Reseña de Candelabrum Metal Fest 2023: ¡Triunfó el mal!
En un comunicado fechado el 19 de octubre de 1989, la presidencia municipal de León, Guanajuato, anunciaba que nunca daría el permiso para que Black Sabbath se presentara en la misma ciudad en la que más de 30 años después se celebraría la segunda edición del Candelabrum Metal Fest, los pasados 2 y 3 de septiembre.
Entre los motivos que la autoridad anunciaba en su justificación medieval figuraban que la actuación del grupo británico de heavy metal fomentaría el consumo de drogas y la comisión de actos vandálicos. Y finalizaba enfatizando que en la ciudad jamás se celebrarían conciertos de metal “por la gran repulsa de la mayoría de los habitantes de la ciudad a este tipo de ‘conciertos’”.
Dios salve a Satán
La vida da muchas vueltas. Tantas que en 2023 antes de que cada una de las casi tres decenas de agrupaciones mexicanas, gringas y europeas saltaran al escenario del festival se proyectaba en las pantallas un promocional de la Secretaría de Turismo del Estado de Guanajuato.
Dark Tranquility: sobre Candelabrum, el retiro y la música electrónica
“Hoy ya podemos anunciar abiertamente que en el line up hay una banda tenemos a una banda llamada Satan y nadie se espanta”, dijo con humor el Kezhia Quintero, el productor general de Candelabrum Metal Fest durante la conferencia de prensa.
Inclusive el vocalista de la leyenda del thrash, Brian Ross, bromeó desde el escenario cuando escuchó a la gente repetir el nombre de su grupo.
“Oye, no podrías ir al súper mercado y empezar a gritar ‘¡Satan, Satan, Satan!’”, dijo en medio de un set que incluyó clásicos como “Into the mouth of eternity” y “Death Knell for a King”.
Los metaleros se van al Cielo
Quintero dijo también que los políticos de hoy, no conservan pensamientos vetustos y trasnochados como sus colegas ochenteros.
“Nos aman, al final les llenamos dos hoteles completos entre bandas y staff, la derrama económica es de varios millones y, además, nos dicen que los metaleros se portan muy bien”, expuso.
A unos pasos de donde el productor se encontró con los medios que hacían la cobertura, los tripulantes de una ambulancia estacionada a un costado del escenario parecían darle la razón con su notable hastío. Cruzados de brazos se mantenían a la expectativa, con el anhelo de que nada los sacara de su aburrimiento.
Y así fue, porque independientemente de los raspones que más de uno se llevó en el mosh pit, donde los aferrados al género musical presuntamente bautizado en honor a un personaje de William Burroughs, el Heavy Metal Kid, los paramédicos atendieron sólo a uno que otro pasado de copas que después de dormir la mona se marchó por su propio pie.
La carne es devil
Durante su segunda edición, Candelabrum Metal Fest, le regaló a las legiones del metal infinitos pretextos para quedar afónicas, para derretirse debajo de un sol que haría sentir en casa al diablo, para levantar la manos con la señal de los cuernos luciferinos.
Fotografías de Mayra Ortiz y Zeus López (Cortesía de Candelabrum Metal Fest)
Las mismas escenas que obligarían a persignarse a las autoridades que una vez publicaron un desplegado en un periódicos para sentirse orgullosas de su cerrazón.
Por ejemplo, cuando el guitarrista de Devil Master, John Hades, salió al escenario luciendo un corpse paint que nos recordó al Euronymous de Mayhem, o los muchos momentos en que Nisse Karlén de Sacramentum blasfemó detrás de su micrófono.
Mayhem, un Husky y un concierto en el Circo Volador
Si bien Candelabrum no es un festival de grandes despliegues de producción o técnicos, hay que aplaudirles que privilegian lo mismo que otros de muchos mayores dimensiones subestiman: el audio y la puntualidad. Pese al desperfecto en uno de los pedales del baterista de Autopsy, Chris Reifert, casi al final de su set, en general se pudo apreciar con decoro cada episodio del line up.
Annapura se sube al Candelabrum Metal Fest
Igualmente, aunque hubo dos desafortunadas cancelaciones, la de Unanimated el sábado 2 y la de Grave el domingo 3, al final se ajustaron los tiempos, se sumaron al cartel los tapatíos de Annapura, y la promesa se cumplió en su totalidad. Se agradecería que el escenario tuviera algo más de presencia y personalidad, pero la presencia de la DJ Norms Dom entre agrupación y agrupación, resultó refrescante e hizo mucho más amenos los tiempos de cambio de instrumentos.
Si algo distingue a los metaleros es la necedad. Se aferran a un sonido, el de la distorsión; una indumentaria (sus chalecos de mezclilla saturados de parches se portan con el orgullo de un uniforme marcial), y la idea de mantener viva la llama. Tal vez por esto lleva por nombre el de un candelabro.
El origen de la señal de los cuernos, el maquillaje y la palabra Heavy Metal
No fue Black Sabbath en 1983 pero el metal acabó por salirse con la suya en la segunda edición de Candelabrum Metal Fest. El caso más curioso que existe de justicia divina. ¡Triunfó el mal!
