Acamonchi: “7 de cada 10 de mis amigos presenciaron o fueron víctimas de algún incidente de violencia”

Por Manuel Noctis

Tijuana, Baja California.- Los inicios artísticos de Gerardo Yépiz, mejor conocido como Acamonchi, tienen mucho que ver con la cultura del skateboard y cuando descubrió el punk como un movimiento artístico de los ochenta. Le llamaban mucho la atención las portadas de los discos de aquel entonces y comenzó a hacer gráficos para las patinetas, una de las primeras que pintó fue en 1989 y aún la conserva como tesoro preciado. Toda esa subcultura ha sido una parte muy importante de su vida pues le ha generado no solamente un interés personal sino también un estilo de vida. Gracias a las patinetas se interesó también en el vegetarianismo y en el straight edge, cosas que todavía están presentes en su vida.

A Gerardo Yépiz siempre le ha gustado dibujar y expresarse de esa manera, y así lo ha hecho desde su infancia, pero ello se convirtió en su carrera, al grado de que eventualmente fue a la escuela para diseño gráfico y decidió persuadir esa posibilidad como un estilo de vida. En algún momento de su vida se casó y en 1997 se mudó a San Diego para realizar allá su vida. Durante cuatro años estuvo trabajando en Black Market, con el artista Shepar Fairey, y después montó su estudio propio. Es sin duda alguna uno de los pioneros del arte urbano en México, aunque no le gusta adjudicarse ese término, prefiere y se siente más tranquilo si es alguien más el que emite esa opinión. Hace un par de semanas regresó a Tijuana para montar su estudio ZMM Arts y previo a la inauguración Acamonchi me recibió en su espacio para charlar un poco de todo lo que ha pasado en su vida artística desde entonces.

Arriba el Nortec

Acamonchi recuerda que el despliegue que tuvieron con el Colectivo Nortec fue una situación muy orgánica y natural porque ellos han sido sus amigos desde hace más de veinte años. Pepe Mogt era su vecino y desde la prepa ya lo veía emprendiendo sus proyectos de una forma muy natural. Todo el concepto después, me platica, se dio como un grupo de amigos que crecieron juntos y que obviamente la creatividad y la inquietud de comunicarse los unió: “Somos personas que si queremos hacer algo lo hacemos, no esperamos a que nos digan qué hacer, sino que al contrario, nosotros mismos nos generamos eso, ese tesón se manifestó en Nortec y se ha proyectado en muchos de nosotros.”

Acamonchi realizó algunos de los primeros diseños para el colectivo, desde publicidad para sus eventos hasta imágenes icónicas que tenía mucho que ver con la ciudad, material que quedó registrado en el libro Paso del Nortec. This is Tijuana!, editado por la editorial Trlice. En sus inicios tuvo cierta proyección nacional también por haber manejado figuras icónicas de la cultura popular como Colosio o Raúl Velazco, pero eso, me dice, fue debido principalmente a un problema de identidad que tenía que resolver: “El hecho de estar en el noroeste, en donde pasan muchas cosas que marcan al resto de la república y Latinoamerica me generaban cierta incertidumbre”.

Pero Tijuana ya no es como la conocieron en los setentas y los ochentas, me comparte un poco desangelado Acamonchi. Ahora es una cultura de transición lo que se vive en la actualidad, y todo ello nos muestra el cómo somos, comparte sincero. Por eso Acamonchi lo que empezó a hacer, y que aún sigue haciendo, es “reflejar todo eso en la plástica o el diseño, rescatar todos esos elementos para crear el lenguaje que no es necesariamente bello bajo el estándar de belleza que conocemos, sino simplemente manifestarlo tal y como es”.

Art is money

Cuando le pregunto en qué ha cambiado entonces su trabajo a lo largo de todos estos años Gerardo es concreto, dice que el que ha cambiado es él, pues la percepción se ha visto afectada desde cómo ve las cosas y cómo representarlas, cosas que antes no le preocupaban y que ahora sí tienen un lugar importante, desde la cuestión de la edad hasta el sentido de la responsabilidad y la visión identitaria. Ahora le ve cómo sacarle dinero a la situación porque tiene qué ver quién lo va a contratar, tiene que capitalizar y obviamente ese sentido cambia, dice, porque tienes que ver la manera de ganarte la vida y encontrarle algún sentido.

“Te vuelves más malicioso, los viajes te van cambiando mucho, por ejemplo, yo con el tiempo he aprendido que es muy diferente ser un mexicano en México y otra ser un mexicano fuera del país, sobre lo que tú crees que sabes como ciudadano y lo que realmente la vida es, son dos cosas muy complejas, y el reto es cómo lo resuelves a través de la plástica, por eso el trabajo de Acamonchi vende identidad, una identidad mexicana y fronteriza, muy específica. Pero entonces educar a la audiencia sobre de qué se trata tu trabajo es una tarea de locos, porque la gente tiene una visión muy cerrada de lo que es México y quieren ver en el país cosas que no son, entonces hablar de identidad y expresarla de esa manera es complicado.”

