Madero: Un corredor turístico imperdible en CDMX
Vibrante epicentro de vida, historia y comercio, su belleza radica entre el ruido y tumulto que forma parte de su estética urbana.
El caos de Monsivais
El corredor que abarca 700 metros desde Eje Central hasta su desembocadura en el Zócalo Capitalino, es un termómetro de la sobrepoblación de la Ciudad de México.
Misma que Carlos Monsivais describió como su caos, no obstante Madero cuenta con un sin fin de sucesos históricos en medio del pasaje mayormente lleno de comercios.
Fue la segunda calle en ser trazada en la capital por el español Alonso García Bravo años después de la caída de Tenochtitlán, ya que la primera, fue la que conocemos como Tacuba.
Ha cambiado de nombre con el ritmo de la historia, siendo el primero ‘la Calle de San Francisco’, debido al convento Franciscano que se erigió con el mismo nombre.
De inigualable grandeza y tamaño de 30 mil metros que tenía, hoy solo es un reducto de ello, tras las leyes de Reforma.
Pero la iglesia que se ubica a un costado de la torre Latinoamericana sigue conservando pinturas y una estructura imponente en su interior.
En cada rincón de Madero, se teje el misterio de amores, que solo la calle conoce, así la música del organillero suena con las notas pícaras que bailan cada melodía.
Pasiones secretas
El maestro callejero esconde secretos que solo la música atrevida revela y remonta a las pasiones que se esconden.
Mismas que nos llevan al templo de San Felipe Neri, antes la Profesa, que alberga en su interior el rostro de una mujer con inigualable belleza.
Se piensa que Manuel Tolsa esculpió a la virgen de la Profesa, inspirándose en ella. Se trata de María Ignacia Rodríguez de Velasco de Osorio Barba y Bello Pereyra “La GüeraRodríguez”, mujer poco conocida que enamoró a virreyes e insurgentes.
Además fue una benefactora de la independencia que apoyó a Hidalgo, Allende y Morelos; la inteligencia y su carácter fue algo que la hizo destacar como una mujer popular entre la aristocracia novohispana.
Asimismo, existen otras historias que nos llevan al Palacio de Cultura Citibanamex, mismo que construyó el conde de San Mateo de Valparaíso para su hija, quien se casó con el Marqués de Moncada y de ahí adquirió su primer nombre, el Palacio de Moncada, después Iturbide habitó un tiempo el lugar y se le conoció como el Palacio de Iturbide.
Y como olvidar el balcón de los celos, aquel que se ubica en la esquina de Madero y Bolivar. Esta casona perteneció al acaudalado minero Don José de la Borda, pero lo curioso de ese enorme balcón, es la finalidad para la cual fue construido.
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Ya que se erigió con el objetivo de que la esposa del adinerado personaje, no dejara la casa, porque era muy celoso, sirviéndole a ella para pasear y convirtiendo su hogar probablemente en una celda llena de lujos a la vista de terceros.
En la esquina entre Madero e Isabel la Católica yacen varios puntos de interés además de la iglesia de la Profesa, pues donde hoy se encuentra una tienda de Zara, y cuya fachada llama la atención, antes era el café de La Concordia.
Además de que también se encuentra el museo del Estanquillo, donde uno puede ver parte de la historia de uno de los cronistas más famosos de México, Carlos Monsivais.
Pero fue conocido antes como La Esmeralda, ya que a finales del s. XIX albergó una de las joyerías más lujosas del país: La Esmeralda Hauser-Zivy y Compañía.
Otro de los nombres que esconde la avenida, fue Plateros, esto se debió a que en 1580, el Virrey Enríquez ordenó que los orfebres que trabajan la plata, estableciéndose en esta calle; hasta hoy en día aún se cuenta con un Centro Joyero casi llegando al Zócalo capitalino.
No obstante, el último nombre por el cual se le conoce a esta avenida, hoy se cuenta en la esquina entre Madero e Isabel la Católica con una estatua de Francisco Villa, aquel personaje revolucionario que colgó la placa con el nombre de Francisco I. Madero.
El suceso tuvo lugar el 8 de diciembre de 1914, ya que Villa entregó a la ciudad junto con Emiliano Zapata y subió una escalera para quitar el nombre de Plateros y cambiarlo con un letrero de bronce con el nombre del ex presidente mexicano.
Asimismo la avenida peatonal desde el 2010, siempre caracterizada por el constante paso de la gente, también fue testigo de grandes desfiles.
Ya que al finalizar la guerra de Independencia, el 27 de septiembre de 1821 el Ejército Trigarante ingresó por la calle encabezado por Agustín de Iturbide con dirección a la Plaza Mayor.
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Así como Benito Juárez desfilaría en 1867 tras su triunfo contra el imperio de Maximiliano, y en junio de 1911 Madero pasaría por la calle de Plateros, tras derrocar a Porfirio Díaz.
Entre rostros y edificios, esta calle esconde un sin fin de historias que ansían por ser descubiertas, aunque muchas veces no estén a primera vista de aquellos que la visitan.
