CALIENTE, de Luna Miguel: De masturbaciones y confesiones
Hace unas semanas platiqué con Luna Miguel, escritora, editora y poeta española quién presenta su libro Caliente, un ensayo en Lumen sobre confesiones, citas, preguntas y corazones rotos donde el hilo conductor es la masturbación, el placer y una brecha profunda de mujeres escritoras.
Las madres también follan e imaginan fantasías calientes aunque de puertas para fuera su aura sea la de unas Santas Sacrificadas, blandas y de piel estirada, que unas veces huelen a Mimosín y otras a toallitas húmedas.
¿Cuándo te masturbaste por primera vez? ¿A menudo ves porno? ¿Qué es lo que más te excita de ver durante el sexo? Son algunas preguntas que nacen a partir de este ensayo que configura un algoritmo muy reflexivo y al mismo tiempo divertido sobre el placer carnal.
Caliente es un libro que profundiza en el erotismo de más de un centenar de escritoras y activistas a lo largo del tiempo, incluye nombres como Annie Ernaux, Emily Dickinson, Alma Guillermoprieto, Aurora Luque, Anne Carson, Caitlin Moran, Carolina Sanin, Camila Sosa Villada y Unica Zürn por mencionar algunas, quienes en su conjunto y con la audacia de Luna, confeccionan un libro sobre el amor y las relaciones sexo afectivas.
Podría ser un ensayo pero también podría ser una investigación periodística, lo que sí me queda claro, es que un manifiesto de mujeres sobre el amor propio.
“Caliente es una invitación a venir conmigo a ver mi biblioteca de mujeres, a mirar mis subrayados, a que veas qué páginas marqué y porqué lo hice. Es entrar a mi intimidad y a tocar mi biblioteca privada donde tengo connotaciones eróticas que muchas veces son muy divertidas”.
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Todo empieza con un corazón roto en lo que pareciera una autobiografía de la autora, sin embargo ese corazón roto sólo es una semilla que germina un árbol genealógico donde florecen otras versiones sobre otros corazones rotos. Caliente es masturbación, libros, dolor, encuentros sexuales, amantes y extrañeza.
También se puede meditar con el cuerpo…
“Hubo una sexóloga muy interesante que se llamaba Betty Dodson, ella decía que masturbarse era como meditar, pero no con la mente sino con el cuerpo. Y yo también pienso que la masturbación es una forma de meditación, pero también de conversación con nuestro cuerpo. Si no podemos reflexionar y conversar con nuestro cuerpo ¿entonces qué nos queda? Es lo único que tenemos y deberíamos cuidarlo y mimarlo, y darle placer es una forma de hacerlo”.
Las incontables referencias sexuales del libro no sólo son de otras lecturas, sino que también provee al lector de películas, series de televisión y espectáculos culturales. En un capítulo que me gustó mucho dice…
“Las madres también gozan. Yo oía a la mía gemir los domingos por la tarde cuando me sentaba frente al televisor de nuestra casa y veía maratones en VHS de Casper, Toy Story o Flubber mientras comí aun paquete de Oreo estratégicamente colocado por mis progenitores”.
Imágenes poderosas son las que el lector descubrirá mientras lee este manifiesto sexual. Otro cuestionamiento que me pareció interesante que se plantea Luna es: Narrar el dolor o narrar el placer ¿Qué es más humillante?
“No sé si he llegado a esa conclusión, pero pienso que tener preguntas en la cabeza es una buena manera de querer seguir estando vivo, para poder seguir buscando respuestas, que tal vez nunca lleguen, pero el hecho de buscarlas es un acto hermoso”.
Finalmente también Caliente juega mucho con los cambios generacionales, con la inclusión, con la extinción de los tabúes, con la poesía y con el lenguaje.
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“Todo el tiempo utilizamos la palabra tuitear, entonces si estamos abiertos a recibir y crear palabras como esta ¿porqué no podemos estar abiertos a escuchar a aquellas personas que quieren modificar el lenguaje para sentirse incluidas? Si las palabras acaban en X o acaban en E, me da igual, vamos a investigar, a ver que queda de todo esto. Al final el lenguaje lo usamos todo el tiempo y va a seguir cambiando”.
Termina la entrevista y Luna Miguel me cuenta que pasa mucho tiempo en casa con su gato y con su hijo, le gusta ir al parque y leer en un banco en una terraza. Me recomienda un bar en Barcelona que le recuerda el sur de Andalucía, región en donde se crió, se llama Bar Del Toro y está muy cerca del Barrio Gótico, tienen tapas, tostas y albóndigas.
