Soy Feliz Studio: el nuevo templo del tatuaje
De entre los más 40 tatuajes que cubren su cuerpo, el favorito de Pablo Díaz es el de una carita sonriente en su dedo. Dos puntos y un paréntesis. Se lo hizo él mismo cuando buscaba una rúbrica para su alias de tatuador, que a la vez es el nombre del estudio que recién abrió en la colonia Narvarte de la Ciudad de México: Soy Feliz.
Su decisión esconde una trampa. “Porque cada vez que digas mi nombre, tienes que repetir que eres feliz”. Así habla mientras me dibuja un wendigo en el omóplato, una bestia mitológica a la que asocian características vampíricas: cuando muerde seres humanos, los transforma en caníbales.
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Algo vampírico existe también en los tatuadores. Sólo que en vez de sangre, se alimentan de tinta. Establecen una relación energética con sus lienzos humanos.
“Puedo tatuar lo mismo chavitos de 18 que señoras de 70 años, contadores, rockeros o políticos. Anteriormente existía un estereotipo de gente que se tatuaba, pero hoy ya es de chile, mole y pozole. Lo que más agradezco es cuando me dan la confianza de ir desarrollando juntos una idea, un diseño que sea único y personalizado. También es muy común que las personas empiecen colocándose un tatuaje chiquito y con el tiempo se vayan animando a hacerse cosas más grandes”.
Pablo Díaz es Soy Feliz
La culpa fue de Guns n’ Roses
Recientemente, Pablo mudó su estudio a la colonia Narvarte. Llegó a una casa enorme, de varias habitaciones, en las que trabaja más de una docena de tatuadores especializados en líneas muy bien trazadas. Pero también hay una cafetería y ocasionalmente se hacen fiestas en las que tocan bandas de rock y DJ’s. La idea a futuro es, que además de los cursos para tatuar que ya se imparten en Soy Feliz Studio, haya clases profesionales de street art, graffiti, bondage y música electrónica. Como se dice por ahí, el límite es el cielo.
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Inauguró este estudio con dos objetivos en la mente: compartir conocimientos y contar con un lugar en el que sus amigos se la pasaran bien. Pero de rebote, “contar con un spot cool que no se ubicara fuera del circuito Roma-Condesa”.
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La historia de Pablo Díaz con los tatuajes comienza con un viaje. A diferencia de los cursos que imparte en Soy Feliz Estudio, a él no lo enseñaron a rayar pieles de una manera tan metódica. Su primer contacto con el mundo de los tatuajes fue través de los videos musicales de Guns n’ Roses. Los diseños impresos en los brazos de Axl, Slash y Duff lo impresionaron profundamente. Así se formó la imagen de los tatuados como los rebeldes, los outsiders.
Soy Feliz Studio
Piel de cerdo
Ya mayor, tomó un curso exprés de ocho horas en un centro cultural. Los alumnos aprendían a tatuar naranjas y pedazos de marrano. Lo más complicado de aquellos días, recuerda, era conseguir las piezas para montar una máquina. No es como hoy, que se puede comprar una bastante decente en Internet.
Soy Feliz comenzó a organizar fiestas y tatuar a quienes, envalentonados por las cervezas, lo dejaban practicar. Pidió trabajo en estudios pero la negativa era constante: le decían que no tenía pinta de tatuador.
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“Eran otros tiempos. Los tatuadores habían luchado mucho por encontrar su lugar en la sociedad y no iban a compartir lo que sabían con cualquiera. Si no tenías facha de rockero o de rapero, de malandro, sencillamente nadie te pelaba”.
Termina su frase y me pregunta si me duele. La verdad es que no. Son ya 9 tatuajes los que llevo en el cuerpo y con el paso de los años, como cliente he observado la profesionalización de los servicios. En Soy Feliz Studio no sólo se observan todas las reglas de salud, sino que además se crea una atmósfera de confort. Los espacios blancos, bien iluminados, decorados con motivos de la cultura pop, combinan perfectamente con la playlist puesta a volumen moderato.
Soy Feliz Studio
Tatuajes con sharpie
Porque era joven y trotamundos, Pablo se fue a vivir a Brasil poco después de cumplir 18. Instalado en, como él dice, “un pueblito en medio de la nada”, empezó a ganarse la vida como podía. Desde los 13 aprendió diseño gráfico, así que hacía trabajos a distancia. Pero también vendía dulces y hacía tatuajes con plumones a los turistas de Río de Janeiro. También formó una banda musical junto a otros viajeros latinoamericanos en la que tocaba las percusiones. Durante varios estuvo rodando como roca, igual que la canción de Bob Dylan. Lo mismo vivió en condominios muy fancy que en favelas o cafetales. Intercambiaba noches de descanso por un mural, porque el dibujo siempre fue lo suyo.
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Regresó a México y ahí fue tomó el curso de tatuajes de ocho horas. De ahí saltó a producir los conciertos de rock que se organizaron con motivo de las celebraciones por el Bicentenario de la Independencia. Tenía sólo 20 años. Eso lo llevó a vivir a Los Ángeles con la promesa de coordinar un festival que al final no se realizó. Pablo se quedó a vivir en California, igual que en Brasil, desempeñando trabajos ocasionales como garrotero, valet parking o pintacasas. Cada determinado tiempo entraba y salía por Tijuana, ya que no tenía permiso formal para residir en Estados Unidos.
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Lo que diga mi dedito
Así conoció a Eduardo Chavarín, un diseñador junto con el cual trabajó realizando carteles para el Corona Capital y hasta una portada para un disco de Los Ángeles Azules.
Fue en medio de esa existencia como “wanderlust”, un trotamundos, que Pablo Díaz se convirtió en Soy Feliz.
“Me di cuenta de que a uno le pueden quitar todo, menos tu sonrisa. Es tu decisión y de nadie más. No necesitas nada más que a ti mismo para ser feliz”, dice Pablo y otra vez mira el tatuaje en su dedo.
“Cada vez que se lo muestro a alguien, lo obligo a sonreír”, se jacta.
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Grecas, tribales y realismo. Frases, rostros, monstruos y, dijeran los Fabulosos Cadillacs, calaveras de diablitos. De todo se hace en Soy Feliz Studio. Mientras me pongo otra vez la camisa, Pablo echa al cesto de basura los guantes que utilizó para dibujar en mi espalda. La entrevista concluye con una pregunta directa y sencilla:
—¿Cuál es tu tatuaje favorito?
Por respuesta me muestra su dedo índice.
Sonrío. Maldita sea, se salió con la suya.
Soy Feliz Studio
¡Vete rayado!
Soy Feliz Studio
Lun-Dom
11 am a 8 pm
WA 55 6030 5026
Enrique Rebsamen 743,
Narvarte Poniente, CDMX
