan en arrestos, torturas y asesinatos sistémicos.
A pesar de la persecución oficial y el rechazo de la mayoría, en algunas ciudades rusas existe una comunidad LGBT activa, que incluyen clubs nocturnos y organizaciones políticas. No obstante, siempre se mantiene alerta de un mundo que los rechaza por tener preferencias distintas, en una constante lucha llena de reducidas victorias y grandes pérdidas, como en la Obertura 1812.
