Regina Orozco: “Sí, soy cougar”
El 13 de agosto, Regina Orozco se presentará en el Teatro Metropolitan con su espectáculo “Canciones pa’ planchar”.
Pero no sólo hablamos de eso. Platicamos de su cuenta de Tinder, de que le gusta el colágeno y de su novio 26 años menor, porque se reconoce como cougar.
Suena tan sugestivo, suena tan… ¿de qué planchado hablamos?
Del que más te convenga, del que más lisito te deje –risas-. O, no sé cómo te guste; ¿si te gusta planchar lo muy arrugadito, si te gusta echarle almidón?
Si te gusta planchar ajeno.
Exacto. O por docenas.
¿Qué canciones conforman este show?
Son canciones como si te hubieras comprado un cassette de a varo afuera del metro Chabacano en los noventas: puros hits de los finales de ochentas, noventas y más.
En español todo.
Todo en español. Si, no. Pop, pop puro, pero combinado mexicanos con españoles porque en esa época… bueno no, siempre, siempre, la música española ha estado… el pop español siempre ha estado influenciando, desde Camilo Sesto, Rocío Dúrcal, Miguel Bosé, Mecano, etcétera.
Y ahora hasta colombiano: recién saqué el primer tema, que es el de “Tú” de Shakira, ya está en las en las plataformas digitales. Están canciones de Ana Gabriel, de Juan Gabriel, Luis Miguel, Ricky Martin, Daniela Romo, Alaska y Alejandra Guzmán,
¿Cuánto tiempo dura el espectáculo?
Pues dura alrededor de dos horas. Voy a contar una historia, por supuesto.
Un hilo conductor.
El hilo conductor, una historia entre verdad y ficción donde supuestamente me encontré un diario buscando en el closet y se me cayó una caja de cereal frooti loopis y adentro está un diario con la portada de Parchís, Magneto y Menudo y digo “Ay, qué maravilla mi diario de los noventas. Ay, a ver qué tanto tengo”, y empiezo a hablar sobre una relación toxica, tóxica, tóxica que, en esa época en mi vida, efectivamente yo tenía muchas relaciones tóxicas, y bueno, todavía las sigo cargando, ahorita ya no tanto pero sí.
¿Tiene mucho de tu historia personal?
Sí, pero como adaptada al cabaret, porque tiene que ser más delirante que una vida. Aunque no sé, mi vida también ha sido muy delirante, pero tiene varias cosas. Siempre cuando escribo espectáculos saco del corazón, de mis vivencias, porque si no, no me sale. No puedo hablar y decir “¡Ay, he sido anoréxica!” pues no, nadie me la cree.
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Y bueno, entonces todo se acompaña con las canciones. Es un grupo de diez músicos, tres chavos coristas, chavos de mi edad, de nuestra edad, el coro gay de la Ciudad de México nos va a acompañar, va a estar también el Ballet México de Colores, que también son hombres que bailan como mujeres. Ya les dije, “por favor, vístanse como el video del “Livin’ la vida loca”.
¿Eres la reina vitalicia de la comunidad LGBT?
He sido coronada once veces reina gay. Y he hecho mucho trabajo, mucha labor social, mucho activismo dentro de la comunidad. O sea, he ido a pararme y a exigir y ahora, bueno, en pandemia me puse a postear porque no te queda de otra, ¿no? Pero sí he ido y he convocado prensa cuando hay una injusticia o he clausurado lugares por discriminación.
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Te escuché decir que quisieras tener un novio para viajar.
Quiero novio para viajar y para salir así, de repente; para vivir ya está muy difícil. Es que ya tengo mi espacio muy hecho.
¿Eres muy enamoradiza?
Sí, sí. Ahorita ya no tanto porque abrí Tinder y todo y así y me dicen: “¿Si eres?”, yo “Sí, sí soy.”
Antes de la pandemia, Tinder ¿eh? venga. Y conocí uno que otro. Luego conocí al hermano de una productora, con ese sí salí todo y súper chido, ¿no?
¿Y romance y todo?
Romancín leve, muy leve, y como que ya no, ya. Y luego sí salí… nada más. Fue como el único romance real de Tinder, pero no, ni para la cama.