Un luchador en calzones

Gerardo explica que en esto de la creación artística tal vez le vas a dar algo a la gente que no lo quiere porque para ellos no es México, o no lo representa, pero para él sí lo es, y entonces la versión del país que puedan tener algunas personas no es el que a él me toca, no es la versión de los hechos que él quiere contar: “Yo no soy un luchador en calzones sudado con una máscara, yo no soy un charro, no soy guadalupano y no son un Pancho Villa, ni soy un fan de Frida Kalho en ese sentido… yo soy un mexicano moderno, en transición, con dos identidades culturales, con un sólo corazón y mi corazón esta aquí, pero cuando es un estado de operación, de qué pienso, qué siento y cómo me muevo toda esa influencia es muy gringa, toda la onda de verle el lado práctico a las cosas, de capitalizar con recursos y cómo le vas a sacar provecho es muy de allá”.

Yépiz reafirma que con ello no es muy complaciente como persona, no le interesa, y aunque sabe que es fácil entregarse a las exigencias de la gente, parte de su labor como artista, agrega, también es educar, proponer ideas y “entonces el reto de que tus ideas no sean aceptadas o procesadas a veces ya no es problema tuyo, si la gente no está lista para escuchar lo que tú tienes que decir esa ya no es tu responsabilidad. Uno como comunicador tiene la obligación de proponer, de cambiar puntos de vista, de presentar opciones y es muy triste a veces que la audiencia quiere más de lo mismo. La misma gata revolcada. Para mí eso es una actitud muy cansada, que es contraproducente, y si realmente quieres que el país cambie tienes que hacer cosas que no se han hecho antes, ese es el primer paso, tienes que darles aire fresco, ventilar alguna situación en lugar de sofocar, de atorar o dejar que las cosas se queden estancadas, no es mi cotorreo el estancamiento”.

Tijuana makes me trendy

Tan no le gusta el estancamiento que por eso Gerardo Yépiz se regresó Tijuana para montar el estudio ZMM Arts, junto con su pareja Aurora Bewicke, una artista multifacética conocida como Borealish, porque dice que en Tijuana está pasando por un clima cultural muy interesante a nivel mundial, no solamente de manera local, algo que quizá la gente que vive en la ciudad no lo está sintiendo, pero que se está proyectando como un boom cultural en distintas partes del mundo. “Igual podríamos estar en Nueva York, en Barcelona o en Beijing, pero en Tijuana es donde está el movimiento cultural muy cabrón, está muy caliente lo que está pasando aquí y queremos hacer una contribución notable, después de tantos años en Estados Unidos ya con un rollo súper definido, ahora venimos ha presentar una serie de cosas, y no estamos solos, la raíz que está propiciando que todo esto truene es una generación como de 50 personas, yo soy una fracción de todos ellos”.

De este movimiento cultural Acamonchi destaca las disqueras, los periódicos y los dj’s; algunos escritores y periodistas como Heriberto Yépez y Ejival; los propios miembros de Nortec; la gente que está haciendo cocina de autor y que están poniendo en alto la cocina bajacaliforniana; personas que han estado y que están en los medios de comunicación; los productores independientes y gente que formó parte de proyectos como Bulbo o Galatea, que aunque ya no existen siguen proyectando la escena; resalta a pintores como Tania Candiani o Jaime Otis; personajes como Enrique Separa, o Johana Mora, quienes han coordinado muchos eventos en la ciudad.

y se vienen muy buenos resultados”, afirma.

All you see is blood

Todo esto en gran medida se debe a que Tijuana también está pasando por un proceso de auto-reestructuración, me dice, pues lamentablemente toda la violencia generada por el narcotráfico en los últimos diez años dejó una marca “muy fea” en el subconsciente de la gente, tanto física como moral y emocional, ya que también muchos de los problemas que se gestaron afectaron todo.

“Siete de cada diez de mis amigos presenciaron o fueron víctimas de algún incidente de violencia, desde un carro robado hasta que había un muerto en el lote baldío cerca de su casa, así de feo, y pues ahora la gente va encontrando la manera de cómo moverse, de cómo vivir con eso, hay varias películas que se han hecho y que hablan de eso, que la gente tiene que seguir viviendo, que la gente se tiene que divertir, tiene que hacer fiestas, salir al mercado, ir al otro lado, la vida no se detiene, tal vez cambiaron las cosas porque se convirtió en un campo de batalla”. Aun así, me comenta, no se ha apagado el interés de la gente en Tijuana, la cultura acá no ha dejado de explotar y el hecho de que estén de nuevo acá es parte de ese “cotorreo”, él quiere ser parte de todo ese rollo que seguramente estaremos viendo reflejado por todo el mundo.