Andrea Crosta, el primer agente de inteligencia verde

No importa tu nacionalidad, si trabajas para el mercado ilegal de tráfico de animales, entonces estás en la mira de Andrea Crosta, fundador de la primera agencia de inteligencia a favor del medio ambiente, Earth League International, antes conocida como la Elephant Action League. Su equipo se infiltra al mercado negro y ubica a cazadores ilegales, tanto los que transportan como a los que financian estas prácticas.

Con maestrías en zoología y biología, Crosta tiene más de 30 años de experiencia en proyectos de conservación alrededor del mundo y ahora presenta su trabajo como parte del casting en el polémico documental “Sea of Shadows” (EUA, 2019), producido por Leonardo Di Caprio, sobre la vaquita marina en el Alto Golfo de California.

En el mundo capitalista eres un tipo de antihéroe, utilizando tu conocimiento para defender a quien no paga por tus servicios: el medio ambiente.

(Ríe) Nunca abandoné mi pasión por la naturaleza. Durante mis labores en África como consultor para empresas de tecnología dedicadas al software para cuestiones de seguridad y acciones de antiterrorismo, terminé en Kenia en una misión de seguridad; y fue ahí donde me topé con el mundo de los elefantes, y no sabía entonces que todo en mí cambiaría. Fui encontrándome con la matanza de elefantes para obtener su marfil y traficar. Pero mi ojo en seguridad me llevó a detectar el claro desconocimiento de la comunidad sobre el tema; nadie conocía a la perfección qué sucedía con el marfil una vez extraído del elefante, no sabía quién era el traficante, muchos menos el comprador. Desconocían cómo funcionaba la industria; hoy el tráfico ilegal de flora y fauna deja 290 millones de dólares. Para mi fue un shock. No existía información para atender el caso, y fue entonces que dejé todo y decidí fusionar mis intereses con mis conocimientos, enfocado al tema de conservación del medio ambiente.

Explícanos en breve cuál es el objetivo de Earth League International y las acciones puntuales que realizan.

El objetivo, así directo, es construir la primera agencia de inteligencia para el planeta. No existe algo similar en la actualidad, y creo que es sumamente necesario para resolver los problemas que acogen al medio ambiente. Nuestro trabajo en proteger al medio ambiente se ejecuta mediante labores de inteligencia y trabajos de infiltración. Al final todo este trabajo debe desembocar en la aplicación de la ley mediante las instituciones de cada país; trabajamos directamente con instituciones de justicia de tres continentes: en China, de México, de Estados Unidos, de Kenia.

cortesía Andrea Crosta

Durante el rodaje del documental The Ivory Game, también producido por Leonardo Di Caprio en 2016, lograste adentrarte hasta la cocina de la industria del tráfico ilegal flora y fauna: las subastas ilegales en Hong Kong. ¿Cómo fue el descubrimiento?

Fue un proceso sumamente largo; los tiempos del documental no se ajustan a la realidad. En el mundo el tema de inteligencia no es tan excitante como se presenta en el documental; en realidad se se le dedica mucho tiempo de escritorio. Se requieren citar a muchas personas, tiempo para ganar su confianza, se debe invertir mucho tiempo para conseguir información valiosa. Lo realmente valioso de nuestro equipo es contar con elementos nativos de China, que hablan el idioma a la perfección y creen en nuestra misión. Para infiltrarse en esta industria es necesario convertirte en alguien de confianza, casi un amigo. Al inicio no se habla más que de temas generales; es hasta qué ganas la confianza que entonces tocan el tema del tráfico ilegal. Con el equipo correcto es posible obtener información, grabaciones e imágenes para que los datos sean irrefutables ante las instituciones de justicia.

Gracias a tus investigaciones diste con el buche de totoaba, ¿cuál fue tu impresión al encontrar este trofeo del mercado ilegal?

