El mundo parece girar en distintas direcciones cada vez más radicales y vertiginosas, llevándonos a tendencias que hace unos años jamás nos hubiéramos imaginado: Las etiquetas se están borrando, la ropa cada vez es más genderless, los géneros brillan en actividades que hace un siglo hubiera imposible su participación en ellas, sin embargo aún nos queda mucho camino por recorrer y She Can Ride busca hacerlo en dos ruedas.
Ceci Pavía: la perfecta combinación de arte y velocidad
En pleno siglo XXI, vemos cómo gran parte de los aplausos y reflectores, se los llevan aquellos hombres que se atreven a romper con los estereotipos: los chefs, los bailarines de ballet, patinadores de hielo, etcétera.
De acuerdo con el estudio Global Sports Salaries Survey, publicado en 2017, el sueldo promedio mensual de las jugadoras de soccer en México es de 3 mil 420 pesos, apenas el 0.63% de lo que ganan los hombres. En la Liga MX varonil, el sueldo mensual promedio de un jugador ronda los 540 mil 456.50 pesos, y los que menos ganan perciben como mínimo 25 mil pesos mensuales.
Parece ser que las mujeres que desafían el estereotipo laboral, no llaman tanto la atención como un hombre haciendo lo mismo.
En un México, donde todavía vemos como algo fuera de lo común a una niña haciendo deportes extremos, siendo más dinámica y enérgica, Claudia Ovalle, fundadora del proyecto “She Can Ride”, donde se empodera a las mujeres a través del motociclismo, estuvo expuesta a comentarios que la catalogaban como “muy ruda”, por practicar artes marciales, jiujitsu, kick boxing, andar en moto, etcétera. Siempre escuchó con curiosidad esos comentarios, reflexionando sobre si le harían esas mismas aseveraciones y cuestionamientos si ella fuera hombre —mi cerebro reproduce de fondo “The Man” de Taylor Swift en cuanto Ovalle me confiesa esto.
Claudia Ovalle tiene 28 años, maneja una BMW F800 GS, su primera salida a carretera fue en Bali, Indonesia, en un scooter 150 cc, mientras que su viaje más largo en motocicleta fue a San Antonio, Texas, desde la Ciudad de México. Tiene 8 meses haciendo off road, hizo 1 Rally doble propósito este año y va por el segundo Rally Bola de Goma Sierra Gorda a finales de marzo.
A través de la ayuda y la conexión generada con el proyecto y destinada a tantas mujeres, Claudia siente que vive en todas ellas, pues esa energía intercambiada es la retribución se dan mutuamente: Trascender es el verdadero regalo de She Can Ride.
Poligamia y bondage; el erótico origen de la Mujer Maravilla
Nació en mayo del 2019 y desde entonces no ha parado: Al ser comunidad y movimiento, hay mujeres de varios países que son miembros, abarcando Italia, Portugal, Canadá, India, España, Estados Unidos, Singapúr, Ecuador, Colombia, Guatemala, etc. De eso no hay números oficiales pues son chicas que las etiquetan en redes sociales, convirtiéndolas en parte de la comunidad internacional. En México son más de 200 mujeres en diferentes estados de la república, pero la mayoría están en la capital.
El grupo se convirtió en un espacio seguro para todas, donde pueden decir lo que piensan sin temor a ser juzgadas por alguien; buscan consolidarse como una comunidad y movimiento mundial que siga impactando, despertando mujeres y transformando vidas, formando una ola femenil poderosa en todo el mundo, las cuales vean en la otra una aliada en vez de una competencia directa.
She can ride es un acto revolucionario en el que las mujeres son protagonistas en el motociclismo, escribiendo la historia de las ruedas desde otra perspectiva. Es un poema dedicado a todas las mujeres, independientemente de la edad que tengan, que las invita a empoderarse, las vuelve dueñas de su fuerza interna y les ayuda a desarrollar una pasión que pudo haber estado oculta por el miedo y el prejuicio.
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