Pug Seal es un novedoso concepto, “hospitality boutique” ubicado en la Ciudad de México. Cuenta con 4 propiedades de estilo único, cada una evoca varios aspectos de la cultura mexicana. Ofrece a sus huéspedes la oportunidad de experimentar el ambiente elegante de un hotel de lujo con la funcionalidad de un B&B, dando como resultado una experiencia inimitable.
La primera propiedad, inaugurada en 2014 en el bohemio barrio de Coyoacán, se está renovando para reabrir este mismo año. Las otras 3 propiedades están situadas en Polanco, el barrio más cosmopolita de la ciudad, están a poca distancia entre sí y de la vida que ofrece la zona, como: restaurantes de clase mundial, galerías, parques y tiendas de moda.
En esta ocasión tuvimos la oportunidad de hospedarnos en Pug Seal Allan Poe.
Jair me recibe en la recepción con todas las medidas sanitarias, el cubrebocas solo me permite ver sus ojos y la confianza que me transmite.
Me lleva directo al cuarto, en la terraza del hotel mientras los covers de rock convertidos al jazz suenan de fondo.
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“Tienes terraza en el cuarto pero puedes usar también la de afuera” me comenta al mismo tiempo que me ofrece tomar alguna de las bebidas colocadas en los diferentes frigobares de los lugares comunes del Hotel, incluyendo el cuarto.
Una Negra Modelo es la elegida, pues el sol y la estancia lo ameritaba.
El diseño contemporáneo de Pug Seal me hace fotografiar cada uno de sus espacios, el tapiz cubierto de insectos de tamaño colosal, me provocan sorpresa e inspiración.
Una cabeza venado de origami, con atención al detalle, me recibe sobre la cabecera de la cama king size, me recuesto sin saber qué hacer, salir a la terraza de la habitación a escuchar música mientras leo o meterme a la tina, aparentemente de fibra de vidrio con la que siempre he soñado.
La segunda es la opción, mientras escucho a Portishead acompañado de un vaso de Gin Tonic.
“¿Quieres acompañarnos a la experiencia en la otra sede de Pug Seal?”.
Se lee en la pantalla de mi celular, es Jair a quien contundentemente le digo que sí,
Salgo sin premura, me visto para la ocasión y me dirijo a Pug Seal Entertainment Anatole France a tan solo 10 minutos de Allan Poe.
No sé lo que me espera, el ambiente huele a incienso, me reciben con otra Negra Modelo en la sala de espera, predominante con colores tintos, gamuzas y porcelana.
Una piedra prismática se convierte en nuestra aliada, un chocolate con cardamomo y una corazón con válvulas y ventrículas formado con luces se encuentra sobre nosotros, no puedo evitar verlo a través de la piedra.
La voz del guía nos lleva por la obscuridad hasta que nos explica un nuevo visual.
Paneles de colores, la luz a través del agua y los sonidos inmersivos nos transportan a otro mundo, el mismo que nos hace olvidar los problemas cotidianos.
Luego de una hora de recorrido es momento de volver a mi habitación. Ansiaba llegar a la cómoda cama y a la calma del Hotel luego de un viaje relajante.
Dejé la cortina traslúcida para despertarme con los primeros rayos del sol y así fue. Claudia López me da la bienvenida a la cámara de masaje, misma que abrieron hace unos meses, me pregunta detalles sobre mis exigencias en cuanto al masaje, no necesité darle mucha información, ella sabía lo que hacía y apuntó hacia cada una de mis extremidades.
Su voz, sus manos y el aroma del aceite estaban logrando su cometido que después de una hora, no quería que terminara.
Volví a la habitación y el desayuno ya me estaba esperando, unos molletes, acompañados de unos chilaquiles y jugo de naranja me recibían a la luz del día frente a la cama.
Los ingredientes se hacen notar, no son cualquier desayuno y las hierbas finas hacen un festín en mi paladar.
Tomo un último baño, de nuevo en la tina, y me preparo para salir.
Sin duda haciendo oda a la frase de Edgar Allan Poe: “Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan solo de noche”.
“Te esperamos pronto” me dice Jair mientras se despide y yo ansío el momento de volver a ese lugar mágico en Polanco.