No solamente trabajamos con el marfil y el mercado ilegal, manejamos temas simultáneos como el tráfico del cuerno de rinoceronte. Y por la misión de nuestra organización, es nuestra responsabilidad el trabajar el mayor número de temas posible. Respecto al tema de la totoaba y la vaquita marina, di con ellos hace tres años. Me adentré al tema y descubrí un enorme problema: la problemática era tratada como un tema medioambiental y no como un tema de seguridad. Las decisiones fueron dadas por científico, cuando lo que se necesitaba eran expertos en seguridad. Decidimos adentrarnos en el tema, pero no contabamos con el financiamiento para hacer un plan de investigación. Fue al año siguiente que logramos reunir los fondos e iniciamos labores simultáneas en México y China. Fue durante este proyecto que conocí al director Richard Ladnaki. Le comenté que era necesario contar la historia de la vaquita marina y el tráfico de buche de totoaba; y fue así que nació la alianza para Sea of Shadows.

cortesía Andrea Crosta

Investigar el mercado negro implica entender sus “razones”. Me intriga que me compartas tu pensar sobre los humanos y el por qué nos fascinan objetos como el buche o los cuernos del rinoceronte.

Gran mayoría de estos productos – 90% – termina en el China. Los consumidores lo han comprado por cientos de años. Es parte de su cultura; son generaciones que todavía creen en la medicina tradicional, en supersticiones, y en muchos casos es mostrar las riquezas. Lo que realmente se necesita es un cambio generacional.

Has comentado que tu trabajo en Sea of Shadows fue uno de los más peligrosos hasta la fecha. ¿Por qué?

Sí, por dos razones: la primera es que México es claramente un lugar peligroso, mucho más peligroso que África y Asia. En Baja California, en San Felipe y Santa Clara parece que no hay ley, ves a las autoridades pero en la realidad no operan. En segunda parte, fue el tema del documental. Normalmente somos fantasmas, estamos fuera del radar. Pero durante el trabajo con el documental, son las cámaras las que eliminan la posibilidad de entrar como incógnito. Ante el inevitable riesgo, decidimos dividir al equipo para evitar contaminar el trabajo; siempre hay equipo que nunca sale a cámara, por su seguridad.

 Intentas llevar una vida digital después de perder, por tu trabajo, el privilegio de la privacidad.

Es exactamente la fase en la que estoy. Me vi obligado a salir a cuadro para dar más fuerza al tema. No tuve opción. Pero ahora tengo un equipo fuerte y no es necesario que yo sea público. Yo ya no puedo salir nunca más en un documental, es peligroso para mi y para mi equipo. Pero ahora mi tarea es coordinar e impulsar este equipo que analiza toda la información, nos ayudamos de software especializado, tenemos un equipo cibernético que se conecta a la Deep Web para obtener números y nombres personas.

La adrenalina y el miedo son una pieza que no puedes ignorar a la hora de tomar decisiones en tu trabajo en Sea of Shadows.

No creo que se trate de no tener miedo, se trata de manejarlo. Y principalmente se trata de manejar riesgo. Lo importante es ilustrar el mayor número de escenarios posibles para evitar malos tragos. Durante nuestro trabajo de infiltración en Beijing, los compradores detectaron la cámara del infiltrado, pero para nuestra suerte, este caso particular ellos pensaban que éramos policías. Si mi riesgo es mayor, pero en verdad, créeme, nunca tomo riesgos estúpidos. Siempre trato de anticiparme, conocer el perfil de las personas, hacer citas controlables en sitios como cuartos de hoteles o espacios públicos.

Los documentales se han convertido no sólo en un instrumento de denuncia, sino de justicia para muchas víctimas o una forma de exposición de problemas que mucha gente desconoce en el mundo. ¿Encontraste algún tipo de paz para ti y justicia a la vaquita después de terminar este trabajo?

Por ahora no. Fui claro que compartí información confidencial con autoridades mexicanas. En el reporte explica claramente el rol de los traficante chinos en México y tratar el tema de los chinos es de total influencia para el tema de la vaquita. Encontraré paz y justicia cuando los chinos traficantes en Mexicali y Tijuana sean arrestados.