Y, ¿cómo te fue en Tinder?
Pues no sé. Creo que ya agarré varios guapos así, guapos… pero aburridos. De repente dices ¿neta, voy a salir con esto? Voy a dormirme.
¿Qué te llama en una pareja, o en un date?
Me encanta el sentido del humor, cañón. Pero no como Polo Polo, o sea, porque también.
Que te puedes reír sabroso.
Sentido del humor similar, una cultura similar también a la mía, que le pueda decir “Oye, vamos a…” como este este pintor que diga, “Ah, ah, sí, lo conozco.” O sea que no tengas que enseñarle mucho, digo. Que huela bien. No me… físicamente, digo, te digo, he andado con un abanico de: “¿De verdad ese te gusta? Sí. ¿Y he andado con mucho chamaco? Sí, soy cougar…”.
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¿Cuál ha sido el más joven?
¡Híjole!, le he llevado 25-26 años.
¿Pero a poco no cae bien el colágeno?
Muy bien, pero si tienes que platicar y si no, nada más te vas a salir un ratito y a así, bonito.
Pero también de repente uno platica cosas bobas y de repente…
Sí, pero ya para continuar ya no tanto, ya no puede.
Puede ser que dure tres meses.
Aunque hay maravillosos, hay hombres maravillosos que dices ¡guau! Y hay muchos de nuestra edad, de esos machines que no pueden con una mujer que gane más.
¿Les molesta que seas figura pública?
Sí, he conocido varios y hay más chavos que les encanta: “¡Ay, mira!, dale una entrevista”, “Espérate”, “Dale, dale foto”, “No, no, no, no, espérame, ahorita no”. No y sí. Tuve uno fantástico, pero pues ya si duramos mucho, le llevaba 20 años, pero él me dijo “¿Sabes qué? yo sí te veo que eres mucho para mí.” Él lo entendió y sí, la verdad sí, no creo que podemos ya seguir porque yo siento que no te doy el ancho. Y me estoy esforzando y es la edad. Le dije: “tienes toda la razón, te voy a extrañar horrible”, porque nos reíamos muchísimo. Él estaba igual, con muchas ganas de aprender, miles de cosas y yo aprendía muchísimo de él también.
¿Cuándo fue la última vez que lloraste por amor o desamor?
Soy muy llorona por amor. ¡Uf, uf; qué duro! Yo creo unos tres-cuatro años.
¿De dolor? ¿De ponerte a cantar a José Alfredo?
Pues bueno, eso lo hago arriba del escenario. Sí, sí, sí, me gusta, me gusta, si me gusta sentir mucho, me gusta enamorarme; soy buena pareja, de preparar comidita y así. Si tengo una parte femenina en ese aspecto, muy padre, muy bien.
¿Qué le prepararías ahorita a un novio?
Depende de quién fuera, pero así como alguien ideal pues creo que comida tailandesa o algo muy exótico. O ir por unas grandes botellas de vino así, grandes quesos y frutas así, y estar ahí viendo las montañas.
Estás sola en el centro de la ciudad, en el centro histórico; traes 1000 pesos en la bolsa. No debes renta, no debes carro, no debes seguro. Son 1000 pesos para ti; ¿en qué los gastarías?
Yo creo que a la Pagoda. No sé, me iría a… no sé cómo se llama… la Pagoda, que es un restorán chino. Es, yo… ¡Híjole! Estoy sola ahí. Me iría a Chinatown, a la sección china. Me iría a uno de estos de segundo piso a comer comida china, me bajaría a ver chucherías chinas, me iría a comprar una lámpara a la calle de Victoria y luego me iría a la calle… no sé si esté en 5 de Mayo esta dulcería divina
¿Cómo se llama esta dulcería? ¡Ay, qué es divina! Me iría a Bellas Artes a ver una exposición, me compraría una libretita de estas de Remedios Varo… y me pondría allá en la Alameda a ver gente.
¿Qué viene después del concierto? Profesionalmente hablando.
Ah, yo creo que cambiarme de casa y disfrutar. Luego, estamos planeando una gira.
